ATOLE CON EL DEDO.

ÍNDICE POLÍTICO
FRANCISCO RODRÍGUEZ.

NÁUFRAGOS, COSMONAUTAS, PERROS.

ME QUITO EL sombrero. ¡Chapeau!, como decimos en Acaxochitlán. La televisión mexicana está a la altura de las mejores del mundo. Vaya, ¡compite con el mismísimo Hollywood!

Y con la TV hispana que hace poco produjo un show de "imbe-stigación", sobre la desaparición de un cosmonauta soviético, a quien la burocracia del Comité Central del PCUS dejara flotando en el espacio.
¡Qué fregones los teleproductores mexicanos! Hoy mismo traen a más de medio país intrigado no con el cosmonauta, sí con un trío de náufragos que, seguro, romperán todos los récord de permanencia en un océano, sin los bártulos que vienen al caso!

Descubierta ya mi cabeza en señal de respeto, empero, me asaltan muchas dudas. Y, lo peor, encuentro muchas coincidencias con una producción hollywoodense protagonizada en 1997 por De Niro, Hoffman y la bellísima Heche, llamada Wag the Dog, o "Menea al Perro", que quién sabe como hayan traducido por Acaxochitlán.
La trama: una maniobra de distracción: la invención de una guerra en Albania y la captura de un soldado estadounidense a quien hay que liberar, todo inventado, para encubrir un escándalo sexual en la Casa Blanca, a 14 días de que se celebren comicios para reelegir al Presidente. Una sátira un tanto cuanto profética. Tres años después, Clinton enfrentaría una situación igual.

Para conseguir el propósito de distraer a las audiencias, emplean a un productor de Hollywood, quien proporciona la cantidad necesaria de escenas ficticias de la guerra. Albania protesta: no hay guerra, dicen sus cancilleres. Tal, responde la "contraparte", es un triunfo de la diplomacia. Inventan entonces un argumento secundario que implicaba a un héroe militar (en realidad un violador condenado en una prisión militar) preso por los rebeldes albaneses.

¿Son eso, en Acaxochitlán, los náufragos? ¿Presos a quienes se llevó a las cercanías de una embarcación taiwanesa para que los rescataran? Hay señales médicas que apuntan a que su presencia en el Pacífico no duró nueve meses. Hubieron muerto a los 60 días.

La cantidad de minutos al aire que las televisoras le han dedicado al asunto, vuelve a éste aún más sospechoso. ¿Será acaso porque algunos de sus mejores productores participaron en la trama y ejecución de este episodio que ni Ripley se creería del todo?

Maniobra de distracción, efectivamente. Para que el mexicano promedio deje de preguntarse si hubo o no fraude electoral. Para que aquellos que están convencidos del triunfo de su candidato, continúen en lo suyo sin recibir la atención mediática que corresponde. ¿Para que el mismo día que los "náufragos" lleguen al aeropuerto de la Ciudad de México –en medio de turbamultas, cámaras y flashazos— se emita el fallo del Tribunal Electoral?

Me quitó, otra vez el sombrero. ¡Chapeau!

Lástima que aún hayamos incrédulos.

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