Nadamás para ratificar lo que en este Blog hemos sostenido desde hace rato, dénle una ojeada a esta análisis que hace Cuahutemoc Arista en la revista Proceso.
Y las encuestas hablaron.
cuauhtémoc arista/ apro
México, D.F., 2 de marzo (apro).- Esta semana, en varios medios impresos se especuló sobre lo
evidente: que los ajustes en el equipo de campaña del candidato de la Presidencia, FelipeCalderón, eran la consecuencia de una evaluación de los resultados de su campaña. Los lectores de periódicos ya sabíamos de la negativa proporción gasto/beneficio de ese cómodo tour, gracias a la mayoría de las encuestas publicadas, y sobre todo por el dato de que el panista triplica el
gasto de campaña de su archirrival en la fase temprana de la contienda.Por detalles metodológicos nos enteramos también de que incluso las encuestas en las que salía mejor librado Calderón –como la de El Universal, en la que apareció en empate técnico con López Obrador— había detalles que debieron preocupar a sus ayudantes: pese a los resultados principales, la ventaja del perredista era
abrumadora en la captación de votantes clasificados como indecisos o, mejor dicho, aquellos que no tienen un compromiso o simpatía predeterminada por un partido o candidato. Esa parcela de votantes es la más codiciada porque a ningún partido le alcanzan los votos de sus bases y sus simpatizantes para ganar la Presidencia. A ganar el sector se dedicó el más necesitado de esos sufragios, López Obrador, porque su partido está en una contracampaña permanente. Lo que
son las cosas, los partidos con mayor estructura de nivel nacional han tenido problemas para llegar a esos millones de personas que oscilan entre el desencanto y la desinformación.Pero fue en una complaciente entrevista radiofónica con Joaquín López Dóriga (Radio Fórmula, 1 de marzo), donde Calderón admitió que su campaña –en sus palabras— “se llenó de expertólogos y
politólogos”, se “acartonó” y se “confrontó con los jóvenes”, esto, dice, sin razón, porque su postura no fue correctamente difundida. Por ello se dijo dispuesto a volver con su antiguo “escuadrón” con el que ganó la elección primaria panista –el equipo que le aconsejó desechar en primera instancia el eslogan de “Valor y pasión por México” y otras lindezas—; sin embargo, no
admitió fallas propias ni de su proyecto. En el programa que siguió al noticiero de López Dóriga en la misma estación, Ciro Gómez Leyva presentó los resultados de la encuesta nacional GEA-ISA, levantada entre el 18 y el 20 de febrero. A diferencia de las cifras de hace un mes, cuando la casa de encuestas dio un empate de López Obrador y Felipe Calderón, esta vez Gómez Leyva desgranó con cierto azoro los siguientes números (porcentaje de intención de voto restando a
los indecisos): López Obrador 41%, Calderón Hinojosa 32%, Madrazo Pintado 26%.
En vista de la gran diferencia de estos resultados con los del mes anterior –impugnados de manera algo torpe por el PRD, pero que contenían elementos que fundamentaban sospechas demasiado fuertes al analizar los pormenores--, el periodista le preguntó al director de GEA-ISA las razones de la enorme variación. “Eso es lo que está pasando, la diferencia está sucediendo allá
afuera”, dijo, palabras más o menos, Ricardo de la Peña.De confirmarse ese despegue del exjefe de Gobierno del Distrito Federal, tendría mucha relevancia porque ya no caben los pretextos de que apenas comienza la campaña formal o que el nombre todavía no se conoce (en todo caso, se habría desperdiciado una enorme cantidad de dinero en spots). Aunque se publicaron al menos dos versiones periodísticas en el sentido de que otras encuestas de próxima publicación mostrarían resultados en el mismo sentido, no hay que dar por hecho nada, salvola necesidad de que las empresas encuestadoras establezcan reglas básicas de operación, sobre todo porque siempre funcionan en las indeterminadas márgenes del interés político. Otros resultados de GEA-ISA: Madrazo retrocede en el rubro de atributos, cualidades y expectativas; además, acumula un impresionante 45% de opiniones negativas. En tanto, Calderón mejoró la percepción de que podría lograr estabilidad económica (por lo que en su campaña “aérea” se ha dedicado a machacar en el tema, pero con su ya crónica falta de tino). De esa manera, otra vez mis muy admirados maestros del análisis político quedaron fuera de la jugada al advertir que López Obrador había llegado a su límite y sólo tenía la opción de conservar cuanto pudiera de las preferencias hasta el 2 de julio. Quien parece haber llegado a su límite es Calderón, a quien no le alcanzó la fortuna gastada en spots para vender a su padre y a su esposa como testigos de lo buen político que es... Pero, con todo, sigue teniendo más aceptación que su partido. Y el que no parece tener límite de caída es Madrazo, con escándalos y sin ellos.En todo caso, Calderón tendría que evaluar (con cualquiera de sus probables equipos) si será eficaz en algún momento aferrarse a la campaña paralela del presidente Fox y al tipo de liderazgo que pueden ejercer los pastores de las distintas iglesias cuando de elecciones constitucionales se trata. Quien parece estar compitiendo en comicios del siglo pasado es él, que se precia de “moderno” (palabra obsoleta si las hay) y de “joven” (cuando la dice, no se requiere un rival para desmentirlo).Da la impresión de que los “expertólogos y politólogos” de los que se rodeó Calderón lo encontraron dispuesto a utilizar sólo su propia sabiduría, congruente con un historial que no incluye cargos de gobierno. Parecería que fue difícil convencerlo del abecé del marketing político y que, cuando lo aceptó, fue mal administrado y peor operado por sus amigos y colaboradores. En la referida autocrítica en el programa de López Dóriga, declaró que incluso estaba dispuesto a subirse a un autobús para recorrer el país... Me conmovió: ¡el candidato de Presidencia en un autobús! Cuánto sacrificio por el bien del pueblo. Con razón López Obrador comenzó con esos desplantes la segunda fase de su campaña: “Sí van a tener su debate, pero que primero hagan campaña, porque ni se despeinan”.Y conste que no
defiendo a esos que el panista llamó “expertólogos” en foxtellano puro. En cierto war room me tocó ver a uno de ellos en acción. Llegó con una guapa asistente y de mala gana comenzó a desplegar gráficas de colores basadas en encuestas, identificó los rubros en los cuales el candidato había perdido terreno y recetó una campaña de televisión con un tema central: el candidato va
a ganar. Y tres subtemas: 1) el candidato es poderoso y 2) aunque es alguien surgido del pueblo, 3) te va a llevar el carajo si no votas por él. Magia pura.Los números de la encuesta GEA-ISA implican otra mala noticia para el gobierno de Fox, el PAN y el PRI: la distancia entre la intención de voto de Andrés Manuel López Obrador y la del PRD es de 15%. Se ha cerrado respecto de la
inicial, que era en proporción de 2 a 1, y se espera que continúe esa tendencia aunque finalmente el partido no iguale al candidato de la coalición por razones casi naturales. Eso implicaría, por una parte, que los ataques dirigidos al PRD no afectarán demasiado a López Obrador, que conservará un margen de maniobra suficiente –en esta circunstancia especial— para revertir la mayor parte del juego sucio, y por otro lado que un PRD acogido al “autoritarismo” de su candidato puede aspirar a una mayor cantidad de escaños y curules en el Congreso.Más allá de los números, lo que sorprende es la alta capacidad de los políticos para no advertir lo que flota en el ambiente. Ni siquiera se dan tiempo para estudiar los puntos débiles de sus adversarios, tarea que va más
allá de encontrar ridículas todas sus opiniones y vulgar su estilo de vida. Es más, ni siquiera se percatan de que algo significa que los más radicales adversarios del candidato de la coalición Por el Bien de Todos repitan después de todos sus ataques: “Y todavía no llegan al poder, imagínese cuando lo hagan”. Incluso el presidente Fox ya le heredó una economía estable a la oposición, para ver “si así como ronca, duerme”... Por lo pronto, el candidato líder enfrenta el reto de rescatar votos en el Estado de México, la mina electoral más rica del país. Al parecer, priistas y panistas saben ya que no logrará mucho. Habrá que verlo y guardar datos para el análisis, porque faltan meses para la elección presidencial.
Y nadamás para remachar, hoy la encuestadora Covarrubias muestra unos resultados apabullantes, según la metodología empleada, hay una parte en donde el PEJE les gana todas las preferencias, siendo la calificación mas baja ¿en que creen?, en cultura, o sea que el PEJE "es inculto", yo creo que la gente se va con la finta por su manera de hablar, pero por ejemplo nadamás en historia de México no hay quien le gane. Yo mas bien creo que incultos, incultos son los que están ahorita como candomas, pero esa es otra historia.
Por eso todo México va a votar por AMLO y la mayoría perredista en el Congreso.