"¿Nos parece hallar, no sé qué vagas y melancólicas similitudes, entre el declinar de la grandeza romana, y el actual momento histórico de nuestros pueblos americanos, marchando bajo el yugo de los amos nacionales, hacia el yugo de los amos extranjeros?¿No los veis marchar en el crepúsculo dictatorial, ebrios de una esclavitud tumultuosa, hacia la noche real de la Conquista, que los espera con la espantosa voracidad de unas fauces insaciables? ¿No los veis bajo el cetro de Decios, Maximinos y Honorios, más o menos despreciables, caminar hacia los bárbaros, los espantosos bárbaros del norte, que los esperan para degollarlos?". Cuando ya el último caudillo intelectual del Partido Acción Nacional (PAN), el difunto Carlos Castillo Peraza, mentor doctrinario del presidente Felipe Calderón Hinojosa, proclamaba "la victoria cultural" de su partido -el que marcó su fundación con la caballeresca y romántica arenga: "¡Arriba corazones!"-, los arribistas que tomaron por asalto esa formación política para dar iniciada la etapa del "neopanismo", tuvieron la ocurrencia de autobautizarse como Los bárbaros del norte. ¿De dónde les vino esa degradada y degradante gracejada a quienes, desde la conjura de febrero 1982, en Ciudad Juárez, Chihuahua, se apoderaron del control del tercer partido más antiguo de la historia de México, después del Partido Comunista Mexicano (PCM) y del Partido Nacional Revolucionario (PRM-PRI), hasta encumbrarlo, por interpósita persona, en la Presidencia de la República? Contiguo a las tendencias doctrinarias del PAN originario, estuvo José Vasconcelos, a quien se le atribuye la autoría del lema maderista "Sufragio Efectivo No Reelección", que hoy mismo se repite con el segundo concepto modificado: "No imposición". En su frustrante campaña presidencial de 1929, postulado por el Partido Nacional Antirreeleccionista, cuéntase que, al iniciar su recorrido proselitista por el norte, culto como era, una de las primeras expresiones del ilustre oaxaqueño fue: "Estamos entrando al reino de la barbarie". Pero la brutalmente elocuente oración con la que iniciamos esta entrega, no corresponde a Vasconcelos, que de vitriolo no era escaso. Lo suscribió, va a hacer un siglo, el periodista y escritor colombiano, energúmeno por antonomasia -una de sus obras más solicitadas es Flor de fango-, José María Vargas Vila. Se dolía Vargas Vila -admirador entonces de la Revolución Mexicana, razón de más para no confundirlo con Vargas Llosa- de la suerte de los pueblos latinoamericanos, arrastrados por sus tiranos al vasallaje hacia los Estados Unidos, al dominio de "los espantosos bárbaros del norte". Nuestros desarmados ejércitos de emigrantes parecen ser la representación de esa cruda estampa. ALBERT EINSTEIN En el inicio del nuevo milenio, son ejemplares los gobiernos que, al sur del río Bravo, luchan por romper esas cadenas. Únicamente los gobernantes mexicanos de las últimas dos décadas, no sólo han lamido el yugo estadunidense, sino que se han esforzado por uncirlo con mayor apretura. En esa deshonrosa y humillante tesitura, la gran cuestión es la capacidad de resistencia, o la voluntad del presidente Calderón Hinojosa para desandar la ruta entreguista recorrida por Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, y su inmediato antecesor y correligionario, Vicente Fox Quesada; éste, acaso lubricado no sólo por su identidad filoempresarial, sino por su dudosa nacionalidad. Primer atisbo de ruptura Considerado por sus más pugnaces adversarios como usurpador o, en el mejor de los casos, como Presidente a medias, lo que preocupa es saber si, como Fox, Calderón Hinojosa quiere ser un Presidente mediático o, dicho con mayor propiedad, un "Presidente virtual". Esto es, el que cree que, sólo por aparecer en las pantallas, existe, como diría la de "las faldas del cambio". La estrategia propagandística, desencadenada a todo vapor desde Los Pinos al través de los medios electrónicos, parece orientarse en ese sentido. Sin embargo, hay que reconocerle que haber rectificado la burla foxiana del "águila mocha", restituyendo la majestad del escudo nacional, no es una mala señal, aun si tratara sólo de un arrebato efectista. Más sustancia tienen, como signo de ruptura con su antecesor, los 90 minutos que el 6 de diciembre ocupó Calderón Hinojosa en su visita al municipio de Tlacoachistlahuaca, en la Costa Chica de Guerrero. Desde esta comunidad indígena gobernada por el PAN, inscrita en el desgarrado mapa de la miseria mexicana, el ilustre visitante soltó de su ronco pecho: "Más allá de colores y partidos, hay un solo México que está hundido en la pobreza y la marginación y reclama a los políticos que nos pongamos a trabajar... (porque) la mitad de la población vive en condiciones de pobreza". En sólo doce palabras, dichas en menos de diez segundos, Calderón Hinojosa fulminó el México maravilloso que, con el nombre de Foxilandia y su adicción a la mercadotecnia mentirosa, trató de vender a los mexicanos el mandatario saliente. Peor veredicto no puede hacerse del clasista "gobierno de los empresarios, por los empresarios y para los empresarios", que Fox propuso a los inversionistas, sobre todo extranjeros, para hacer buenos negocios a costa de la exclusión de la mayoría de los compatriotas: Por lo menos "la mitad de la población", según puntualizó el ahora orador número uno del país. Realidad mata fantasías. DON MANUEL GÓMEZ MORIN No obstante, no nos apresuremos a destapar la primera botella de tequila, si es Fox, menos. Doce horas antes de que el flamante Presidente se acercara al drama de la primera de las comunidades indias visitadas, la foxista comisionada nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, Xóchitl Gálvez, antes de ser despedida, anunció su renuncia, "en protesta, pretextó, porque en el Presupuesto de Egresos de la Federación para 2007, se determina un recorte de dos mil 500 millones de pesos a la partida destinada a mitigar la pobreza y la marginación de quienes constituyen el eslabón más débil de aquél "un solo México", del que habló ante el infelizaje el jefe del Poder Ejecutivo federal. El gobierno de los corruptos Gobierno para los empresarios, proclamó cachazudamente Vicente Fox Quesada. Menos de 48 horas después del discurso calderoniano ante los indígenas, el nuevo secretario de Hacienda y Crédito Público, Agustín Carstens Carstens compareció ante comisiones de la Cámara de Diputados, para responder a cuestionamientos sobre el paquete económico para 2007. Uno de los datos más indignantes que el esférico funcionario reveló, es el de que a la quiebra del erario público concurre un faltante de 550 mil millones de pesos (55 mil millones de dólares, para ponerlo a tono con la jerga del ex directivo del Fondo Monetario Internacional/FMI), constituido por "créditos fiscales", uso eufemístico para no decirles por su verdadero nombre: evasión, fraguada por unos dos millones 200 mil "contribuyentes" que, desde luego no están en el factor trabajo, puesto bajo la implacable ley del hierro en el rubro de "causantes cautivos". Mientras que el ecuánime don Agustín -ahora los medios electrónicos le llaman responsable de "las finanzas", no de la política hacendaria- se careaba con los diputados de las comisiones de Hacienda y Crédito Público y de Presupuesto y Cuenta Pública, se nos hacía llegar desde Bruselas, Bélgica, el último reporte de Transparencia Internacional (TI) sobre la calidad de más de 60 gobiernos, según su disposición para combatir la corrupción. El informe de TI, denominado Barómetro Global de la Corrupción 2006 (último del sexenio de Fox), evalúa al gobierno de México -en sitio similar a los de Argentina, Bolivia, Panamá y Perú, entre los latinoamericanos-, con extensión a los poderes Legislativo y Judicial, y señala que la percepción de los mexicanos, es que "la administración pública no está obrando con eficacia para combatir la corrupción. Muy al contrario, consideran que forma parte del problema, al crear una dinámica que facilita la corrupción". Entre los indicadores aplicados para procesar sus resultados, TI reporta que 71 por ciento de los encuestados mexicanos califica de ineficaz la acción del gobierno contra la corrupción, 43 por ciento cree que el gobierno la alienta y 28 por ciento confiesa que por lo menos en alguna ocasión ha pagado sobornos. Los sectores más recurrentes en la evaluación sobre esas transgresiones, son servicios médicos, judicial y hacendario. Acaso en éste último sector se inscriba el monstruoso déficit que el titular de Hacienda y Crédito Público ha reconocido ante los diputados, y amenazado con lanzar a remisos y evasores al Buró de Crédito en 2008, si una graciosa amnistía no los convence de que "lo que es parejo no es chipotudo". Recuérdese que, en este mismo espacio, hace apenas unos meses, hemos consignado la denuncia tartufiana del empresariado, que fue aliado del foxiato, en el sentido de que la corrupción les cuesta a los mexicanos unos 13 mil millones de dólares anuales. No estorba decir que, el asunto de la corrupción, no es privativo de los gobiernos tercermundistas. En la tabla están, con calificación negativa, los de los Estados Unidos y la Gran Bretaña, recomendados por los de la democracia sin adjetivos (léase Enrique Krauze), como los modelos de importación para insertarnos en el Primer Mundo. En ese depredador capítulo, ya lo estamos. Transparencia Internacional incluye, entre los espectros analizados, los parlamentos o, en su caso, los congresos legislativos. Días antes, la Auditoría Superior de la Federación sacó a balcón a 130 diputados mexicanos a la LIX y LX Legislatura que se negaron a hacer su declaración patrimonial. Entre los remisos al cumplimiento de esa norma ética, de la nueva Cámara de Diputados está, nada menos, pero nada más, el presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, el panista Raúl Alejandro Padilla Orozco, ¿por qué? La misma gata, pero sin revolcar La inauguración del calderonato como implantación virtual, vale acotarlo, no parece -dada sus diferencias escénicas con el de las botas, que, de viriles, terminaron charoladas y sin tacón, y de la enorme hebilla metálica a la cintura, únicos atributos que le merecieron alguna vez el título de "símbolo sexual" de alguna revista "del corazón"-, cosa de necesidad o frivolidad personal. Es una divisa como sistema, y del sistema. El "nuevo" y revuelto Congreso de la Unión, con primera minoría panista en ambas cámaras (206 diputados, 52 senadores), no rompió el continuismo mercadotécnico para tratar de acreditar su pobre y desprestigiada imagen, según confirma el reporte de 2006 de TI: Los comerciales de la Cámara de Diputados hablan, en la voz de los coordinadores de las fracciones convertidas en facciones, de que sus integrantes están "a favor de México". Los del Senado, mantienen la monserga aquella de que "damos resultados". Es el caso que, los "legisladores" de ambas cámaras que no legislan, y que pasaron de la curul al escaño o del escaño a la curul, dejaron, en la legislatura saliente, casi 900 iniciativas sin dictaminar o, dictaminadas por comisiones, sin llevar al pleno. ¿Quién puede creer en sus engañosos spots? RAÚL PADILLA OROZCO Sólo para ilustrar la desvergüenza, el lector puede examinar el siguiente dato: metida en la trifulca sin solución de continuidad, desde la segunda quincena de noviembre la Cámara de Diputados, -la facultada constitucionalmente para aprobar el gasto federal- se autoadjudicó para 2007 cuatro mil 740 millones de pesos, casi 400 millones de pesos más que en 2006. El argumento panista, dicho en voz de Abel Cuevas Melo: "Tiene qué ver, incluso, con los servicios sanitarios y... mantenimiento de fachadas". Peor desfachatez no puede haber. ¿De cuántas letrinas podrían disponer las comunidades rurales o las colonias precaristas, para no defecar al aire libre, con 400 millones de pesos? El Poder Judicial de la Federación -en cuya estructura está el cuestionado Tribunal Electoral- exige para su presupuesto de 2007 un incremento de casi cinco mil millones de pesos. En 2006, se le dotó de su propio canal televisivo, cuya rúbrica es el "poder de la transparencia". ¿De la transparencia fiduciaria? Vale la pregunta porque, como piedra de escándalo, este año fue cuestionada la decisión de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de escamotearle a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público los saldos del subejercicios presupuestales, presuntamente aplicados de manera discrecional a fideicomisos para pensiones y otras exquisitas prestaciones a esos funcionarios que se despachan sueldos superiores a los de los secretarios encargados de despacho del Poder Ejecutivo. Canal "Poder de la transparencia" ¿Y todo para qué? No es una vez la que el presidente de la Corte, Mariano Azuela Güitrón, ha convertido en privadas sesiones anunciadas como públicas, pero, en las televisadas -"vanidad de vanidades, todo es vanidad"- el público puede darse cuenta de cómo se divierte el ministro presidente aún en la votaciones para los asuntos más graves, chanseándose con sus homólogos. Ahí está la sesión plenaria del 7 de diciembre. Por cierto, en estos días, los ministros tienen que renovar a su presidente.¡Ojo! Se ha apuntado como candidato el llamado "ministro de la derecha", -como si Azuela Güitrón no lo fuera-, el del poco transparente expediente panista, Sergio Aguirre Anguiano. Que los tres poderes de la des-Unión pretendan revertir su atrofiada imagen a golpes de propaganda electrónica, no es, salvo excepciones, asunto de individualidades. Son producto y agentes de sistema y del sistema, que los hace rehenes del poder fáctico del duopolio televisivo que, como a las fugaces "estrellas" de la farándula, los somete a la explicita advertencia de que, si quieren fama y "respetabilidad", han de repetir sus libretos. LUIS CARLOS UGALDE A esa compulsión rapaz -no podía ser de otra manera: "¡Atáscate, Matías, que de esto no hay todos los días!"- no quiso escapar el doctor en astrología por la academia de Walter Mercado y consejero presidente del Instituto Federal Electoral, Luis Carlos Ugalde, quien ha demandado a los diputados se le asigne "para comicios federales" en 2007, la bonita cantidad de cuatro mil once millones de pesos, casi el doble de lo que se le quita al Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Tiempos Modernos Albert Einstein, el descubridor de la Teoría Especial de la Relatividad, "vivió para ver que el relativismo moral, a su juicio una enfermedad, se convertía en una pandemia social. Marx, Freud, Einstein, los tres formularon el mismo mensaje durante la década de 1920: el mundo no era lo que parecía. Los sentidos, cuyas percepciones empíricas plasmaban nuestras ideas del tiempo y la distancia, del bien y del mal, del derecho y la justicia, y la naturaleza del comportamiento, del hombre en sociedad no merecían confianza. "Es una regla común que los hombres son excesivamente implacables y crueles, por regla general no como consecuencia de la maldad confirmada, sino como secuela de la virtud ultrajada. Y esta observación es mucho más aplicable todavía a los estados constituidos legalmente, que poseen toda la aparente autoridad moral de los parlamentos y los congresos y los tribunales de justicia. La capacidad de destrucción del individuo, por perverso que sea, es reducida: La del Estado, por bien intencionada que sea, resulta casi ilimitada. Si se expande el Estado, esa capacidad destructiva inevitablemente también crece pari passu. La historia demuestra dolorosamente que la virtud colectiva es mucho más ingobernable que la persecución individual de la venganza". (Paul Johnson: Tiempos modernos.) No hemos escuchado aún discurso definitorio de la personalidad del nuevo secretario de la Defensa Nacional. Desde San Salvador Atenco, Lázaro Cárdenas y Oaxaca, hasta su más reciente comparecencia ante el Senado de la República para lograr su ratificación, sí hemos escuchado, en cambio, al nuevo procurador general de la República, Eduardo Medina Mora, asestar su argumento sobre el monopolio de la violencia institucional y amenazar con "toda la fuerza del Estado" a los transgresores de la ley, si su móvil son las causas sociales; amenaza que, como director del Centro de Información para la Seguridad Nacional (Cisen) y secretario federal de Seguridad Pública, no lo vimos cumplir contra el crimen organizado, que hace correr ríos de sangre y cabezas humanas, como si la vida de la nación fuera una alegre pozolada. Siempre repetiremos que los padres fundadores del Partido Acción Nacional, -cuyo catalizador, don Manuel Gómez Morín, se horrorizó ante al cruel espectáculo de la vida pública mexicana, que describió como bárbara expresión de escatología-, se pronunciaron por la opción humanista de la política, de cara al cerril y criminal comportamiento de "la familia revolucionaria". De esa generación, la de la brega de eternidad, fue el padre del Presidente designado, don Luis Calderón Vega. Parafraseando el corrido: "Si a tu padre no respetas, ¿qué me puedo yo esperar?". |