Vale la pena leer esta columna de Ciro Gómez Leyva sobre el miedo que está mostrando la clase media-alta y la clase alta hacia el peje--y que desde luego va a seguir promoviendo el PRIAN. Chequen:
El tsunami amarillo.
Ciro Gómez Leyva
3/15/2006
Lo escucho en los restaurantes, las reuniones, el club, las tiendas, la peluquería. En voz de los vecinos, de los amigos y de los padres de los amigos de mis hijos. En la familia. En Coyoacán, San Ángel, Polanco, la Del Valle. Es un resignado común denominador que, a cien días de las elecciones, parece que ya se dio por vencido. “Ni modo, nos va a tocar vivir el tsunami amarillo”, me dijo la semana pasada un compañero de baño razonablemente bien informado. “Los tsunamis arrasan con todo. Pero, ni hablar, nos tocará sobrevivir seis años al Peje y a los perredistas. No nos va a quedar de otra.”
La clase media y media alta antilopezobradorista de la capital parece estar a punto de tirar la toalla, si no es que ya la tiró. Al comenzar el año confiaban que Felipe Calderón mantendría el paso veloz y los salvaría de la pesadilla. Pero es gente que no se engaña y sabe que el panista no ha crecido, que dilapidó semanas de oro y que la ventaja de López Obrador, intimidante de por sí, tenderá a hacerse más grande.
Ya no les importa si hay debate o no. Ya no hablan de la iniciativa privada en Pemex. Ni siquiera de los segundos pisos, porque para ellos el “tsunami amarillo” descansa a la vuelta de la esquina.
Les pregunto qué es lo que tanto temen. Rara vez responden con un argumento sobre algo que pudiera añadir riesgo a su bienestar presente y futuro.
Tampoco exponen razones de estatus, miedo a que los gobierne un desarrapado que machaca “primero los pobres”. Simplemente le tienen fobia al personaje. No encuentran nada atractivo en él. Lo desprecian. Por “populista”, por Bejarano, por Nico, por haberse burlado de ellos en la marcha contra la inseguridad, “porque va a convertir a México en Venezuela”, “porque se va a querer reelegir”, “porque es vengativo”, “por naco”.
El antipejismo de las clases medias del DF, creo, es más un juicio moral que otra cosa. Tiene que ver, hoy más que nunca, con las emociones y la imaginación que con los argumentos y las realidades. Más con la piel que con el cerebro.
“Como todos los tsunamis, el tsunami amarillo va a dejar todo tirado, todo sucio”, concluyó el amigo del baño. “Ya lo levantaremos dentro de seis años. Pero mientras, hay que agarrarse fuerte. No nos va a quedar de otra.”
El propósito del miedo--y esto los terroristas, sean de Al-Qaeda o de la administración de George Bush lo saben muy bien--es cerrar en la gente la capacidad de raciocinio. Lleva como intención específica el provocar en la gente que deje de usar el cerebro y se deje llevar por sus emociones. Le apuesta a que la gente cierre los ojos y se deje llevar por la psicosis y por lo que el que infunde el terror les ofrece como salvavidas aunque nisiquiera se estén ahogando.
Es, en otras palabras, un método de lavado de cerebro de unos cuantos para tratar de que las mayorías hagan lo que más le convenga a sus intereses.
El error que comete el PRIAN al valerse en el miedo, es el mismo error que cometió Bush con sus alertas amarillas, naranjas y rojas: a lo mejor funciona al principio, pero después de gritar "¡Ahi viene el lobo! ¡Ahi viene el lobo!" una y otra vez, la gente se da cuenta de que le tomaron el pelo y no vuelve a hacer caso. Al principio de los ataques a Nueva York y la ola de terror de estado que infundió Bush, su popularidad estaba por los cielos. 5 años más tarde regresa nuevamente a la baja popularidad que tenía luego de haber hecho fraude electoral para ganar la presidencia en el 2000.
Supongo que en el PRIAN deben de creer que infundir miedo les va a resultar al principio, pero que eso es lo que importa por que de lo que se trata es de llegar al 2 de Julio y luego que la gente se chingue cuando se quiten la máscara--como pasó con Fox. Pero lo que el PRIAN no ha calculado es que esto del voto del miedo se viene usando desde el 97 contra el PRD. Primero contra Cuauhtémoc Cárdenas, luego contra el Peje en Tabasco; luego contra el peje en el DF. Ahora contra el peje en las elecciones presidenciales.
¿Y qué pasa? Pues que la gente ya se sabe la jugada y ahora ya no pelan al PRIAN.
Los únicos que son suceptibles a esta campaña de miedo son los propios PRIANistas. Tal vez uno que otro indeciso. La bronca es que como tanto Madrazo y fecal están usando la táctica del miedo, los indecisos van a acabar por decir "tan malo el giro como el colorado" y se van a ir al abstencionismo.
No obstante, no está por demás divulgar de que esta estrategia del miedo es el truco mas viejo del estuche de mañas y trácalas del PRIAN. Así que la tarea que les dejo a los lectores del blog es hacer posters, powerpoints, y volantes sobre este tema para empezar a concientizar a la gente de que si los están tratando de atemorizar es por que les quieren ver la cara.
Una razón más para votar por el peje en el 2006.