Armando García Medina manda el siguiente e-mail:
Jaime Sanchez Sussarrey en el Reforma
Si hay un plumífero y a veces en t.v. "analista" político que trasluce por todos sus poros un antipejismo recalcitrante es este guey que escribe en el Reforma (Sánchez Susarrey). Hoy en su columna hace un diagnóstico bastante fiel de la situación en que se encuentra la campaña de FeCal. Se trasluce incluso casi como el asesor que le grita a su gallo "¡Hey! pendejos, así no, la cosa es de esta manera."
Pero el hecho es que, ya para que un reaccionario ultraderechista como éste
se anime a publicar en el Reforma la realidad que vive la campaña de su gallo, es que realmente están angustiados los mafiosos que lo apoyan y piden a gritos que hay que usar otras técnicas (no se cuales) lo que hagan o dejen de hacer ¡ya valió!
Este artículo de Sanchez da pie también para invalidar la pinche encuesta amañada de GEA ISA de ayer donde dicen que Fecal va empatado con el Peje.
En fín, hay te lo dejo por si quieres argumentar algo en tu blog.
Saludos.
Armando García Medina.
La columna a la que se refiere Armando es la siguiente:
Jaime Sánchez Susarrey
Entrampado
Felipe Calderón perdió el impulso que le había dado la victoria sobre Santiago Creel, pero además parece haber perdido el ritmo. Su campaña no avanza como se esperaba. Es cierto que estamos apenas en el inicio. La tregua del IFE terminó el 18 de enero. Han pasado, en consecuencia, sólo dos semanas. Sin embargo es algo que se respira en el ambiente. A finales de diciembre, el joven candidato de Acción Nacional se había convertido en una alternativa frente a López Obrador. La percepción de que "el Peje" era invencible se modificó. Ahora, las aguas han vuelto al nivel anterior. El arranque del "hijo desobediente" no tiene brío y su campaña se está desdibujando entre las otras campañas. Y eso es lo peor que le puede pasar al candidato del PAN.
Calderón y su equipo trazaron su estrategia a partir de un hecho real: el candidato de Acción Nacional es menos conocido que Roberto Madrazo y que López Obrador. Su prioridad entonces, piensan, es darse a conocer y presentar su propuesta de gobierno. Debe hacerlo sin concentrarse en el ataque a sus contendientes, siendo positivo y claro. Una vez cumplida esta meta, o etapa, vendrá otra en la que se confrontará con ellos, en particular con López Obrador que es el enemigo a vencer. Porque para todos es evidente, y ahí no le falta razón al equipo de Calderón, que el candidato que vaya en tercer lugar a finales de abril tenderá a quedar rezagado.
¿Dónde está el error de esta estrategia? Está, como Dios, en todas partes, es decir, en creer que el candidato del PAN tiene todo el tiempo del mundo para hacer una campaña tradicional, para darse a conocer, avanzar paulatinamente y enfrentarse abiertamente con López Obrador.
El contexto de esta elección es muy particular. Calderón no tiene tiempo ni puede hacer una campaña por etapas. La realidad es que se está enfrentando a un candidato muy fuerte, que tiene meses encabezando las encuestas y que lleva seis años en campaña. No puede haber, en consecuencia, etapas y, si las hay, hay que quemarlas todas y hacer una campaña de guerra relámpago que se concentre lo mismo en atacar al adversario que en dar a conocer al candidato y su propuesta.
Los dos meses que vienen serán decisivos. El reto de Calderón es, de aquí a finales de abril, no sólo conservar el segundo lugar, sino además distanciarse de Roberto Madrazo por varios puntos. Porque si la diferencia es mínima y la elección se resuelve en tercios, López Obrador terminará por imponerse. Y esto es justamente lo que hay que entender. La situación es ya de emergencia. Todo lo que se haga o se deje de hacer ahora es importante. Repito: No hay una etapa para calentar motores y otra para acelerar.
Por lo mismo, la comparación que recurrentemente se hace de la situación actual con los meses de enero y febrero de 2000 debe ser revisada. En aquel entonces Francisco Labastida le llevaba una ventaja importante a Vicente Fox, pero las tendencias eran favorables para el candidato del PAN, que iba al alza, y desfavorables para el candidato del PRI, que iba a la baja. Así que a partir de esa experiencia -se dice en el equipo de Calderón- no habría que preocuparse demasiado por la ventaja que hoy tiene AMLO, porque a final de cuentas ni siquiera es tan alta como la que en su momento tuvo Francisco Labastida.
Deducir de lo anterior que la moneda está en el aire y que todo puede ocurrir es correcto. Insistir en que serán los candidatos, las campañas y los debates los que definirán al ganador también es correcto. Lo que es un error es suponer que la situación de Felipe Calderón y López Obrador es relativamente similar a la de Labastida y Fox. Ese salto mortal no tiene fundamento alguno. Fox era un hombre que tenía muchos años en campaña, tantos como hoy tiene López Obrador, con un objetivo principal que logró alcanzar en los dos o tres primeros meses de 2000: polarizar la elección y aparecer en el imaginario de la gente como el único candidato que podía sacar al PRI de Los Pinos.
La situación que enfrenta Calderón es mucho más complicada. Primero, porque, como ya dije, la gente apenas lo conoce y se enfrenta a un candidato que lleva, él sí como Fox, años en campaña. Segundo, porque López Obrador no aparece como el candidato de la continuidad y el oficialismo, sino que se ha logrado revestir de la imagen del cambio, amén de la preocupación por los más desfavorecidos. Tercero, porque pese a los escándalos de Ponce y Bejarano, no se la ha podido comprobar ningún hecho de corrupción que lo implique personalmente y de manera directa.
Polarizar la elección en ese contexto no es una tarea fácil. Y sin embargo, si Felipe Calderón no logra eso sus posibilidades de triunfo serán nulas. Porque si las campañas continúan como van, la gente común no verá ninguna razón para hacer un voto de conciencia ni se movilizará. Lo que Calderón tiene que despertar entre los ciudadanos que no quieren ni simpatizan o sienten temor de López Obrador es la conciencia de lo que ocurrirá con su victoria y la esperanza de que puede ser derrotado.
En esa estrategia, paradójicamente, el mejor aliado de Felipe Calderón podría ser López Obrador. ¿Por qué? Porque cada que las encuestas han arrojado resultados apretados y las probabilidades de triunfo del candidato del PRD se han reducido, Andrés Manuel ha sacado los dientes. Su discurso se ha enfocado contra las instituciones y contra el complot del PRIAN. Esto no es una estrategia fríamente calculada, es el efecto de una convicción profunda: AMLO está convencido de que hay un compló que buscará pararlo por cualquier medio, incluido el fraude electoral.
El problema para Calderón está en que para sacar a flote al verdadero AMLO debe mejorar su situación en las encuestas y para lograrlo debe previamente hacer una buena campaña. Y volvemos así al principio. Calderón debe revisar su estrategia. Abandonar la idea de etapas. Entender que se enfrenta a una situación muy complicada y que no tiene tiempo. Debe tomar el control, usar al Presidente y distanciarse de él, someter a su partido y unificar el mando de su campaña. Armar una serie de grandes golpes mediáticos, en cuatro o cinco temas muy específicos, que lo hagan un candidato creíble, pero que lo conviertan también en una alternativa frente a López Obrador.
En suma, toda la estrategia debe enfocarse a alcanzar un solo objetivo: polarizar en el imaginario de la gente la contienda entre él y AMLO. Porque si no logra despertar la conciencia y la esperanza de que Andrés Manuel debe y puede ser derrotado, jamás ganará la Presidencia.
DOS observaciones DOS:
1. Jaime Sánchez Susarrey entrevistó a Fecal en su programa de TV Azteca el Jueves pasado. El VIERNES aparece la encuesta de GEA-ISA del supuesto empate. Y el SÁBADO se publica la columna de Sánchez Susarrey. Esto quiere decir que Sánchez Susarrey sabía perfectamente que estaban pasando en la cabeza de Fecal--puesto que había hablado con él un día antes--y sabía sobre la encuesta de GEA-ISA--puesto que se supo en la tarde del Viernes, antes de la hora de entregar trabajos a los periódicos. No obstante, Sánchez Susarrey ignoró la encuesta de GEA-ISA y se enfocó en lo que es evidente hasta para los panistas: la campaña de Fecal es un DESASTRE. Se ha limitado a sacarse fotos por aquí y por acá y ha minimizado los actos públicos puesto que ni con acarreados llena los locales donde los hace. NADIE sube en las encuestas con una campaña presidencial tan mediocre. Ni con los millones que se gasta Fecal en spots. Por que finalmente un candidato que sólo existe en los spots, pero que no convive con la gente, es un candidato FICTICIO. Eso lo sabe Sánchez Susarrey y es precisamente por eso que escribe lo que escribe.
2. Menciona Sánchez Susarrey que lo que necesita Fecal son golpes mediáticos. La campaña de Fecal pensó que el programa de radio de Fecal sería ese golpe mediático definitivo. Pero la percepción ante la opinión pública es que el programa de Fecal es una COPIA del programa del peje y que se trata de un acto de desesperación. Y esto se refleja en el rating que genera el programa: nisiquiera un punto de rating. Joaquín López Dóriga se chacoteó del peje por que el programa de Loret de Mola tiene 5 puntos de rating, mientras que el del peje tiene 1.5. El de Fecal ni a un punto llegó (el rating de Fecal fue de 0.19 puntos de rating, o el equivalente a 9 mil 425 personas, según
esta nota de Milenio). Yo estoy empezando a sospechar que la encuesta de GEA-ISA fué pagada por el PAN y se dió a conocer en viernes con la intención de minimizar los desmentidos y así darle chanza a Fecal de cacarearla en su programa de radio--como ya lo hizo en su página de internet. Esto le va a costar a Fecal ya que para el lunes que empiecen los desmentidos en forma y se ponga en evidencia que se trató de una mentira, el resultado final será más desconfianza en la opinión pública hacia Fecal y más apoyo al peje al evidenciarse una vez más la existencia de otro
compló más en su contra.
Finalmente: absolutamente NADIE, en ninguna de las columnas de opinión publicadas el sábado en Reforma, Milenio, El Universal o La Jornada, se refirió a la encuesta de GEA-ISA. Lo cual nos lleva nuevamente a reforzar la teoría de que SÍ se trató de una encuesta telefónica y que, por lo tanto, fué ignorada por todo el mundo por BALÍn.
Como pilón, quiero mencionar esta cita de uno de los coordinadores de campaña de Fecal al referirse a las pifias que cometieron en el programa de radio de Fecal:
“Las fallas que ocurrieron son menores y las tomamos como áreas de oportunidad para hacer mejoras. No ví nada que fuera grave, y al ser el primer programa podía ser una prueba para ver lo que habría que ajustar. La transmisión de audios de video por radio es uno de los ajustes, pero es lo único”.
¿No vió nada que fuera grave? Hombre, pues que bueno. Que sigan así sin ver "nada grave" para que a la hora que el IFE anuncie que el ganador de las elecciones es el peje le digan a la prensa "no pus no entendemos que pasó; nosotros
no vimos nada grave."
Ahora bien, hay que señalar algo MUY, pero MUY importante: ya vimos que el PRI sacó las armas largas de la mapachería y ya está comprando descaradamente el voto. Ya vimos que los esbirros del neoliberalismo le están diciendo por todas partes a Fecal que la está cajeteando y que tiene que cambiar de estrategia. Y vimos también que se está haciendo uso de encuestas amañadas para engañar a la población respecto a las preferencias electorales. Y no van a parar de hacer sus chingaderas ni el PRI ni el PAN. ES POR ESO QUE AHORA, MÁS QUE NUNCA, TENEMOS QUE SALIR A LA CALLE A HACER ACTIVISMO.
No se queden cruzados de brazos. Mandar e-mails
NO ES SUFICIENTE. Hay que volantear; hay que poner mensajes en las ventanas del carro con pintura para zapatos; hay que ponerse mensajes en la ropa; hay que hablar con la gente. De aquí al 2 de Julio vamos a ver todo tipo de marrullerías y de transas por parte del PRIAN. Y si nos quedamos cruzados de brazos NOS CHINGAN.
Una razón más para votar por el peje en el 2006.