Por el Taller de Economía Social y Políticas Públicas*
Mientras muchos se preocupan
por llenar de gasolina el tanque de sus automóviles,
muchos otros en el mundo pelean por llenar sus estómagos,
y la situación se complica cada día .
Robert B. Zoellick, presidente del Banco Mundial.
La economía mundial está transformándose por la presencia cada vez más importante de países como China e India, que conjuntamente representan un tercio de la población mundial, estimada en 6.65 miles de millones de habitantes en el planeta, la crisis estadounidense, el cambio climático, y muchos otros factores, se encadenan. El petróleo mexicano se vende hoy a máximos históricos, cercano a los 98 dólares por barril. Este elevado precio del petróleo ha inundado de dinero las finanzas públicas y ha sustituido lo que debiera ser la principal fuente de ingresos del gobierno: los impuestos.
De algunos meses para acá se observa un nuevo cambio en la economía mundial con un impacto devastador para las familias de ingresos bajos. Los precios de los alimentos están aumentando en forma acelerada. No se trata de incrementos temporales como uno pudiera creer, al parecer los precios de materias primas y alimentos serán en el futuro mucho más altos. Se cree que al igual que el precio del petróleo, los precios de los alimentos se mantendrán elevados por largo tiempo.
Para el caso de América Latina, el incremento en los precios de los alimentos tendrá como consecuencia más de 10 millones de nuevos pobres que se sumarán a los 200 millones de pobres ya existentes en América Latina según lo informó José Luís Machinea, Secretario Ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), una organización dependiente de la ONU.
Desde Washington, en una reunión que se celebra cada año en primavera entre el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, Robert B. Zoellick, Presidente del Banco Mundial, dijo que… “el incremento en los precios de los alimentos es una crisis económica” y, por lo tanto, equivalente a otras crisis causadas por la globalización. Zoellick dimensionó el tamaño de la crisis como un retroceso de siete años en el combate a la pobreza que llevará a más de 100 millones de personas en el mundo a más pobreza. Para revertir el efecto el Presidente del Banco Mundial propuso que se destine un 1% del dinero que tienen los gobiernos en los bancos centrales a lo largo del mundo, esto representa unos 30 mil millones de dólares que se utilizaría en inversiones en África.
Desde Washington, se dice que sólo el 15% de los incrementos de los precios internacionales de los alimentos se debe al mayor costo de la energía o a los fertilizantes. El incremento se atribuye principalmente a una mayor demanda de trigo, soya, maíz, palma de aceite y tierras para siembra que ahora se destinan para la elaboración de biocombustibles.
El Banco Mundial (BM), la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) muestran a través de sus pronósticos que los incrementos en los precios de los alimentos no son temporales, de hecho se prevé que sean altos, al menos hasta el año 2015. Al considerar los precios del maíz, trigo, arroz, soya, aceite de soya y azúcar hoy los precios son 82.3% más caros que en 2004 y serán en 2015 10% superiores que en 2007.
En México durante el sexenio de Fox se intentó cobrar IVA a alimentos y medicinas pero no se concretó esa iniciativa. De haberse aprobado estaríamos en una peor situación. Al mes de marzo de 2008, de acuerdo al Banco de México -institución encargada de medir la inflación del país- anunció que el crecimiento anual de todos los precios de los bienes de consumo de los mexicanos fue de 4.25%, pero si se considera sólo los incrementos de precios de los alimentos la inflación fue de 7.66%. Entre los productos con mayores incrementos están: tomate verde (139.3%), aceite vegetal comestible (33.3%), jitomate (79.4%), aguacate (43.3%), huevo (23.49%), arroz (12%) y pollo (10%).
Es evidente que existen razones internas para explicar la actual carestía. Entre las dos razones más conocidas se encuentra la migración de los trabajadores del campo hacia las ciudades y hacia Estados Unidos y el descenso dramático de la producción agropecuaria a lo largo de muchos años. El resultado se traduce en una menor oferta de alimentos.
Así como se desea una reforma petrolera para mantener el nivel de producción, así mismo se requiere de una reforma de soberanía alimentaria no sólo para garantizar el abasto sino también para que los precios sean accesibles a toda la población. Una familia pobre destina más de la mitad de su ingreso al gasto de alimentación, al incrementarse los precios impide a estos sectores de la población allegarse de la cantidad de alimentos necesarios.
Otro factor que ayuda a explicar el encarecimiento de los alimentos. Se trata del comercio exterior. Si México tuviera excedentes de algunos productos agropecuarios podría exportarlos e importar otras variedades que no se producen aquí o de las cuales no exista abasto suficiente. Si se cumpliera la afirmación anterior estaríamos obteniendo ventajas del comercio internacional. Sin embargo esto no sucede. México importa mucho más de lo que logra vender fuera del país. Este indicador es la balanza agroalimentaria (exportaciones menos importaciones) que para 2007 eran - 4.2 miles de millones de dólares. Esta cifra es crecientemente negativa, por que el déficit en la balanza está aumentando fuertemente.
Cuando el gobierno afirma que lo importante no es la soberanía alimentaria sino la seguridad alimentaria, esto significa que no le importa que no haya suficiente producción de alimentos en México, pues éstos se pueden comprar a empresas transnacionales. Es conocido que en Japón sus costos de producción en el sector agropecuario son altos pero mantienen soberanía alimentaria y precios que no están sujetos a la especulación de inversionistas extranjeros.
Líneas arriba se transcribieron los productos con mayor crecimiento en sus precios. Al observar los datos de comercio exterior se encuentran que varios de estos productos se consumen en México provenientes del exterior, es decir, se trata de importaciones. Entre los cuales podemos mencionar: maíz, trigo, arroz, aceite vegetal y aves de corral; y cada vez se depende más de las importaciones para complementar el consumo de los mexicanos, a precios mucho más altos.
Por su parte, observamos como salen más alimentos del país (exportaciones) mientras que dentro del país se debe de pagar más por ellos. Es el caso del ganado bovino, del jitomate y del aguacate; cuya producción se destina al mercado internacional sin atender primeramente las necesidades de la población nacional.
Por lo tanto, aún habiendo precios altos de los alimentos no se prevé una reactivación del campo nacional, ni políticas públicas dirigidas a garantizar la soberanía alimentaria. La tendencia como país estará marcada por persistentes niveles de pobreza y precarización del nivel de vida dados los crecientes precios de los alimentos. A su vez algunos productos del campo seguirán exportándose para obtener más ganancias en el exterior sin importar las necesidades alimenticias del país.
*Taller de Economía Social y Políticas Públicas, Facultad de economía de la UNAM.