Crónica de la Jornada:
El Zócalo y calles aledañas, insuficientes para la marcha de 200 mil manifestantes.
Los trabajadores cobrarán al PAN la "sangre minera" el 2 de julio .
Advierten líderes sindicales que las protestas "serán más fuertes"; "la lucha apenas comienza".
PATRICIA MUÑOZ, CAROLINA GOMEZ Y ALMA MUÑOZ
Aclarar el asesinato de dos mineros de Sicartsa, una de las banderas de la lucha de los trabajadores Foto Cristina Rodríguez.
El Zócalo resultó insuficiente para albergar a los asistentes a la protesta obrera de este 1º de mayo contra el gobierno foxista, en la que los trabajadores dijeron estar dispuestos a cobrarle en las urnas al PAN la "sangre minera" el próximo 2 de julio, llamaron a la resistencia civil y advirtieron que endurecerán "hasta las últimas consecuencias" las acciones de repudio contra el Ejecutivo federal, incluida una huelga nacional.
Este año la convocatoria rebasó todas las expectativas. El encono obrero por la represión y asesinatos de trabajadores y el empecinamiento presidencial en mantener a Francisco Salazar Sáenz en la Secretaría del Trabajo, hizo que por primera vez en la historia se unieran todos los sindicatos no corporativos, que marcharan juntas centrales obreras otrora antagónicas y se sumaran, inclusive, trabajadores del Estado.
Los líderes del Frente Nacional por la Unidad y la Autonomía Sindical y del Frente Sindical Mexicano, así como de otras organizaciones convocantes, llamaron a solidarizarse con la lucha de los migrantes y apoyar el boicot contra empresas estadunidenses. Además invitaron a la población a expresar su descontento, a unirse a las acciones con "huelgas" de consumo de luz y agua, y a sacar de Los Pinos "al partido que desde el gobierno "más daño le ha hecho a la clase obrera: Acción Nacional".
Las innumerables pancartas y mantas de los casi 200 mil trabajadores de cerca de 400 organizaciones obreras, campesinas y civiles señalaban: "Ni un voto al PRI, ni un voto al PAN, por ser nocivos para los mexicanos". "Ni un voto al PAN y sus gobernantes; asesinan a sus trabajadores."
"No ve ni oye".
Desde la perspectiva obrera, el inquilino de Los Pinos "no ve ni oye a los trabajadores", y las tepocatas y víboras negras que se comprometió a matar ahora las incuba y "pululan en sus manos", según indicó Martín Esparza, líder del Sindicato Mexicano de Electricistas, al referirse a la "miopía" del Presidente, que defiende a capa y espada al que consideró el "principal provocador de los últimos tiempos: Salazar Sáenz".
Trabajadores del Seguro Social, de la Universidad Nacional Autónoma de México, de la Universidad Autónoma Metropolitana, del Colegio de Bachilleres, de Chapingo, del Monte de Piedad, del Instituto Federal Electoral, de las industrias alimenticia y hotelera, telefonistas, electricistas, mineros, tranviarios, pilotos de aviación, sobrecargos y bomberos, así como integrantes de organizaciones campesinas, como El Barzón, la Unorca, la Central Campesina Cardenista y otras, abarrotaron desde muy temprana hora avenidas y calles como Juárez, Cinco de Mayo, 20 de Noviembre, Tacuba, Izazaga y el eje Central Lázaro Cárdenas.
La Federación Democrática de Sindicatos de Servidores Públicos (Fedessp) llevó importantes contingentes; el principal fue el del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, pero también se hicieron presentes los empleados del Metro y de las secretarías de Desarrollo Social y Pesca.
El volumen de la manifestación sorprendió hasta a los organizadores, tanto que desde el templete que se instaló frente a Palacio Nacional pedían a los contingentes que no se detuvieran y salieran de la plancha para permitir que ingresaran otras columnas de trabajadores atoradas en los accesos al Zócalo. Al menos dos horas tardaron los manifestantes en llegar desde cinco puntos de la ciudad, y muchos ni siquiera lo lograron, como la mayoría de los trabajadores de la Cooperativa Pascual.
Mensaje de líder depuesto.
En la explanada capitalina los trabajadores se mostraban irritados por el desempleo, los sueldos de "miseria", los contratos de protección, el apoyo del gobierno a los líderes fantasmas, el intento de imponer una reforma laboral pro empresarial... en suma, "por la política antiobrera" de este gobierno. La conmemoración del Día del Trabajo comenzó este año con la lectura de un mensaje enviado por Napoleón Gómez Urrutia.
El líder depuesto del sindicato minero denunció que el gobierno federal se atrevió a ofrecerle "tranquilidad y paz personal" para él y su familia "a cambio de entregar y vender" a su gremio, a lo que el dirigente aseguró haberse negado: "Qué poco me conocen y qué enfoque tan superficial, torpe e inmoral les hace pensar que desde lejos y a control remoto se pueda controlar o manipular la conciencia y la dignidad de los trabajadores", señaló, y agregó que "la lucha apenas inicia".
Uno de los contingentes más numerosos, el de la CROC, comparó el homicidios de los dos mineros con lo ocurrido en 1906 en Cananea, y al entonces presidente Porfirio Díaz con Vicente Fox. Isaías González Cuevas, cuya organización es una de las que por primera vez participan en la marcha independiente, fue quién llamó a la resistencia civil, pidió no olvidar el "odio que el mandatario tiene hacia los trabajadores" y dijo que "hay que ponernos de acuerdo para este mes apagar la luz una hora", como una de las próximas medidas de protesta a tomar.
En nombre de los migrantes, José Jacques Medina, coordinador de la Red Migrante, coreó en el estrado que "la lucha obrera no la para la frontera", y exhortó a los trabajadores a solidarizarse con el boicot para que Fox no llegue con el gobierno de Estados Unidos a negociar "de rodillas" una reforma migratoria, sino de igual a igual.
Los líderes de los sindicatos del Seguro Social y de telefonistas, Roberto Vega Galina y Francisco Hernández Juárez, respectivamente, no quitaron el dedo del renglón para convocar a una huelga nacional por los ataques a la clase obrera. Coincidieron en que "esto apenas está comenzando" y que el gobierno foxista tendrá que entender que erró el camino y que los trabajadores no se lo perdonarán. "Vienen acciones más fuertes", dijo el primero. Hernández Juárez anunció que el jueves próximo los dirigentes obreros ya estarán sentados otra vez delineando las siguientes movilizaciones.
Max Correa, de la Central Campesina Cardenista, indicó que se están preparando para llegar a una huelga nacional, de ser necesario. En el mismo sentido, el líder de la UAM, Jorge Ramos Avilés, acusó al gobierno encabezado por el presidente Fox de poner en manos de la ultraderecha la política laboral, lo que se tradujo en una situación regresiva. Convocó a una alianza obrero-campesina, y advirtió que algunos patrones están llevando a las fábricas las campañas panistas. "Suponen que los trabajadores son esclavos" y votarán por quien ellos les manden.
Con esta intervención concluyó el mitin, y los últimos en abandonar el Zócalo capitalino se encontraron con la otra campaña, encabezada por el subcomandante Marcos. Mientras, en la plancha quedaba el humo de los monigotes del presidente de Estados Unidos, George W. Bush -que traía en la mano la cabeza de Vicente Fox- y de un diablo con el rostro del candidato presidencial panista, Felipe Calderón, que fueron quemados.
Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.