“ Yo no me voy a quedar con los brazos cruzados”, le respondió Marta a Vicente. Era casi la media noche de un viernes de enero de 2006. La entonces pareja presidencial acababa de llegar, proveniente de un evento privado, a la cabaña que habitaba en Los Pinos. En su recámara, mientras la primera dama de México se desmaquillaba los ojos, el presidente de la República, sentado en la orilla de la cama y con los codos recargados en las rodillas, le preguntó: “¿Qué vamos a hacer después de todo esto?”
Marta continuó con determinación: “Te voy a ayudar a hacer realidad tu sueño”. Años atrás, durante uno de los viajes que el mandatario mexicano realizó a Estados Unidos para reunirse con su homólogo norteamericano George W. Bush, se le ocurrió que, así como el ex presidente Bill Clinton tenía su propia biblioteca, Vicente Fox Quesada debía crear la suya al finalizar su sexenio.
Sin embargo, no fue necesario esperar a que terminara el periodo del primer presidente panista. A partir del 11 de octubre de 2006, el matrimonio Fox-Sahagún puso manos a la obra. El jefe del Ejecutivo giró instrucciones para que se digitalizaran todos los documentos oficiales que se habían emitido durante su administración, los cuales sumaban alrededor de tres millones. En tanto, la señora Fox viajó, algunas veces acompañada por su marido, a cuatro de las 12 bibliotecas de ex presidentes que hay en Estados Unidos. Las seleccionadas para estudiar el funcionamiento de estos espacios académicos fueron: John F. Kennedy, Jimmy Carter, George Bush y William J. Clinton. El objetivo: la creación del Centro Fox.
DOS FOTOS Y TE VAS
“Qué Foxilandia ni qué nada”, contestó furiosa al otro lado del teléfono Marta Sahagún Jiménez (que desde julio de 2001 se convirtió en la señora Fox) cuando mencioné el apodo del Centro Fox, mientras le solicitaba una entrevista para hablar del proyecto y de su nueva vida a lado de su esposo tras haber dejado Los Pinos.
—Pues así bautizó la prensa el lugar –comenté–.
—No todo lo que se dice en los medios es cierto –señaló Marta–. Quiero que vengas (al racho San Cristóbal, en Guanajuato) para que compruebes lo que realmente será este lugar.
—Perfecto, ¿cuándo te veo? –le pregunté–.
—En dos semanas, pero la entrevista no va a ser conmigo. Yo no quiero aparecer. Te pongo a Vicente.
—¿Y eso?
—Estoy alejada de los medios. Además es su proyecto, así que nadie mejor que él para hablar de eso. Yo sólo lo estoy ayudando.
—Bueno, pero aunque sea posa con tu esposo en algunas de las fotos.
—Ya veremos.
Finalmente llegó el día. Tan sólo un elemento del Estado Mayor Presidencial vestido con jeans y sombrero custodiaba la entrada de San Cristóbal. Después de anotar los nombres de los que conformábamos el equipo en una bitácora, pidió autorización a través de un radio para el acceso. Minutos más tarde, abrió la reja para permitirnos la entrada al territorio Fox.
La nueva asistente de Marta, Tania Castillo Bernal (hija de unos amigos guanajuatenses de Vicente), nos condujo a la oficina de Sahagún, ubicada en la planta alta de un edificio de dos pisos que antiguamente albergaba las caballerizas del rancho y que, durante el sexenio foxista, fueron remodeladas y adaptadas como habitaciones para que se instalara el Estado Mayor Presidencial. Desde ese pequeño despacho, sin más muebles que dos escritorios, cuatro sillas, y un archivero, Marta atiende diversos asuntos, entre ellos los de su fundación Vamos México.
“Buenos días muchachos”, nos saludó sonriente al mismo tiempo que entraba con paso firme, enfundada en un vestido floreado, ajustado de la cintura y sin mangas que mostraba lo delgada que está. Lucía impecable: maquillaje y peinado como para portada de revista, aunque a diferencia de cuando vivía en Los Pinos, “aquí en el racho no uso tacones”. Detrás de ella venía Vicente, quien nos estrechó la mano con un fuerte apretón. Les indicamos que íbamos a comenzar con la sesión de fotos para aprovechar la luz de la mañana. “¿Nos acompañas Marta?”, le preguntamos. Apurada porque tenía agendados otros compromisos respondió: “Pero sólo un par de fotos porque tengo un evento que atender con las mujeres de la comunidad”. Y así fue.
¿Y YO POR QUÉ?
Vicente Fox hubiera preferido que en lugar de él fuera su esposa quien respondiera a nuestra entrevista y apareciera en las fotos. “Ella es muchísimo mejor que yo para esto”. No obstante, ya sin la compañía de su mujer, posó para la cámara en el interior de su casa, la cual construyó hace más de tres décadas con su sueldo de 15 años de trabajo en Coca-Cola, donde llegó a ser presidente para América Latina. En ese mismo hogar vivió con su primera esposa, Lilián de la Concha (con quien estuvo casado de 1972 a 1991) y los cuatro hijos que ambos adoptaron: Ana Cristina (28 años), Vicente (25), Paulina (24) y Rodrigo (19).
La propiedad únicamente fue vista antes en un anuncio televisivo que Fox grabó a principios de los 90, cuando estaba en campaña para la gubernatura de Guanajuato. “En la puerta de esta casa dije: ‘Voy a entrar a la política, quiero presentarles a todos los mexicanos la casa donde vivo, su casa.’ Aquí he vivido, vivo y viviré porque no tengo nada que esconder. Aquellos que dicen que esta propiedad es producto de dinero robado o del dinero que me dejó la presidencia tendrán que comer chicharrón porque no es así.”
Sentado en un sillón reclinable adecuado para aliviar los problemas de espalda que todavía sufre, en una de las salas de la casa y con el lago del rancho atrás de él, Vicente narra su día a día: “Ahora nadie me impone la agenda. De acuerdo al humor con que me levanto, decido lo que voy a hacer.” En general, el guanajuatense de 65 años, sale de la cama alrededor de las ocho de la mañana, toma un baño rápido con agua casi fría y baja a desayunar con su esposa y su hijo Rodrigo, los únicos miembros de la familia que viven con él. “Por ejemplo, hoy en la mañana me comí unas gorditas de maíz rellenas de queso con chile, frijoles y nopales. Normalmente como claras de huevo a la mexicana o rancheras porque quiero mantener bajo el colesterol.”
Luego de la sobremesa, el empresario, productor y exportador de brócoli, papa, lechuga y maíz, se dedica, vía telefónica, a la recaudación de fondos para el Centro Fox. También viaja constantemente a la ciudad de México, junto con su mujer, en búsqueda de donaciones.
A las tres de la tarde aproximadamente, Marta y Vicente comen algo ligero, preparado por el chef que se trajeron de Los Pinos porque les encanta su sazón, además de que constantemente tienen invitados a la mesa. Cuando le preguntamos al cocinero qué estaba preparando en ese momento que olía tan bien, nos contestó que no nos lo podía decir porque como militar tenía prohibido revelar cualquier información.
Después de la comida, Vicente trabaja en su despacho en dos autobiografías: la primera saldrá en los próximos meses en Estados Unidos bajo el sello The Penguin Press y llevará por título Revolution of Hope (Revolución de esperanza), mientras que la segunda será publicada en México por Editorial Planeta y el nombre está por definirse. Para el libro en inglés Vicente contó con la colaboración de Rob Allen, mientras que en el segundo, fue auxiliado por Alberto Vital, autor de la biografía Noticias sobre Juan Rulfo.
A las seis de la tarde los habitantes del rancho San Cristóbal meriendan y después salen a caminar por los campos de su propiedad. En ocasiones el ex Presidente se va solo a montar a caballo mientras que Marta, después de la digestión, nada en la alberca de su casa para hacer ejercicio. Al anochecer ven los noticieros en la tele ya acostados en la cama.
Los sábados Fox monta a caballo en el cerro con su nieto Vicentito de cuatro años, primogénito de su hijo Vicente y la esposa de éste, Paulina Rodríguez. “Por ahora mi prioridad es compensarle a la familia todo el tiempo que no le pude dar mientras fui presidente”.
Los domingos, los hermanos Fox Quesada se reúnen en la que fuera la casa de sus padres (el casco de la hacienda de San Cristóbal, donde habitó su mamá, doña Mercedes Quesada de Fox, hasta que falleció en junio de 2006) en una concurrida comida de entre 60 y 80 miembros de la familia.
Pero los Fox-Sahagún no siempre son dueños de su tiempo. Las conferencias que imparten en varios países con los temas de libertad, transparencia, democracia, migración y liderazgo, entre otros, marcan constantemente su agenda.
“Afortunadamente nos ha ido muy bien. Lo que resta del año voy a tener arriba de 30 conferencias, Marta va tener seis de manera individual y juntos asistiremos a otras seis. Es una actividad muy intensa que nos permite estar en contacto con la gente.”
PUEDO DECIR LO QUE QUIERA, TOTAL...YA ME FUI
Pareciera que Vicente y Marta todavía sienten que están en gira presidencial.
Nosotros estamos trabajando. De ninguna manera me iba a quedar a apestarme o a empolvarme en mi casa ni me iba a esconder o a huir del país. Esa cultura que defienden algunos medios de comunicación y determinados analistas políticos de que el ex presidente debe quedarse callado es una cultura priista de 70 años de autoritarismo y no tiene cabida en una democracia. El cariño por mi país me obliga a seguir cerca de la gente en México y el extranjero para ayudarle a través de estas conferencias.
¿Cuál fue la peor mentira que se dijo de Fox durante su sexenio?
No la voy a clasificar así. Quiero tratar de entender a todos los que nos calumniaron, a todos los que mintieron y engañaron y pensar que lo hicieron de buena fe o con información equivocada. Si lo hicieron con dolo y por joder, allá ellos y su conciencia. Marta y yo no guardamos resentimiento alguno. Eso sí, hubo algunos medios de comunicación con intereses muy particulares que nos tupieron duro. Hasta llenarse. Pero no puedo tener odios contra nadie.
¿Eso se debe a que eres muy religioso?
No. Fíjate que no tanto como dicen por ahí. Rezo en las mañanas, cuando me levanto, y antes de dormir. Los domingos voy a misa… Claro que tengo héroes, entre ellos están los cristeros. Una persona que defienda la libertad de religión como lo hicieron ellos se merece todo mi respeto y admiración. Por eso me parece una aberración garrafal que el pri haya desaparecido de los libros de texto esa lucha cristera. Vergüenza les daba reconocer que el pueblo de México defendió su religión y su libertad. Tengo un héroe al que llamo Juan Cristero que enfrenta un pelotón de fusilamiento con un cigarro en la boca y una valentía increíble. Eso me da mucha fuerza.
¿Es la misma fuerza que te ha ayudado a enfrentar los escándalos de tu esposa y sus dos hijos mayores?
Ya no hay tales. Las aguas están regresando a su lugar. Marta acaba de ganar un juicio a la Cámara de Diputados y a la comisión especial que investigaba a los hermanos Bribiesca (Manuel y Jorge Alberto), la cual, cabe señalar, fue formada de manera ilegal, porque el Congreso de la Unión no es juez ni ministerio público y no tiene facultades de investigar a personas. Incluso, la periodista argentina Olga Wornat que calumnió a mi mujer ya perdió el juicio en todas sus instancias porque era evidente que mintió.
¿Qué te faltó decirle al pueblo de México luego de que entregaste la banda presidencial?
Que Marta y yo tenemos la conciencia tranquila porque no hemos engañado ni robado a nadie y mucho menos al erario. Así le duela a mucha gente, somos personas honestas y decentes. Somos, como decía Carlos Castillo Peraza “pecadores comunes”, cometemos muchos errores y faltas, pero las normales, las que comete cualquiera, por lo que aprovecho para pedirles disculpas a todos los que ofendí… Bueno, menos al pri y a Andrés Manuel López Obrador.
¿Si volvieras a vivir, serías presidente otra vez?
Jamás de los jamases me imaginé que iba a ser presidente de México y ya lo fui. Hay que vivir la vida intensamente, cabalgar todo el tiempo, porque aquel que no está en movimiento empieza a morir. Éste es el pensamiento fundamental de Marta y mío en este momento. Podemos dedicarnos a una vida tranquila y retirarnos, sin embargo, nos ganó el gusanito de sentirnos activos, jóvenes y con mucha energía para entregarla a los demás. Sería muy egoísta quedarnos con nuestra propia vida.
¿Extrañas algo de Los Pinos?
¿Cómo ves? (señala el ventanal que da al lago)
¿Crees que tengo algo que extrañar?
El poder...
No te creas. No todo lo que brilla es oro.
EL CENTRO FOX
En el lugar donde hace años se encontraban las caballerizas de la hacienda San Cristóbal, en Guanajuato, actualmente se construye el Centro Fox que contará con: un auditorio con capacidad para 500 personas, una sala de bienvenida con un cupo para 60 visitantes, una biblioteca para atender 300 usuarios la cual albergará 25 mil volúmenes sobre democracia, liderazgo, transparencia, equidad de genero, combate a la pobreza y políticas publicas, así como un acervo digitalizado sobre la gestión gubernamental 2000-2006 con más de 3 millones de documentos para consulta en línea; una explanada con capacidad para 3 mil asistentes en donde se podrán presenciar eventos y espectáculos artísticos, un área donde se exhibirán de manera permanente los obsequios que recibió el ex presidente, así como una cafetería-restaurante para 50 comensales.
El Centro tiene acuerdos de colaboración con el Tec de Monterrey, Universidad Iberoamericana, Universidad de Guanajuato, Universidad de Colima y Universidad Francisco de Vitoria en España, con el fin de que dichas escuelas impartan diplomados, seminarios y cursos en las nuevas instalaciones.
A decir del ex primer mandatario mexicano, “el lugar no es propiedad de Vicente Fox. Mis hermanos me regalaron el terreno y yo hice del Centro una asociación civil que se mantiene con aportaciones generosas de empresarios”.
OMNIPRESENTE. En la sala principal cuelga un gran retrato de Fox y otro de él y Marta. Las fotos que adornan la planta baja son, en su mayoría, de la pareja desde que Vicente se hizo presidente hasta la fecha.
FIEL CREYENTE. En el comedor, a un lado de la entrada de la cocina está la Biblia. Fox comenta: "Rezo en las mañanas, cuando me levanto, y antes de dormir".
PERSONALIZADO. Al cruzar la puerta principal, extendido en el piso, se encuentra un tapete con dedicatoria para Marta de Antonio Chedraui Tannous, arzobispo de la Iglesia Ortodoxa en México.
SU REFUGIO. Vicente Fox pasa las tardes en su despacho, donde actualmente trabaja en dos autobiografías: una en inglés y otra en español que se publicarán próximamente.
JUNTOS PERO NO REVUELTOS. Fox tiene una colección de muñequitos en miniatura que representan a los presidentes que ha tenido México, incluyéndolo a él. Están Porfirio Díaz, Álvaro Obregón, Lázaro Cárdenas, Gustavo Díaz Ordaz, José López Portillo, Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari, entre otros.
EL NIDO DE LOS FOX. La casa tiene dos niveles. En la planta alta se ubica la sala y el comedor principal, una cava con vinos de las mejores reservas, el gimnasio, el cuarto de visitas, la cocina tipo industrial.
NUEVOS TIEMPOS. La casa que Fox construyó hace más de 30 años está totalmente redecorada por Marta, como ella misma nos especificó. En la foto, el pasillo que conduce a la recámara principal.
RANCHERO DE CORAZÓN. Éstos son los sombreros favoritos del ex Presidente.
"Marta y yo podemos dedicarnos a una vida tranquila, sin embargo nos ganó el gusanito de sentirnos jóvenes y con mucho energía".
PARA REFRESCAR LAS IDEAS. Los Fox disfrutan nadar en su alberca; Vicente por la mañana y Marta en la tarde.
PARAÍSO PERSONAL. En el rancho habitan en libertad patos, venados y pavos reales, entre otras especies. En el enorme lago hay una amplia variedad de coloridos peces.
CAMPIRANO. Además de criar ganado, en el rancho San Cristóbal se cultiva brócoli, papa y maíz.
AÑO SABÁTICO. Rodrigo, el hijo menor de Vicente, tiene 19 años. Por el momento está a la espera de retomar la escuela. Tiene planes de estudiar mercadotecnia en Guanajuato.
ASÍ LUCE POR AHORA. La primera piedra del Centro Fox fue colocada en enero de este año y se espera que esté terminado a finales de 2007.
LOS CREADORES. El proyecto es del arquitecto Francisco Serrano Cacho y la construcción es obra de Prourbe del Bajío. La inversión fue de 12 millones de dólares.
EL TESORO DEL SABER. El lugar tiene contemplados varios edificios. El que corresponde a la biblioteca será subterráneo.
¿NOSTALGIA?. A la pregunta expresa de si echa de menos Los Pinos, el ex mandatario contestó: "¿Cómo ves? ¿Crees que tengo algo que extrañar?" Aquí en su Jeep favorito. También tiene un Hummer en un estacionamiento techado, con capacidad para 15 coches.