Por su importancia me traigo al Blog, esta colaboración de dontriana en el Sendero de Fecal:
Oportunista Multimillonario.
Carlos Acosta Córdova.
La coyuntura electoral despierta apetitos enormes -a la medida de su ambición- en los dueños del dinero y del país, pero sobre todo en uno de ellos: Roberto Hernández Ramírez, quien ha hecho de la relación con candidatos y presidentes de la República una de las fuentes de su enorme fortuna.
Después de su enriquecedor romance con Fox, se enfrasca ahora, en una áspera confrontación con López Obrador.Roberto Hernández y Andrés Manuel López Obrador tuvieron su más reciente encontronazo a principios de febrero, en la reunión en Valle de Bravo a la que convocó a los candidatos presidenciales el principal accionista de Televisa, Emilio Azcárraga Jean.
Ahí, el representante de la coalición Por el Bien de Todos expuso sus propuestas de gobierno, y en la sesión de preguntas y respuestas Roberto Hernández -miembro del Consejo de Administración de la televisora- le preguntó al candidato por qué lo ha escogido como su "villano favorito".
Recordó Hernández que Banamex fue el único banco que apoyó el servicio de credencialización para el programa de apoyo económico a las personas mayores, emprendido por el gobierno capitalino cuando aún lo encabezaba López Obrador.
De paso, intentó explicarle -de forma sencilla porque "parece que usted no entiende nada", le dijo- el proceso de venta de Banamex a Citigroup, a través de la Bolsa Mexicana de Valores. "Se trató de un cruce de acciones en la bolsa y, según nuestra legislación, estas operaciones están exentas de impuestos", argumentó el banquero. "Pero si quiere, vamos a platicarlo con más calma", sugirió.
-Con usted no tengo nada que platicar. O platicamos hasta que pague los impuestos -le espetó el candidato y, molesto, siguió de corrido-. En relación al primer punto (las credenciales), fue un servicio que le contrató al banco el gobierno de la capital y se le pagó hasta el último centavo. Respecto de lo segundo (la venta de Banamex), no tengo por qué discutir con usted si fue legal o no. ¡No pagar impuestos es inmoral y con eso me basta!
Un silencio expectante se apoderó de los asistentes. Azcárraga Jean, muy serio, sólo apretaba los dientes y miraba a todas y a ninguna parte.
Fugaz entendimiento.
Antes de vender Banamex a Citigroup en mayo de 2001 -operación que le dejó 12 mil 500 millones de dólares a Hernández y a sus socios, cuando 10 años antes se había hecho del banco mediante un pago equivalente a 3 mil 195 millones de dólares al gobierno de Carlos Salinas-, Roberto Hernández ya era blanco de las críticas de López Obrador, pero no con tanto énfasis como ahora.
De hecho, en febrero de 2001 el jefe del gobierno capitalino invitó a Hernández a formar parte del Consejo Promotor de Proyectos Específicos para el Desarrollo Económico de la Ciudad de México, al que fueron convocados 18 empresarios, entre ellos Carlos Slim (Telmex, Carso), Carlos Abedrop (Grupo Empresarial Olmeca), Roberto González Barrera (El Maseco), Emilio Azcárraga Jean (Televisa), Bernardo Quintana (ICA), Manuel Arango (Cifra-WalMart), Antonio Madero Bracho (Minera San Luis), Alberto Bailleres (Palacio de Hierro), Fernando Senderos (Desc), Germán Larrea Mota (Minera Grupo México) y Francisco Aguirre (Radio Centro).Fue Alejandro Encinas, entonces secretario de Desarrollo Económico, el encargado de invitar a los empresarios a formar parte del consejo.
La idea de López Obrador era conseguir recursos para crear desarrollos industriales, restaurar el corredor Reforma-Alameda-Centro Histórico y el corredor Catedral-Basílica, modernizar la red de transporte de pasajeros y crear mercados ambientales emergentes.
A decir de López Obrador, el Gobierno del Distrito Federal (GDF) solicitaba el apoyo de empresarios "con cultura productiva, con responsabilidad cívica y dimensión social". Entre ellos incluía, por lo visto, a Roberto Hernández.Cada empresario asumió una tarea específica; a cambio de cumplirla, recibiría incentivos fiscales y facilidades administrativas para instalarse.
A Roberto Hernández le tocaba participar en la creación de un corredor industrial de alta tecnología en la zona de Pantaco. Pero "la verdad, nadie hizo nada; todos nos hicimos pendejos", dice a Proceso uno de los inversionistas participantes en aquel efímero consejo, que se instaló con bombo y platillos el 21 de febrero de 2001, en la sede del GDF.
Ni tres meses duró el endeble entendimiento entre Hernández y López Obrador. En mayo de ese año se anunció la venta del grupo financiero Banamex-Accival a Citibank (que se concretaría en julio), y la ruptura se produjo al conocerse que sería mediante un cruce de acciones a través de la bolsa para evitar el pago del Impuesto Sobre la Renta.
Las críticas de López Obrador por esa operación y, previamente, el desplazamiento de Banamex por Banorte en la prestación de servicios al GDF, orillaron al magnate a terminar toda relación con el hoy candidato presidencial, y desde entonces éste enfocó sus baterías contra Hernández.
Desde mayo de 2001, hasta la fecha, el político tabasqueño ha calificado al empresario de corrupto, abusivo, deshonesto, inmoral, amigo privilegiado de Fox, compraconciencias, financiador del PRI, terrateniente, invasor de reservas ecológicas, beneficiario indebido del Fobaproa, especulador, salinista... Su "villano favorito", pues.
La adquisición de funcionarios.
Roberto Hernández empezó a cobrar notoriedad a finales de 1990. Primero, por el espectacular berrinche que hizo cuando perdió la subasta por Teléfonos de México ante Carlos Slim. Siempre dijo que éste fue favorecido por el gobierno de Carlos Salinas en aquella adjudicación, porque las posturas originales no fueron muy diferentes.
Otro momento estelar de Hernández fue en agosto de 1991, cuando logró la adjudicación de Banamex, el banco más grande y rentable en el país. Pero quedó la duda de si esa operación no fue una compensación del gobierno por no haberle adjudicado Telmex, y en correspondencia también por los apoyos que el banquero le dio a Salinas en su campaña por la Presidencia.
Antes de eso, Hernández sólo era reconocido en el medio financiero, particularmente el bursátil. Curiosamente, empezó su carrera en ese medio al lado de Carlos Slim Helú, que en 1965 creó Inversora Bursátil (hoy Inbursa, grupo financiero que incluye hasta negocios inmobiliarios).
Pocos años después, Slim le dio trabajo a su primo Alfredo Harp Helú, quien después de trabajar en un despacho de contadores había quedado en el desempleo.A finales de los sesenta, Hernández llegó a Inbursa como socio, pero por su pequeña aportación económica no dejaba de ser subordinado de Slim. De éste aprendió el negocio bursátil, pero pronto afloraron las diferencias de carácter, de proyectos y formas de hacer las cosas.
Slim se inclinaba más por crear empresas y por rescatar compañías en quiebra, comprarlas, fortalecerlas y luego venderlas. Hernández era más dado al negocio propiamente bursátil, pero no con el propósito de financiar por esa vía a las empresas que requerían capital, sino para la compraventa de acciones, fundamentalmente la especulativa, que deja ganancias rápidas a los intermediarios.
Finalmente, Hernández se separó de Slim y, en 1971, fundó con Harp Helú la casa de bolsa Acciones y Valores, que en poco tiempo logró colocarse como una de las más sólidas del sistema y a la postre sería fuente de la fortuna de ambos socios.
Manuel Espinosa Yglesias, histórico líder de Bancomer, dijo hace unos años a Proceso que la única fortuna sobresaliente que se hizo en la bolsa fue la de Roberto Hernández.Por ello, cuando Miguel de la Madrid inició su febril venta de paraestatales, este empresario fue de los primeros en apuntarse. En 1988, fue uno de los principales postores por Mexicana de Aviación.
Al poco tiempo de crear Acciones y Valores, Hernández trabó relaciones con funcionarios clave. En 1976, en el gobierno de José López Portillo, se vinculó estrechamente con Gustavo Petricioli Iturbide, quien como presidente de la Comisión Nacional de Valores era la autoridad encargada de supervisar, regular y vigilar ese mercado.
Hernández y otros empresarios de la bolsa, como José Madariaga, fueron acogidos por Petricioli como una especie de consejeros y consultores externos. Fue en ese tiempo que el mercado de valores empezó a expandirse y a cobrar importancia dentro del sistema financiero nacional.
Cuando esos empresarios fueron factores determinantes en el histórico crack bursátil de octubre de 1987, el ya secretario de Hacienda delamadridista, Gustavo Petricioli, los protegió y prefirió correr a Lorenzo Peón Escalante, el presidente de la Comisión Nacional de Valores que siempre había querido poner en orden a las casas de bolsa y mantuvo informado a Petricioli de las conductas irregulares en las que incurrían por obtener ganancias rápidas.
A los pocos años del crack, Roberto Hernández invitó a Lorenzo Peón Escalante a formar parte del cuerpo directivo de lo que sería el grupo financiero Banamex-Accival. Le fueron de gran utilidad la experiencia y la información privilegiada de Peón Escalante como presidente de la CNV. Hoy el exfuncionario es directivo y consejero de Banamex. Pero no fue el único.
..Otro ejemplo es el de Roberto del Cueto Legaspi, quien trabajó desde 1974 en el Banco de México, del cual entre 1991 y 1994 fue director general adjunto, es decir, el segundo de a bordo de Miguel Mancera Aguayo. Del Cueto también dirigió Banamex poco más de un año, entre 1996 y 1997, pero lo obligaron a renunciar sus diferencias con Roberto Hernández, sobre todo a raíz de que éste y sus socios fueron indebidamente beneficiados por el rescate bancario.
El actual secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, también hizo carrera en el Banco de México, del que llegó a ser subgobernador y aspirante a suceder a Mancera. Antes fue, con Salinas y Aspe, subsecretario de Ingresos, donde se ganó una reputación de terrorista fiscal. Ya sin chamba en el sector público, Gil -sin experiencia empresarial- aceptó la invitación de Roberto Hernández para dirigir Avantel, empresa telefónica desde la cual fungía como asesor financiero y fiscal del banquero.
De ahí saltó Gil a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, gracias a un acuerdo entre el presidente Fox y su amigo Roberto Hernández. Desde esa posición, Gil sigue sirviendo de manera encubierta a su expatrón, como quedó demostrado cuando avaló -contra la sociedad y el Congreso- la operación bursátil mediante la cual Citigroup adquirió Banamex.
Pero la más sorprendente "adquisición" del banquero fue la de Javier Arrigunaga, nada menos que el exdirector del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), quien estaba obligado a supervisar la cartera que esa institución adquiriría para apoyar el saneamiento de los bancos. También debía vigilar que éstos no le encajaran al fondo autopréstamos, créditos relacionados y cartera de la cual ellos tenían que responsabilizarse.
La intervención de Arrigunaga fue decisiva para que Banamex entrara indebidamente en el Programa de Capitalización y Compra de Cartera. El Fobaproa adquirió cartera de Banamex por más de 34 mil millones de pesos de entonces (1997), monto que para el año 2000, con los intereses que devengaba el pagaré con que se respaldó el pago, ya rondaba los 60 mil millones de pesos. Dicho pagaré le redituaba al banco más de 8 mil millones de pesos al año, seis veces las utilidades que reportaba el banco antes de su venta a Citigroup. Hoy Arrigunaga es director corporativo de Asuntos Jurídicos e Internacionales de Banamex.
Amistad correspondida.
La misma habilidad ha mostrado Roberto Hernández para sacar provecho de su relación con los presidentes de la República. Para ello, ha apoyado con dinero las campañas electorales, desde Miguel de la Madrid a Vicente Fox, pasando por Luis Donaldo Colosio y Francisco Labastida. A todos los acompañó en sus recorridos en busca del voto.
También apoyó la campaña de Ernesto Zedillo y estuvo en la cena en casa de Antonio Ortiz Mena, donde Carlos Salinas le pidió a cada uno de los empresarios invitados 75 millones de pesos para la campaña presidencial del PRI. Además de hacer proselitismo, Hernández promovió el llamado "voto del miedo". Dijo: "Si pierde el PRI, la fuga de capitales alcanzaría los 50 mil millones de dólares, se irían a las nubes las tasas de interés, se restringiría el crédito bancario y se profundizaría el desempleo". Todo lo cual sucedió cuando Zedillo ganó la Presidencia.
Seis años después, el empresario invirtió en Labastida y en Fox. A ambos los acompañó en giras proselitistas, sobre todo en Veracruz, su estado natal, y en Yucatán, donde a mediados de los noventa emprendió una febril compra de propiedades y haciendas para convertirlas en hoteles de lujo.
Justamente a su paradisiaca isla caribeña de Punta Pájaros se llevó a Vicente Fox y familia a festejar su triunfo electoral de 2000. Antes, tenía como invitado al presidente Zedillo, aficionado al buceo.Tras el triunfo de Fox, Hernández le facilitó la casa de Banamex en Paseo de la Reforma 607, donde despachó el presidente electo.
En enero de 2001, Fox obtuvo facilidades para constituir en Banamex un fideicomiso mediante el cual presuntamente adquirió una casa en Cuajimalpa, donde actualmente vive su exesposa Lilian de la Concha.
Proceso descubrió que ese instrumento financiero encubría el hecho de que esa casa fue un regalo del empresario Roberto González Barrera al presidente, aunque, en efecto, Fox transfirió a Banamex, mediante ese fideicomiso, la administración de distintas propiedades, derechos y cantidades de dinero del propio presidente y de sus hijos.
De todo esto quiero destacar un hecho contundente, que Lopez Obrador con esta acción:"De hecho, en febrero de 2001 el jefe del gobierno capitalino invitó a Hernández a formar parte del Consejo Promotor de Proyectos Específicos para el Desarrollo Económico de la Ciudad de México, al que fueron convocados 18 empresarios, entre ellos Carlos Slim (Telmex, Carso), Carlos Abedrop (Grupo Empresarial Olmeca), Roberto González Barrera (El Maseco), Emilio Azcárraga Jean (Televisa), Bernardo Quintana (ICA), Manuel Arango (Cifra-WalMart), Antonio Madero Bracho (Minera San Luis), Alberto Bailleres (Palacio de Hierro), Fernando Senderos (Desc), Germán Larrea Mota (Minera Grupo México) y Francisco Aguirre (Radio Centro).Fue Alejandro Encinas, entonces secretario de Desarrollo Económico, el encargado de invitar a los empresarios a formar parte del consejo". Que AMLO no está reñido con el empresariado, como lo quieren desestimar sus detractores.
Aquí lo que se evidenció en febrero del 2001 es que para la "crema y nata" del empresariado mexicano el señor Jefe de gobierno de la ciudad de México era muy poca cosa, o visto de otra manera, ni siquiera la ciudad de México merecía la mas mínima atención de parte de los señores empresarios. Excepción hecha creo, de parte de Carlos Slim, que si le entró al proyecto de remodelación del paseo de la reforma y del centro histórico, según tengo entendido.
Luego entonces, esto le sirvió a Lopez Obrador de punto de partida para "calar" a los magnates que estaban dispuestos a participar en proyectos "con cultura productiva, con responsabilidad cívica y dimensión social". Ahora que va a ser presidente de la República AMLO ya sabe a que atenerse con respecto a la mayoría de "empresarios patriotas", que no estuvieron dispuestos a abonar algo en bien de la gran ciudad de México.
Por lo demás, el oportunismo, arribismo y trafico de influencias, las corruptelas, el cochupo, la tranza, todo eso que describe el periodista en su artículo, sabemos que es el denominador común de la inmensa mayoría de las grandes fortunas prevaricadoras de este nuestro sufrido México. Y contra eso esta el PEJE y 100 millones de mexicanos mas.
Una razón para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.