Alvaro Delgado, en Proceso, nos advierte hoy:
Violencia y odio, arsenal de El Yunque.
alvaro delgado/apro.
México, D.F., 17 de abril (apro).- Aquí se advirtió, hace un año, de las consecuencias del encumbramiento de Manuel Espino como presidente del Partido Acción Nacional (PAN) que, bajo su conducción, ha depuesto su proclama democratizadora y se ha consagrado a la violencia verbal que amaga con la violencia a secas.
El 10 de marzo del año pasado, a cinco días de que fue electo presidente del PAN en el contexto del proceso de desafuero contra Andrés Manuel López Obrador, escribí en este espacio: “Ni mito ni mote: El Yunque es una realidad y una fuerza que amenaza con reabrir abruptamente el expediente de violencia y difamación que ha caracterizado a esta organización secreta durante más de medio siglo de vigencia en México, justo cuando debería robustecerse el respeto a la pluralidad
.“El estupor que produjo en amplios sectores de la sociedad el triunfo de Manuel Espino como presidente del PAN, entre ellos muchos de los propios panistas, debe concitar un inaplazable debate sobre ésta organización que usa las reglas de la democracia como coartada y que en realidad conspira contra ella.
“Por eso, hablar de la Organización Nacional del Yunque --que ya es propietario de siglas y estructura del PAN-- no es un asunto que incumbe sólo a los militantes de ese partido y a sus simpatizantes entre el electorado mexicano.
Es un tema que atañe a toda la sociedad, porque los secreteros, por una parte, se niegan a sujetarse al escrutinio público en sus propósitos verdaderos y, por la otra, poseen la justificación ideológica para cometer acciones criminales.
“Esto no es una exageración: del mismo modo que, el sábado 5 operó uno de los principios de El Yunque --la primordialidad-- para que los militantes de esa organización que forman parte del Consejo Nacional emitieran su voto por Espino, junto con los despistados, pragmáticos y rencorosos, están vigentes los objetivos de ‘combatir con los medios a su alcance a las fuerzas de la Revolución (a las obras de Satanás). Sin tregua’.
“Y las ‘obras de Satanás’ son todas las que, a juicio de los jefes de la Organización Nacional del Yunque, no se inscriben en el objetivo que quiere para México: instaurar el reino de Dios mediante la conquista y retención del poder ‘para evangelizar las estructuras y las instituciones’ del Estado mexicano que, por historia, Constitución y leyes, es laico.
“¿Cómo se obtiene o retiene el poder? Como sea, por las buenas y por las malas, confrontando y liquidando a quienes simplemente no piensan como ellos --¿ideas?, ninguna--, que se asumen como redentores de pecadores para lograr cumplir con su “misión”, encomendada en beneficio de la ‘Obra’.
“El militante del Yunque, establecen sus documentos, `quiere y ama a nuestra Obra por su misión, por el bien enorme que le ha hecho a nuestra patria, por ser un instrumento de salvación y un vehículo de triunfo, porque siendo una obra para santos, Dios ha escogido pecadores`.
“Manuel Espino, como todos los militantes del Yunque, es un ‘predestinado’ de Dios para ejercer su vocación política y lograr la santificación. ‘A nosotros nos llamó Dios a la política’”, dicen los militantes de ésta organización que, efectivamente, con descaro, han arrebatado el PAN a quienes todavía creen que son viables los principios fundacionales de ese partido y que apenas se están dando cuenta que ya no les pertenece.” Hasta aquí la cita.
¿Cuáles son los saldos de Espino al cabo de un año al frente del PAN? Poco halagüeños en términos electorales para su partido, y aun retroceso a razón de mil votos diarios, pero abundantes en el uso de la violencia verbal, a tal punto que ya logró imponer su estilo aun a panistas agraviados por él.
Muchos panistas prominentes, que hasta hace poco recordaban con devoción la doctrina fundacional del PAN, han sucumbido al espejismo de obtener, mediante la estrategia de aniquilar al contrario, los votos que el gobierno de Vicente Fox no les ha dado.
Y no se han percatado de que no sólo no ganaron el poder, sino que tampoco retuvieron el partido, secuestrado por la mafia de El Yunque.
Allá ellos si, internamente, se han hermanado con quienes, hasta hace no mucho, abominaban del PAN y su tenaz búsqueda de una “patria ordenada y generosa” y se acogían a sus patrocinadores priistas de extrema derecha, como Gustavo Díaz Ordaz, encarnación en México del generalísimo Francisco Franco.
Con Espino al frente, las hordas fanáticas de El Yunque se preparan para acometer, con violencia, contra quienes juzgan sus enemigos, como ya lo han hecho, con análoga vehemencia, en otras ocasiones mediante los membretes que han controlado y controlan, como el Frente Universitario Anticomunista (FUA), el Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO), Desarrollo Humano Integral y Acción Ciudadana (DHIAC), el Comité Nacional Provida (Provida), entre otros grupos de choque.
Son los miembros de El Yunque los que lanzaron, en 1966, bombas contra el periódico El Día; los que dieron, también ese año, una paliza al periodista Miguel Angel Granados Chapa; los que prendieron fuego al Aula Magna de la Universidad Autónoma de Querétaro, en 1976; los que atacaron a los actores de Cúcara y Mácara, en 1981; los que usaban armas en la Universidad Autónoma de Puebla y en la UNAM, desde los cincuenta hasta los ochenta, para intimidar a sus adversarios; los que lanzaron pintura roja contra el obispo Sergio Méndez Arceo; los que destruyeron la muestra en el Museo de Arte Moderno, en 1988; los que reventaron la convención del PAN de 1976...
Son los mismos, sólo que ahora de mayor edad y provistos de abundante poder político y económico. Nunca han depuesto su capacidad para la difamación, la calumnia y el odio, no sólo contra los intelectuales, sino contra cualquier ciudadano que los enferma porque no está atado a dogmas como ellos.
Por ello, si quienes en el PAN deponen de los principios y, en cambio, se someten a la idea del exterminio que fomenta la extrema derecha, que encarnan Espino y sus secuaces, entonces los ciudadanos libres estamos obligados a fijar una posición inequívoca frente a la barbarie.
La historia no recomienda otra cosa: No se puede ser tolerante contra los intolerantes. Y ante la espada que empuña El Yunque, las ideas.
Apuntes.
Por eso no hay perder de vista el fondo de las cosas: El embate contra la escritora Elena Poniatovska de parte de los ultras encubre la mentira del endeudamiento de los gobiernos: El de la Ciudad de México y el del gobierno federal, que es preciso dilucidar. Y detrás del aborrecible “cállate, cha-cha-la-ca”, de López Obrador, está la inmoral intervención de Fox en el proceso electoral.
Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.