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jueves, septiembre 07, 2006

LA MANO SUCIA DE FECAL.

El presidente electo ofrece su mano, AMLO la rechaza.

alvaro delgado/ gloria leticia díaz06/09/2006.

* Calderón reitera compromisos: empleo, seguridad y combate a pobreza
* El tabasqueño desconoce al panista y lo llama “espurio”
* Líderes de la coalición signan la Declaración por la Dignidad

México, D.F., 5 de septiembre (apro).-

Una, dos, tres, muchas veces, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa convocó, exhortó y clamó por el diálogo, y se prometió trabajar por la unidad de los mexicanos para “iniciar una nueva etapa de la vida nacional”, en lo que fue su primer discurso como sucesor legal de Vicente Fox, a quien evitó mencionar y cuyos funcionarios de gobierno estuvieron ausentes.

Por su parte, Andrés Manuel López Obrador se dijo “despojado de la Presidencia”, desconoció a Felipe Calderón como presidente electo y firmó un documento en el que rechaza la “usurpación” y se compromete a no permitir que el mandatario “espurio tome posesión el primero de diciembre de 2006”.

“Mi tarea será unir a los mexicanos”, se comprometió Calderón en un festejo discreto y más bien apocado --bajo una incesante lluvia--, que se celebró en la sede del Partido Acción Nacional (PAN) cuyo presidente, Manuel Espino, lo ungió también como “líder indiscutible del panismo nacional”, y le manifestó su respaldo para “los días difíciles” que vendrán.

El discurso de Espino, quien sí mencionó a Fox, planteó a Calderón la necesidad de respetar a quienes piensan diferente. “Tenemos la obligación moral de ir en búsqueda de acuerdos con todos, con todos los actores políticos: con los verdes, con los rojos, con los anaranjados, pero también con los amarillos.”

Esa fue, también, la directriz de Calderón en su discurso inaugural y en el mensaje que dirigió, por radio y televisión, en la noche, después que recibió en sus oficinas a Genaro Borrego y Luis Téllez, dos prominentes expriistas, así como las felicitaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).

“La pluralidad es el mandato de las urnas, así lo entiendo y así habré de gobernar”, dijo, aunque más tarde acusó que se ha generado, “de manera deliberada”, un ambiente de tensión, de hostilidad y de incomprensión.

Acompañado por su esposa Margarita Zavala y sus tres hijos, Calderón defendió el proceso electoral, que fue “libre”, y aplaudió la “eficacia” del Instituto Federal Electoral (IFE) y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que hoy lo declaró presidente electo, pese a las graves irregularidades reconocidas por los magistrados.

En su primer discurso como relevo de Fox, ante centenares de panistas que lo vitorearon con escaso entusiasmo, Calderón se comprometió a que las propuestas “más valiosas” de sus adversarios serán incorporadas en el programa de gobierno” de los próximos seis años, y los llamó a hacer “un esfuerzo” para establecer el diálogo.

“De mi parte siempre habrá una mano tendida y una puerta abierta al diálogo”, expresó, tal y como lo hizo, primero, la noche del jueves 6 de julio, al concluir el cómputo del IFE que le dio una ventaja que fue disminuyendo hasta quedar en una diferencia definitiva de 0.56% arriba de Andrés Manuel López Obrador.

Luego de asegurar que el 1 de diciembre asumirá el cargo que “el pueblo me ha conferido”, Calderón dijo que ha llegado la hora de la unidad y de los acuerdos, y que de inmediato iniciará “un diálogo constructivo en el Congreso” para acordar una agenda nacional.

“Sólo unidos podremos vencer a quienes son nuestros verdaderos enemigos: la pobreza, la delincuencia, el desempleo, la desigualdad. Divididos perderíamos la fuerza que necesitaríamos para construir un México mejor”, exclamó.

“Los llamo a todos a trabajar por México, un llamado a las fuerzas políticas, a los gobernadores, a los Congresos locales, a los ayuntamientos del país, desde luego al Congreso de la Unión. A todos los convoco a unir fuerzas para orientar la vida de México.”

En su exhorto a la unidad, citó al prócer de la Reforma, Melchor Ocampo, como lo hizo también con los héroes Miguel Hidalgo, José María Morelos, Francisco Villa y Emiliano Zapata:“Cerrarle la puerta al diálogo es cerrarle la puerta a México. Debemos pasar de la polémica a la conversión democrática.”

Tal como lo hizo en la campaña, Calderón reiteró sus tres propuestas centrales para su gobierno: combate a la pobreza, seguridad pública y generación de empleos. En el primero de esos rubros, enfatizó la necesidad de ir más allá de la ayuda y generar oportunidades que moderen la opulencia frente a la indigencia.

En el ámbito de la seguridad pública, aludió a las Fuerzas Armadas, y dijo que éstas tienen como tarea servir al país y así seguirá siendo, porque “el pueblo aprecia su lealtad a la Constitución”.Y subrayó: “Hoy reafirmo mi voluntad de gobernar para todos los mexicanos, sin distinción de ningún tipo, ni política ni religiosa ni de región del país. Mi gobierno estará al servicio de toda la sociedad. Ejerceré un gobierno incluyente, responsable, honesto, transparente y comprometido plenamente con la rendición de cuentas. Gobernaré con absoluto respeto a nuestras instituciones y a las leyes democráticas.”

Ante las próximas fiestas patrias por el 150 aniversario de la Constitución de 1857 y el bicentenario de la Independencia y centenario de la Revolución, Calderón se comprometió a conmemorar esas gestas con los sueños de los héroes que las encabezaron y en este mes, en septiembre, dijo, “recordemos que México está por encima de nuestros intereses particulares”.

Y añadió: “Recordemos que en septiembre, y siempre, que ser mexicano es más importante que pertenecer a un partido político o haber apoyado a un candidato, que México no merece la división por causas que pueden ser superadas por la vía de la razón y del entendimiento, por la vía de las instituciones y la ley, por la vía de la democracia”.”

Concluido su discurso en el salón Manuel Gómez Morín, acompañado de su esposa, hijos y sus principales colaboradores en la campaña, así como por Manuel Espino, Calderón salió a la explanada del PAN, cubierta por una carpa gigantesca para proteger a los asistentes de una pertinaz lluvia, y ahí fue recibido con gritos de “¡Sí se pudo, sí se pudo, sí se pudo!”

--¡Claro que se pudo! --respondió, y les manifestó su gratitud por el apoyo en un proceso electoral que, dijo, fue “tardado y emocionante”, y completó: “Pero sabía que la verdad prevalecería y prevaleció”.Ahí, otra vez, insistió en que ha llegado la hora de la unidad y de la conciliación, y aunque no se refirió por su nombre a López Obrador, que lo desconoció casi a la misma hora en el Zócalo, dijo: “Ha llegado la hora de la unidad, ha llegado la hora de la conciliación.”

Y acusó: “Ustedes saben que se ha generado por desgracia, de manera deliberada, un ambiente de tensión, de hostilidad, de incomprensión. Nosotros debemos ser quienes tengamos precisamente la disposición de tender puentes, de no confrontar, de no enfrentar y de no dividir.”Justo cuando decía esto, se escuchó una mentada de madre instrumentada por el claxon de un vehículo que pasaba sobre la avenida Popocatépetl, que hizo que muchos de los asistentes se miraran a los ojos, mientras Calderón concluía su discurso: “Nuestra tarea, la de todos, la mía personalmente como mexicano, como ciudadano y como presidente de México, será unir a los mexicanos en torno a un proyecto común, que es México.”

Al final, un grupo de sobrevivientes del Escuadrón 201, que combatió al final de la Segunda Guerra Mundial, le regaló el estandarte que el grupo llevó por tres continentes. “Tiene la sangre de tres compañeros que ya no regresaron”, le dijo uno de ellos y le dio un abrazo.Después, bajo la lluvia, se fue a festejar…“¡Que nadie se apachurre, la lucha sigue!”

Casi de forma paralela, en el Zócalo, López Obrador se dijo “despojado de la Presidencia”, desconoció a Felipe Calderón como presidente electo y firmó un documento en el que rechaza la “usurpación” y se compromete a no permitir que el mandatario “espurio tome posesión el primero de diciembre de 2006”.

Bajo una pertinaz lluvia, el candidato de la coalición Por el Bien de Todos fue uno de los firmantes de la “Declaración por la dignidad, la democracia y el restablecimiento del orden constitucional”, que leyó la senadora Rosario Ibarra de Piedra.

De dos párrafos, el documento puntualiza que los legisladores que lo signan rechazan a Calderón como presidente y que evitarán asuma el cargo, “todo ello en el marco de la resistencia civil pacífica y hasta el restablecimiento del orden constitucional”.

Sobre una mesa dispuesta para ello, Ibarra de Piedra fue la primera en estampar su firma, para luego ser imitada por el senador del PT, Alberto Anaya, y después el de Convergencia, Dante Delgado.Aunque el documento empezaba con una especificación de que los firmantes serían legisladores, el dirigente nacional del PRD, Leonel Cota Montaño, rompió la secuencia, y de ahí más líderes perredistas hicieron lo propio, al igual que la escritora Elena Poniatowska y el actor Juan Arvizú, “el Tata”.

Cuando tocó el turno a López Obrador, se dispuso de una silla flanqueada por una bandera nacional, a fin de que el tabasqueño estampara su firma.De entrada, rechazó cualquier posibilidad de “transar con los delincuentes de cuello blanco”, y sostuvo que continuaría en su lucha por los desposeídos.

A unas horas de que el Tribunal Electoral validara la elección del 2 de julio y nombrara a Calderón presidente electo, López Obrador reprochó a los magistrados “someterse” al panista y carecer “del arrojo, la dignidad, el orgullo y la arrogancia de actuar como hombres libres”.Los acusó de optar por la convalidación del “fraude electoral”, y con ello violentar “la voluntad popular y fracturar el orden constitucional”.

Apuntó que tanto Calderón como los magistrados negaron al recuento total de casillas porque “el candidato de la derecha no ganó la elección presidencial, y nos están despojando de un triunfo legal y legítimo que nos otorgó la mayoría del México”.Continuó: “Expreso mi decisión de rechazar el fallo del Tribunal Electoral.

Desconozco a quien pretende ostentarse como titular del Poder Ejecutivo federal sin tener una representación legítima y democrática”.Según López Obrador, la convalidación de la elección a favor de Calderón es el resultado de que “una minoría privilegiada ha tomado las instituciones y las mantiene secuestradas para su propio beneficio; esta realidad es la que tenemos que transformar, es la que tiene en la ruina al país y en la pobreza a la mayoría del pueblo”.

Por ello llamó a sus seguidores a que, “ante este atentado a la legalidad constitucional y a la vida democrática”, su deber es “abolir de una vez y para siempre el régimen de corrupción y privilegios que impera en nuestro país”.Para ello, señaló, se requiere “refundar la República y el orden constitucional”, lo que podrá hacerse en la Convención Nacional Democrática (CND), a realizarse el próximo 16 de septiembre, a través de la creación de “un gobierno que cuente con la legitimidad necesaria”.

López Obrador consideró que una vez declarado presidente electo, Felipe Calderón y su equipo van a recurrir a seis estrategias para intentar legitimarse: buscar legitimidad en el extranjero, “como lo hicieran desde Victoriano Huerta hasta Carlos Salinas de Gortari, van a seguir con la política de buscar afuera la legitimidad que no tienen en el país”; van a recurrir a “la cargada” o la validación de organismos empresariales y de otro tipo, en el clásico “besamanos”; subordinación de los medios de comunicación; golpes espectaculares para “confundir a la gente”; iniciar programas con tinte social para “repartir migajas”, y el intento de cooptación de dirigentes de la coalición.

Sobre este último punto, López Obrador descartó que los legisladores y dirigentes de la coalición cedan, porque precisamente al firmar la Declaración por la Dignidad, se confirma que los signantes “no aceptan los viejos moldes de la política”.Dijo que de parte de sus seguidores, el paso siguiente será encabezar la “revolución de conciencia”, que consiste en hacer a un lado a las instituciones que tienen como titulares a personajes que no las respetan.

“Por eso, aunque no les guste a mis adversarios, les digo, ¡al diablo con sus instituciones!”Añadió que tiene que desecharse la idea de que “tendría que entrar al aro, a hacerles el juego, que iba a pensar como ellos y rendirles pleitesía, a pesar de la humillación y el ultraje, pero el pueblo dijo ¡basta!”.López Obrador acusó a los panistas de haber rechazado su oportunidad de cambiar al país como lo ofrecieron, por lo que “son ellos los que deberían estar avergonzados, profundizaron más las diferencias y dejaron al descubierto su cara racista y fascista”.

Al insistir en su convocatoria a la CND, López Obrador llamó a sus seguidores a recuperar el ánimo: “Que nadie se apachurre, es un timbre de orgullo estar participando en este movimiento, debemos mantener la frente en alto, no tenemos nada de qué avergonzarnos, seguimos luchando por una patria mejor”.Al concluir la 38 asamblea informativa, los cientos de seguidores que aguardaron pacientes bajo la lluvia, continuaron sus arengas y porras en su camino de regreso.

En los andenes de la estación del metro Zócalo y en los vagones del tren, por ejemplo, gritaban con fervor “¡es un honor estar con Obrador!”.Cabe señalar que durante todo el evento, hubo un constante maltrato a los representantes de los medios, a los que los seguidores de la coalición arrojaban monedas y desperdicios de comida, al tiempo que les gritaban ofensas. Incluso surgieron gritos que clamaban “¡hay que lincharlos!”.

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