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jueves, septiembre 07, 2006

AHORA LA GUERRA POR LOS HUESOS ENTRE LA PERRADA ESPURIA.

Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto.
07 de septiembre de 2006.

Guerra por Bucareli.

Apenas recibieron la constancia de Presidente electo y en el equipo de Felipe Calderón Hinojosa arreciaron las fuertes pugnas entre miembros del equipo cercano por posiciones de poder en el gabinete. Aunque son al menos cuatro las Secretarías más codiciadas, la que ha dividido y enfrentado en dos bloques a los calderonistas es la de Gobernación.

De un lado Josefina Vázquez Mota, la coordinadora que levantó de la lona a Calderón y tejió alianzas políticas que lo llevaron a ganar, argumenta sus resultados para ocupar la posición de segundo de a bordo del gobierno calderonista; pero del otro lado, contra Josefina, se formó un bloque de los yuppies amigos del Presidente electo, formado por Juan Camilo Mouriño, Germán Martínez Cazares y César Nava, quienes impulsan a Gobernación a Juan Molinar Horcasitas.

El principal argumento de ese grupo de calderonistas es que Vázquez Mota no es parte del "círculo íntimo" de Felipe ni tiene una larga trayectoria en el PAN; una razón más de pertenencia, del purismo que caracteriza a algunos sectores de Acción Nacional, que de una disputa sobre capacidades o habilidades para ocupar el área que hará frente al mayor reto del gobierno de Calderón: el desastre, la grave crisis política que le heredará el presidente Vicente Fox.

En la disputa interna, Josefina se ha defendido con el argumento de sus resultados. Plantea que en el momento en que la campaña iba en caída, 10 puntos debajo de López Obrador en marzo, y el equipo de estrategas que encabezaba Juan Camilo Mouriño no podía levantar, ella entró al quite y Calderón logró remontar y alcanzar al perredista.

Contra lo que esgrime Vázquez Mota, el caso de Juan Molinar Horcasitas no se sostiene precisamente en resultados. Reconocido como académico y con un papel importante como consejero electoral del IFE, aunque su actuación siempre fue parcial a favor del PAN, Molinar no tuvo éxito en su primer incursión en la administración pública. Fue precisamente en Gobernación, con Santiago Creel como titular, cuando fue nombrado subsecretario de Desarrollo Político al arranque del gobierno foxista.

Apenas habían pasado semanas del inicio del gobierno y Molinar, quien debía operar las relaciones con partidos políticos, se topó con una sorpresa: los diputados y senadores del PRI le cobraron su marcado antipriísmo cuando fue consejero del IFE y, en una decisión de partido, vetaron al subsecretario Molinar. Fue Enrique Jackson, líder de los senadores tricolores, quien por febrero del 2001, en una reunión con Creel, le dijo sin miramientos: "Con Juan no tenemos nada que hablar. Dile que ya no me esté llamando, si quieres diálogo con los priístas nombra a otro interlocutor".

A partir de ahí, Creel le pidió a María Amparo Casar encargarse de la comunicación con el PRI. Molinar fue hecho a un lado y, como tampoco tenía una buena relación con el PRD, terminó por ser desplazado. Primero emprendió una guerra contra María Amparo y, al final, acabó gritándose con Creel a quien, en medio de reclamos de traición a la amistad de varios años, le entregó su renuncia. Pero Juan juró venganza, y durante sus tres años como diputado federal se encargó de ponerle piedras en el camino a su ex amigo Santiago, lo que terminó por acercarlo a Felipe Calderón.

¿Con esos antecedentes realmente Molinar y sus jóvenes amigos panistas de veras creen que, por más pedigree blanquiazul que tenga, Juan sería buen secretario de Gobernación?

Notas indiscretas. Ayer Andrés Manuel López Obrador revivió en su discurso un ingrediente de polarización que iniciaron los panistas cuando, en la guerra sucia de las campañas, difundieron por diversos medios que al perredista sólo lo seguían los "nacos", los "gatos" y otros adjetivos clasistas. "Ellos se creen mucho y nos llaman chusma. No permitamos el racismo", dijo el dirigente que parece buscar revivir su desgastado discurso con un filón, como la lucha de clases, que sin duda puede ayudarle a mantener a sus seguidores, pero también puede ser una bomba en un país con profundas desigualdades. Los dados mandan Serpiente. Mal tiro.

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