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miércoles, septiembre 06, 2006

EL DICTAMEN DE AYER: NOTORIAMENTE IMPROCEDENTE.

REFORMA.
Modesto Suárez.

'Notoriamente improcedente'.

Para muchos ciudadanos el recuento de todos los votos emitidos el pasado 2 de julio era la única forma de aclarar los resultados de la elección.

Improcedente: Impertinente, inoportuno, o desacertado por cualquier motivo.
María Moliner, Diccionario de uso del español.

"Notoriamente improcedente" es una expresión utilizada por los juzgadores para desechar de plano una petición formulada ante ellos por considerarla completamente infundada.El pasado lunes 21 de agosto, el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Mariano Azuela, desechó como "notoriamente improcedente" el escrito de 16 mil 806 ciudadanos, que preocupados por "...el riesgo de que se violente la paz social en México, debido a la incertidumbre generada por la violación al voto público", solicitaban a ese órgano jurisdiccional que, con fundamento en la facultad prevista en el artículo 97 de la Constitución federal, investigara lo sucedido con el voto público emitido en las elecciones presidenciales del 2 de julio.

Días antes de realizar su declaración de "notoria improcedencia", el ministro Azuela descalificó de manera contundente -y podríamos agregar totalmente inaudita- la base jurídica de tal facultad: "El artículo 97 de la Constitución es anacrónico, está redactado con los pies, es obsoleto y no sirve para nada".En estas condiciones, para el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación tanto la petición antes aludida como el fundamento invocado en la misma son "notoriamente improcedentes".

Los ministros del máximo tribunal parecen estar en perfecta sintonía con los magistrados del Tribunal Electoral, los cuales, en días más o menos recientes, también decidieron considerar como "notoriamente improcedente" la petición de la coalición Por el Bien de Todos, y de numerosos ciudadanos, de ordenar un nuevo cómputo de todos los votos sufragados el pasado 2 de julio.

En las palabras de la única magistrada del Tribunal Electoral: "...bajo ningún argumento procedía la apertura indiscriminada de paquetes, porque eso hubiera sido ir en contra de lo establecido por el legislador y se habría dejado de lado toda una estructura legal en política de elecciones".

Por supuesto, esta magistrada se refería a la ley secundaria, no a la Constitución.

El comportamiento del Tribunal Electoral parece haber respondido a un guión preestablecido: recontar todos los votos equivalía a dar el triunfo al candidato de la coalición Por el Bien de Todos; recontar parcialmente los sufragios confirmaría el triunfo del candidato de Acción Nacional.

De ahí que su decisión final hubiera sido prefigurada desde hace algunas semanas por el presidente de la República, por el candidato de Acción Nacional, por la coalición Por el Bien de Todos, por los medios de comunicación y por muchos ciudadanos: la confirmación de los resultados presentados por el IFE.

Por mi parte, escribo este texto la víspera del día en el cual dicho órgano pronunciará su resolución final, y no tengo la menor duda sobre el sentido de la misma. La labor del Tribunal Electoral ha podido leerse como si se tratara de un libro abierto. Algo verdaderamente insólito en un asunto de enorme trascendencia política y social que carecía de antecedentes históricos recientes.

La historia seguramente dirá que la petición lúcida de un grupo de más de 16 mil ciudadanos fue desechada como "notoriamente improcedente" por el más alto tribunal de la nación. Dirá también que, en un país con un pasado plagado de fraudes electorales, otros miles de mexicanos solicitaron de diversas maneras al Tribunal Electoral aceptar el recuento de todos los votos -la única manera, por cierto, de aclarar de modo fehaciente los resultados de la última elección presidencial- y que esta sensata petición fue desechada por ese órgano por considerarla como "notoriamente improcedente".

En este país, la lucidez y la sensatez parecen ser impertinentes, inoportunas y desacertadas.

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