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miércoles, septiembre 06, 2006

DEJAMOS DE PENSAR EN LA PRESIDENCIA POR PENSAR EN EL RUMBO DEL PAÍS.

REBELIÓN.

Jorge MARTINEZ Diputado federal saliente del PRD mexicano«Estableceremos un gobierno paralelo, un gobierno legítimo emanado de la voluntad popular»
Gara

A Jorge Martínez Ramos, diputado de la 59 legislatura por el distrito federal, no le sorprendió la decisión del Tribunal Federal Electoral de avalar los comicios del 2 de julio, aunque asegura que se abre una etapa nueva con la convocatoria de una Convención Democrática y el establecimieno de un Gobierno «legítimo».

En el PRD y en la coalición presidencial Por el Bien de Todos, que lidera el candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador (AMLO), sí hubo un breve periodo en el que pensaron que el Tribunal Electoral, ante el tamaño del fraude, anulara las elecciones del 2 de julio. La «esperanza» duró apenas unos días, los justos para ponerse a pensar que alcanzar la presidencia no era lo más importante. Piensa que México se puede transformar desde otros escenarios. La protesta continúa.

­¿Cómo valora el fallo del Tribunal Federal Electoral validando a Felipe Calderón?
En principio no nos sorprende. No esperábamos mucho del Tribunal a estas alturas. Sin embargo, es indigno para el Tribunal y México no se merece el hilo argumentador tan frívolo que ha esbozado. Por ejemplo, dice que no debe ser un agravio que el presidente del Instituto Federal Electoral (IFE) declarara ganador a Felipe Calderón ­lo hizo en la misma noche electoral sin que se conocieran los resultados­. Dice que es irrelevante porque no tiene autoridad para declarar ganador a nadie.


Al final solamente pone la guinda a un tema que ha venido perfilándose como la construción de una democracia simulada, en la que los mecanismos de poder formal sólo son eso: la manera de legitimar un sistema, el mecanismo de dominación de unos cuantos privilegiados. Además, da al traste con un proceso que a México le costó vidas, que le costó sangre, muchas décadas de historia, que tenía su prueba de fuego en esta elección tras una lenta y tortuosa transición.

­El Tribunal asegura no haber hallado pruebas de fraude.
Hay que esperar el fallo por escrito pero tendrán que llevarnos a todos de la mano para explicarnos cómo es posible que no han encontrado pruebas cuando, por ejemplo, el 80% de los paquetes electorales de las 13.000 casillas que se abrieron, estaban ya abiertos, y alrededor de la mitad tenían más votos que votantes, o viceversa, más votantes que votos. Eventualmente uno o dos votos, pero se encontraron hasta 80. Cuando tú extrapolas esto sobre una muestra que fue del 9%, al 100%, que es lo que estábamos pidiendo, puede haber un diferencial de votos entre 1,5 ó 2 millones de votos que no se sabe en dónde están, de quién son o de quién fueron.


­¿Qué papel juegan los poderes fácticos?
Haciendo un análisis de los poderes formales y de los informales era difícil esperar una cosa distinta del tribunal, porque no había pasado una prueba así. Los poderes formales ­Gobierno, Congreso, Corte de Justicia...­ no nos favorecen, como tampoco están con nosotros la prensa, salvo decorosas excepciones, y la oligarquía.
Aquí hay que hacer un apunte sobre otros poderes informales: el de los intereres monetarios de estas sociedad modernas transnacionales, en este caso de capital español, que es terrible. De ahí el dislate de Zapatero de anticiparse de la manera tan torpe para felicitar a un candidato cuando al proceso le faltaba mucho. Bancos que no dan crédito, que viven de comisiones y mamando literalmente de la ubre del Gobierno mexicano.
Por supuesto también se siente la mano de EEUU. Si nos tiramos a la izquierda cambia por completo la fisonomía de un continente.


­AMLO decía que sólo aceptaría la anulación de las eleciones o su proclamación como presidente. ¿Qué escenarios se plantea ahora el PRD?
Tenemos la Convención Nacional Democrática el día 16. Ahí seguramente la dirección nos orientará para establecer un gobierno paralelo, un gobierno legítimo emanado de la voluntad de la gente. Si logramos la participación de entre medio y un millón de personas tendrá un nivel de legitimidad real habida cuenta de los más de quince millones de votos que nos acompañaron en julio. De forma que no reconoceremos en Felipe Calderón más que un espúreo, y estaremos pendientes de llevar a cabo una manifestación permanente de resistencia y de observancia. Esa es la trinchera de la calle. Al mismo tiempo tendremos un importante nivel de representación en la cámara de diputados que haremos valer para presionar y hacer las modificaciones que hagan falta. Confiamos en que la presión y el nivel de conciencia que el escándalo ha generado permitan acuerdos mínimos de modificación a todas las leyes. Deseamos un nuevo Constituyente y vamos a empujar hasta donde sea posible. Tenemos mucho espacio para hacer y el respaldo de muchísima gente.


­¿Cómo afronta el PRD esta nueva fase de prostestas despues de 37 días de movilizaciones que, sin duda, habrán desgastado a la formación?
Un plantón permanente de la magnitud que estamos llevando efectivamente tiene un desgaste real. Lo que ocurre es que nosostros decidimos dejar de pensar en la presidencia. Desde luego, la presidencia de la república es el espacio de mayor capacidad para influir en el destino de la gente, pero no es el único. Nosostros estuvimos en una disyuntiva muy complicada y decidimos dejar de pensar en la presidencia por pensar en el rumbo del país. Estas coyunturas, aunque parezcan muy dramáticas en los momentos en los que se están viviendo, como partido tenemos plena convicción de que una vez pasado el mayor fragor, las cosas van tomado su nivel y un movimiento como éste, con mira histórica, tiende siempre a crecer. No tenemos ninguna duda de que el desgaste quedará como un esfuerzo necesario.


­¿Cuál es la diferencia con el «fraude» del 1988?
Coincidieron una serie de razones en un momento determinado irrepetible. Gracias al liderazgo del ingeniero Cárdenas y muchos otros, dieron la sorpresa, pero no existía el PRD. Cárdenas fue candidato del Frente Democrático Nacional, un conjunto de pequeños partidos, pero después del fraude no había asidera, no había un partido de masas organizado a nivel nacional. Ese es el cambio. Si en el 88 no pudimos hacer lo que hacemos hoy es poque no teníamos los elemento que tenemos hoy. Ahora sí. Por eso si alguien pensaba que lo del 88 se iba a repetir y no iba a ocurrir nada, se van a encontran con algo muy complejo.


­¿La carrera política de López Obrador va unida a la suerte de esta protesta?
Seguro. Andrés, por el tamaño de dirigente que es y por su profundo conocimiento de la historia, dejó de pensar en una ambición personal de la presidencia. Desde luego que aquí está en juego el capital político de mucha gente, especialmente un liderazgo como el suyo, pero eso no es lo que importa. Lo importante es amortiguar lo que significa un gobierno reaccionario llegado de la peor forma. Ante eso la apuesta es lograr dar un golpe de timón aunque Andrés no sea presidente. -

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