Arropado por el Pueblo |
lunes, 26 de marzo de 2007 | |
MEXICO, D.F., 25 de marzo (LA JORNADA).- Con abrazos, palmadas, sonrisas de oreja a oreja y promesas de comidas y brindis para celebrar, la gente se despedía al retirarse del Zócalo con la plena certeza de que la Segunda Asamblea de la Convención Nacional Democrática (CND) fue todo un éxito, pero también, y quizá esto sea lo más importante, con el compromiso de volver a reunirse de inmediato en caso de que "la Derecha mande alguna iniciativa de ley para privatizar Pemex de la manera que sea". Enfundado asombrosamente en una gruesa chamarra pese al calor que derretía a la multitud -tal vez porque no en vano es tabasqueño-, Andrés Manuel López Obrador confirmó su autoridad moral cuando en su discurso puso de relieve que por haber seguido la estrategia correcta en la lucha contra el fraude, "no tenemos el viacrucis de las cárceles, los muertos, los desaparecidos, la tortura" y, por el contrario, "nuestro movimiento está en pie" y mantiene la seguridad de que "más temprano que tarde va a triunfar". El dirigente compartía con todas y todos, hombres, mujeres, jóvenes, ancianos, niños, la certidumbre de que la jornada fue una rotunda victoria de los ciudadanos que desfilaron en largas, nutridas y entusiastas columnas sobre Reforma y Juárez, e inundaron el Zócalo pese a la desinformación televisiva y al desdén de la corriente más numerosa del PRD, la de los chuchos, que no se movilizó con el propósito de hacerle el vacío al Presidente Legítimo, en represalia tal vez porque éste les echó a perder el jugoso negocio mediante el cual pretendían llevar como candidatos a los gobiernos de Yucatán y Baja California, respectivamente, a la yunquista ex alcaldesa de Mérida, Ana Rosa Payán, y al zar de los juegos de apuesta y ex presidente municipal de Tijuana, Jorge Hank Rhon. Pero nada: la gente quería, y logró, reencontrarse con su líder para acompañarlo en esta prueba de fuego solar y demostrar que -pese a las calumnias sistemáticas de los adversarios electrónicos del movimiento, para quienes "López Obrador despilfarró 15 millones de voluntades y las redujo a algo patético" (sic)- la resistencia permanece firme, en pie de lucha, llena de fe y de confianza en sí misma, en tanto que "los del gobierno usurpador no han hecho nada, absolutamente nada por el beneficio del pueblo". Por el contrario: "han subido los precios de todo, de la tortilla, la carne, la leche, el huevo, el pollo, el pan, el gas, la luz, todo, y como si eso fuera poco ahora están preparando un nuevo atraco contra el pueblo al que le llaman 'reforma fiscal' para cobrarle a los pobres y a la clase media impuestos en alimentos y medicinas", dijo López Obrador en el tramo central de su discurso. Antes de que él tomara la palabra, Rita Guerrero había deleitado a los presentes con su interpretación de "La Paloma", y el sacerdote y periodista Enrique Maza había leído una cálida declaración de apertura de los trabajos de la CND, y Rafael Hernández había presentado una síntesis de los acuerdos que adoptaron las mesas de debate -entre éstos exigir la destitución de Luis Carlos Ugalde y de todos los consejeros ciudadanos del IFE- y ahora, mientras la muchedumbre se abanicaba para atenuar el efecto de la insolación y escuchaba en silencio y pronta a externar su asentimiento con aplausos, López Obrador preguntó: "¿De qué reforma fiscal están hablando? En el ejercicio anterior, las empresas pagaron 118 mil millones de pesos de impuestos y los ciudadanos 182 mil, o sea 74 mil millones más que los patrones, y sin embargo, las empresas obtuvieron 60 por ciento del ingreso y los trabajadores 30 por ciento. ¿De qué se trata? Cemex tuvo utilidades de 40 por ciento pero sólo pagó 2.3 por ciento de impuesto. Telmex tuvo ganancias de 50 por ciento y sólo pagó ocho por ciento de impuestos; Kimberly Clark sólo pagó seis por ciento, Coca-Cola, uno por ciento, Bimbo, 1.7 por ciento, Alfa 2.3 por ciento, Carso 2.7 por ciento, Maseca 1.3 por ciento, Wal-Mart 2.4 por ciento y la Bolsa Mexicana de Valores nada, cero por ciento de impuestos; en cambio, los trabajadores, dependiendo de sus ingresos, pagaron entre 15 y 28 por ciento y ahora les quieren, repito, cobrar más impuestos en alimentos y medicinas. No lo vamos a permitir". Luego de examinar otros ejemplos de la alianza entre el "gobierno espurio y los empresarios que participaron en el fraude electoral", como Gastón Azcárraga, que "acaba de demandar al sindicato de sobrecargos (de Mexicana de Aviación) para quitarles prestaciones y hacerles trabajar el doble por el mismo sueldo", el dirigente lanzó la gran propuesta cuando dijo que "en el momento en que la derecha mande al Congreso cualquier iniciativa para privatizar Pemex de la manera que sea", el movimiento se reunirá de inmediato en el Zócalo para decidir qué hacer". A petición expresa, la multitud alzó la mano para ratificar su compromiso con esa idea, y luego de cantar con Rita Guerrero el Himno Nacional se disolvió para fundirse en abrazos y apapachos, orgullosa de su éxito. Valga anotar, sin embargo, que a lo largo de todo el evento, los brujos presentes en la plaza no dejaron un instante de practicar "limpias de haura" (sic) y contra "mal de ojo, dolor de cabesa, enbidia, daños, echisería, amarres y desamarres", de acuerdo con los cartoncitos que anunciaban sus muy solicitados servicios. ¿Por qué será? Así, y ahí están ellas. Con su lealtad, su entrega, el fervor, la esperanza, y la furia. Y ellas son el pueblo, el de de deveras, el democrático, el legítimo, el que eligió a su legítimo presidente, el que hará caer al espurio. Ellas lo dicen, son el pueblo. Y el pueblo manda. Y el pueblo acude en la mañana dominical al corazón de la ciudad, y del país, para aclamar, para escuchar a su líder. “¡Es un honor, estar con Obrador!”, se escucha el coro en la gran plaza. Ellas viajaron en el Metro. No pagaron, mostraron sus gafetes de participantes de la Convención Nacional Democrática. Durante el trayecto, platicaron entusiasmadas de lo que ocurrió en las mesas de trabajo, de los resolutivos. “¡Yo pude saludar a Fernández Noroña!, ¡le toque su mano, le di un abrazo a Gerardito, que es un valiente, que tiene asustado a Felipillo, que no lo deja estar en paz!”, dice excitada una de ellas. |
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