Espionaje entre los gobernantes (y contra los gobernados) |
lunes, 26 de marzo de 2007 | |
Por Alvaro Cepeda Neri Conjeturas I.- No es una novedad ni tampoco es que se haya puesto de moda. Me refiero al espionaje. En nuestro país, descaradamente, el CISEN (Centro de Investigación y Seguridad Nacional) es el encargado de espiar a todo mundo. Como su nombre lo dice: investigan sigilosamente interviniendo teléfonos y, ahora, el Internet; "orejas" en los restaurantes que escuchan las conversaciones de sus clientes; el CISEN realiza encuestas, una mascarada para espiar enterando al inquilino de Los Pinos en turno de lo que piensan, tienen y quieren los mexicanos. III.- Los cuerpos militares ni se diga: hacen del espionaje, hasta en tiempos de paz y sobre todo más por aquello de "no te entumas", su cotidiana tarea. Es lo que se denomina información militar. Como también hay la información política. Es una manera de estar enterados hasta de qué corbatas usa fulano, cuántas amantes tiene perengano y de lo que gastan, pues no se confía en la declaraciones fiscales ni en los censos. IV.- Se espían los gobiernos entre sí, aunque es justo reconocer que unos más que otros. Estados Unidos mantiene, verbigracia, un muy sofisticado sistema para atisbar lo que hace y no hace Fidel Castro. últimamente para saber si sus males físicos lo llevarán a la tumba o, como parece, sobrevivirá. La CIA y el FBI son agencias oficiales para espiar, por todos los medios, sobre todo ilegales, a ya casi la humanidad entera. A los chinos los tienen bajo vigilancia constante. V.- Hace tiempo que la información es fundamental, en regímenes democráticos y autocráticos. Indagar lo que hacen los empresarios en sus reuniones secretas, los obispos de la Iglesia Católica y demás ministros de las otras iglesias, es el pan de cada día del espionaje. Harry Howe Ransom, en la Enciclopedia de las Ciencias Sociales (Aguilar de ediciones), tiene un magnífico ensayo, sobre los Servicios de Información Política y Militar. Es un tema con sobrada bibliografía. VI.- "En todas las épocas de la historia -nos dice- la organización, los procedimientos y los resultados de los servicios de información (léase de espionaje), se han considerado secretos de Estado. No hay funcionario que se precie de estar al día que no tenga sus fuentes confidenciales de información. A Nixon, el presidente estadounidense que prefirió renunciar antes de ser llevado a juicio político, lo pillaron con un eficaz aparato de "información". A tal grado que él mismo se espiaba. VII.- Los (des)gobernadores de nuestras 32 entidades (que incluye al Distrito Federal) tienen sus sistemas de espionaje. Algunos hasta espían a sus esposas y amantes. Uno al que se ha sorprendido enterándose de los chismes de sus gobernados, es el (des)gobernador de Sonora. Robinson-Bours espía a periodistas con escuchas telefónicas y "sembrando" en lugares públicos, de Sonora y de la capital del país, a individuos que se dedican a recabar información. VIII.- Y se hace víctima del espionaje a los gobernados, pues el gobierno mexicano tiene un sistema de información para, supuestamente, tomar las decisiones correctas, lo cual no siempre es verídico, ya que el espionaje es para que los gobernantes tengan en su poder datos particulares y privados de los ciudadanos. Estos son inspeccionados sin que se den cuenta. Las "orejas" que mandan los gobernantes a los actos públicos cerrados y abiertos, son fácilmente identificables. Y es que "paran oreja", notándoseles su papel. IX.- El columnista Miguel Badillo, quien publica bajo el título de Columna de papel, acaba de comentar que en Los Pinos se habría instalado un equipo de espionaje y que el encargado de eso ya hasta fue cesado; no se sabe si el sistema fue desmantelado y si está al servicio de Calderón o a éste lo tenían bajo vigilancia. Marina y la Defensa Nacional con Guardias Presidenciales acechan a los ciudadanos y a sus propios militantes. X.- Miles de kilómetros de cinta grabados. Videos. Reportes y demás recursos usados por esos métodos se archivan y en países con alta tecnología se procesan. Entre nosotros se guardan y el chismerío en la élite sobre lo que espían y los espían es para escribir guiones de malísimas novelas policiacas. Lo único cierto es que los mexicanos somos espiados según la importancia para los gobernantes, es decir: "según el sapo es la pedrada". |
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