Fox en la historia Jesús González Schmal
2 de diciembre de 2006
Si alguna connotación tendrá el periodo presidencial que concluye es su manifiesta paradoja. No ha habido, en toda la vida de la nación, una oportunidad más sobresaliente y propicia para el avance en lo político-social -democrático, de justicia y desarrollo, en lo económico-, como la que tuvo Fox en las manos, con condiciones óptimas de plena aceptación y colaboración colectiva, que fue irresponsablemente echada por la borda. Vicente Fox concitó la mayor esperanza y confianza hacia un cambio de fondo en el país. Pese al dislate de romper la fórmula solemne de la toma de protesta presidencial, el discurso inicial tenía planteamientos que suponían de veras la intención de llevar a México a sus mejores épocas.
El entorno económico no podía ser más favorable, el ingreso por divisas enviadas por emigrantes mexicanos de Estados Unidos y los niveles del precio promedio del petróleo constituyeron espléndidos recursos para ser instrumentados hacia un crecimiento verdadero. La disposición anímica de los mexicanos para emprender una nueva era de desarrollo estaba en su punto máximo. ¿Qué pasó, por qué se desplomó el proyecto dejando un México mucho peor que el que se recibía con injusticias crónicas pero con estabilidad política y económica?
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Crisis constitucional Gerardo Unzueta
2 de diciembre de 2006
Y bien, Felipe Calderón y la cúpula panista desperdiciaron la última oportunidad de corregir el fatal camino andado desde 2003, que creó las condiciones para hundir al país en grave crisis constitucional. De esa oportunidad escribí los días 4 y 18 de noviembre en estas páginas, como opción racional "al conflicto planteado por la desnaturalización del IFE y del TEPJF", que condujo a la designación como presidente electo al candidato de las facciones de la derecha, con burla de los "principios rectores" de la función comicial.
Esa opción se planteaba a Felipe y al PAN como emplazamiento. Otras oportunidades habían sido desechadas, incluidas las ofertas de Fox al desistirse de las consecuencias del desafuero de López Obrador. Así, Fox emprendió una campaña electoral por su favorito y contra AMLO, se desató la guerra sucia mediática para desprestigiar a este candidato, se permitió la intervención del Comité Coordinador Empresarial con el mismo propósito, el presidente del IFE falsificó los resultados electorales y proclamó el triunfo de Calderón, todo ello ilegal. Finalmente, el TEPJF consideró intrascendentes todos estos elementos, desechó la demanda "voto por voto y casilla por casilla" sustituyéndola por una fragmentaria computación y, en un alarde de cinismo, declaró la validez de la elección y la del presidente electo.
Esta declaración determinó un gobierno ilegal e ilegítimo para México. Es difícil concebir que la ambición de poder haya desechado, una a una, las salidas para una solución democrática. Sin embargo, aún existía la última opción que impedía esa crisis. Escribimos el 18 de noviembre: "No hacerlo (rendir protesta ante el Congreso) crearía la situación que prevé el 85 constitucional: ´Si al comenzar un periodo constitucional no se presentase el presidente electo... se encargará desde luego del Poder Ejecutivo, en calidad de presidente interino, el que designe el Congreso de la Unión´; éste dentro de los 10 días siguientes, convocaría nueva elección presidencial...".
El constitucionalista Arturo Zaldívar explica en EL UNIVERSAL del jueves: "El único caso en el que puede darse el supuesto del artículo 85 constitucional para el nombramiento del presidente interino es aquel en el que un presidente electo, en este caso Felipe Calderón, no acudiera a rendir protesta sin que mediara causa justificada...".
De eso se trataba: que Felipe renunciara a su calidad de presidente electo y decidiera no presentarse. Ello, naturalmente, exigiría lealtad al espíritu constitucionalista y al estado de derecho y, con base en ellos, adoptaran él y el PAN esa decisión patriótica, marchando hacia elecciones legítimas.
Mas al primer minuto de ayer, Felipe asumió el cargo que le confirió el poder del dinero. Después entró por la puerta de atrás a la tribuna del Congreso y pronunció inaudible fórmula de protesta para recibir la banda presidencial flanqueado por Fox. Y siguió con actos en el Auditorio, el Campo Marte y el Castillo de Chapultepec, con puros invitados especiales, salvaguardado por inmensas vallas policiacas y militares que pusieron en estado de sitio a parte de la capital. No hubo, entonces el patriotismo que la nación reclamaba, sino la imposición antidemocrática. Se estableció la crisis constitucional.
Sin embargo, decenas de miles de ciudadanos que reclaman la vigencia de la Constitución, estuvieron presentes. Ellos llenaron el zócalo y marcharon hacia el Auditorio, apenas contenidos por las vallas, fuertemente armadas. Ellos, encabezados por López Obrador, sellaron el compromiso de luchar sin descanso por sacar al país de esta crisis.
Analista político, miembro del PRD
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