REFORMA.
René Delgado.
Desmantelar las barricadas.
Lleva el país casi medio año entre barricadas, tentado por la idea de resolver a golpes los problemas y las diferencias. Casi medio año sobreviviendo la intemperie política. Moviéndose intensamente, sin desplazarse. Zozobrando.Bajo el amparo legal del poder, de la legítima inconformidad, o bien, de la más absoluta impunidad se han tendido barricadas que, dicho sin ambages, frustran la libertad, el desarrollo y la pluralidad política, la democracia de carne y hueso.
Barricadas de la más diversa índole: oficiales y extraoficiales, artesanales o industriales, de lámina o de acero laminado, de curules o de desechos, montadas con desesperación social o estrategia militar.Barricadas en las calles, en Los Pinos, en barrios populares o lujosos, en San Lázaro, en auditorios para garantizar alguna ceremonia, en las bocacalles por donde ahora no cruzan los mexicanos.
Un país de barricadas dibuja el paisaje mexicano. El común denominador de ellas: cerrar el paso al "enemigo", cortarle el paso y, de ser posible, echarlo más atrás de donde se encuentra así se vaya el país a un desfiladero.Las puertas de atrás del país han sido habilitadas porque, con tanta barricada, las entradas y salidas principales están cerradas....
Con o sin brutalidad, con o sin ingenio, cada bando intenta asestarle un golpe al contrario, aquel al que mira ya no como un adversario sino como auténtico enemigo.Juegan los políticos a los golpes. A los golpes físicos, políticos, jurídicos o morales.
Golpes que, por momentos, dejan a la Constitución en vilo, aunque todos juran asestarlo en nombre de ella. La Constitución hecha un trapo con el que se sacuden las mejores y las peores intenciones, se lavan culpas y responsabilidades y se disfrazan cinismos o se pierden actos sinceros. El chiste es asestarle un golpe al "enemigo" o impedir su avance.
Todos jugando al golpismo, evitando reconocer el significado de ese vocablo.Símbolos de poder, liturgia política, protocolos, leyes, reglas y hasta algunos emblemas patrios convertidos en recursos o rutinas de carpa o de teatro de vodevil.
Principios y caprichos, medios y fines confundidos.Queda en la memoria, Vicente Fox quitándose y entregando la banda presidencial a medianoche y amaneciendo con otra, cruzada al pecho, para quitársela antes de entrar a San Lázaro. Todo en cadena nacional al ritmo del cinismo y la perversión que selló su mandato, esbozando una sonrisa llena de sorna. Burlándose de la República y la democracia....
La conversión de la política en un ejercicio de eliminación deja ver su saldo.La oposición de izquierda naufraga en una práctica sin destino y la posición de derecha mantiene el poder sin saber si podrá ejercerlo. El priismo se regocija, reconoce la oportunidad de reposicionarse aunque no tenga muy claro qué es eso y para qué sirve.
Mientras los ultras de uno y otro bando se frotan las manos, viendo la oportunidad de eliminarse bajo la idea de que la nación es un territorio en disputa donde no caben todos los mexicanos.El pudor político no tiene espacio.
El fuero del senador Santiago Creel es insuficiente para ocultar su azoro, nerviosismo y miedo para reconocer lo que, en su momento, con la venia y la bendición de Vicente Fox, deconstruyó. Los consejeros electorales aferrados a su puesto porque ahí quieren permanecer, aunque muy pocos crean en ellos.
Los dirigentes partidistas borrados como tales, llámense Mariano Palacios Alcocer o Leonel Cota Montaño o, peor aún, como el caso de Manuel Espino jugándole las contras a Felipe Calderón que, sin quererlo mucho, su partido colocó en la Presidencia.
Elba Esther Gordillo contando las monedas de su mejor negocio político y presionando sin asfixiar para conseguir algunas otras posiciones.
Los enanos de la política crecen, aprovechan la ruina política para encaramarse y verse más altos, dejándoles los costos a quienes finalmente tendrán que asumir, como suyas, responsabilidades generadas por otros. Pesa más la fuerza que la inteligencia, la audacia que la estrategia.La política como ejercicio de eliminación siempre termina por dejar los dientes del odio y la violencia. Es hora de desactivarla....
Ante las barricadas, los golpes y los gritos sucumben los asuntos donde debería concentrarse la atención de un país ansioso por salir del vértigo en medio del cual se encuentra, mareado sin moverse.El nuevo gabinete no es motivo de análisis de fondo.
La idea de presentarlo en tandas para ocupar un mayor espacio mediático frente a las movilizaciones perredistas, concluye en una operación atropellada con ajustes de último minuto, producto de las presiones de la más diversa índole. El partido, el magisterio, el conservadurismo, parte del empresariado ejercen su peso e influencia para imponer a sus representantes en el gobierno.
El gabinete no se advierte, entonces, como un gobierno articulado y se reduce el margen de maniobra del Presidente. Hay experiencia pero mal colocada. Hay dos ex gobernadores de Jalisco confrontados y sin mucha educación política. Hay mujeres que cumplen con la cuota de género, pero no con la exigencia implícita en el cargo. Se ve chico el gabinete para el tamaño del compromiso.
No se presta demasiada atención al gabinete como tampoco al surgimiento de "La Familia", un cartel de narcotraficantes disfrazado, que en un nuevo desafío pretende legitimar socialmente su actuación violenta, la ejecución de sus adversarios. Publica un desplegado en la prensa michoacana, erigiéndose en un grupo justiciero que habrá de degollar a quien entorpezca su industria criminal. A nadie conmueve que el monopolio de la fuerza del Estado sea públicamente disputado por un grupo criminal armado.
En medio de tanta distracción, Ulises Ruiz disfruta el tamaño de la escolta que le dejó Vicente Fox para asegurarlo en la gubernatura de Oaxaca. De la confusión también se beneficia Arturo Montiel, su ahijado Enrique Peña dio un sabadazo y, en una de esas, le pedirá disculpas por andar permitiendo dudas sobre su honorable y justificado enriquecimiento.
Mario Marín los abraza, manda postales de impunidad desde Puebla.Las barricadas, los golpes y los gritos impiden reconocer a los verdaderos enemigos: el crimen organizado que desafía al Estado y la descomposición de un régimen que amenaza con su derrumbe si no se reforma....
Es hora de desmantelar las barricadas y reponer las instituciones que, si bien no son como se necesitan, por lo pronto han resistido el peso de un país hundido en el desencuentro. Aguantaron ese peso, pero es menester aligerarlo con una estructura de civilidad y entendimiento. Es hora de rescatar la política, el momento de jugar con más inteligencia, menos fuerza y más organización. Es una hora dura, pero no necesariamente de dureza.
El reto del presidente Felipe Calderón es enorme y complejo. Calderón entró a la Presidencia de la República por la puerta que salió Vicente Fox, por la puerta de atrás, entre gritos y empeñones, escoltado por un enorme cuerpo de seguridad.
El reto de Felipe Calderón es salir de la Presidencia por donde entró Vicente Fox, por la puerta de enfrente, entre vítores y agradecimientos, resguardado por la gente.Hay que cruzar la calle y la palabra, hay que quitar las barricadas. Y eso no sólo le corresponde al presidente Felipe Calderón.
Por supuesto, no podía faltar al último la genuflexión ante el espurio...por aquello de ¡no te entumas!.
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sábado, diciembre 02, 2006
EL SALDO...VISTO POR LA DERECHA.
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 3:39 p.m.
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