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sábado, julio 22, 2006

LA MAMÁ DE CHUCKY SE COMPORTÓ COMO MADROTA DEL PROSTIBULO LLAMADO IFE.

Sergio Gomez Montero escribe sus Gordialescas:

La gran titiritera y el País por venir.

“… Apenas se comienza a padecer la soledad,la memoria entra en juego”.M. Cacciari: “Soledad acogedora”.

Si de algo se tenía certeza en este País es que las elecciones requerían, para concretarse (fuera cual fuera su resultado) de alguien quien con todos los hilos en la mano, movía a las marionetas que intervenían en esos juegos.

Hombres del mundo político, su labor tenía necesariamente que realizarse con cautela y discreción, bien fuera que pasara por momentos críticos (dominar a los generales de la posrevolución no era cosa sencilla) o fuera, por el contrario, sedosa y aterciopelada.

Lo indudable era que la decisión del gran titiritero nadie la cuestionaba (Cárdenas y Maquío se quedaron finalmente callados en el 88).Hoy, a diferencia de aquel entonces, la tarea de la gran titiritera de este año (la profesora Elba Esther Gordillo, seleccionada por la dupla presidencial de Martita y Vicente) se ha tenido que prestar a críticas de toda especie, hasta el grado de que por primera vez en la historia del País la decisión final de quién será Presidente le tocará verterla al máximo Tribunal de justicia electoral (el Trife), lo cual habla de lo poco claro y convincente que fue todo el proceso electoral.

Es decir, que duro y mal jugó Elba Esther:Desde el principio del Partido rompió todas las reglas, al permitir que el árbitro de la contienda (generado y seleccionado únicamente por ella) fuera un árbitro totalmente afín a ella, al margen de que ello costara destruir una de las instituciones más preciadas por los mexicanos:El IFE, que hoy se encuentra convertido en el hazmerreír y en receptáculo de todo tipo de insultos por parte, precisamente, de todos los mexicanos, quienes ya no creemos hoy para nada en el trabajo desarrollado por ese instituto y sólo queremos que el trabajo por él desarrollado, sea minuciosa y puntualmente revisado por el Trife.

Seleccionada por el presidente Fox, la profesora Elba Esther en su calidad de gran titiritera de las elecciones destruyó al PRI de Roberto Madrazo y le permitió al titular del Poder Ejecutivo violar flagrantemente todas las reglas de la contienda para que él apoyara al candidato oficial con base en una campaña fascista. Movió y sigue manipulando, a su antojo, a los medios colectivos de información para promover sus acciones. Y promovió todo tipo de tropelías electorales con la votación, con el conteo electrónico de ese día y con el registro electrónico del cómputo distrital, creyendo que así se podía pasar por encima de la voluntad del pueblo.

Hoy las consecuencias ya están aquí. Tenemos un País crispado hasta el límite. Polarizado: En un polo la gran mayoría de los mexicanos, que al sentirse engañados por el manejo fraudulento de las votaciones estamos dispuestos a emprender todo el tiempo que sea necesario una larga campaña de resistencia civil hasta que, al igual que en el 2000, la elección tenga la estatura constitucional que debió haber tenido y que la gran titiritera impidió que así fuese.

En el otro polo están los pocos, muy pocos, que se creen beneficiados si es que el gran fraude electoral de este año se llegara eventualmente a concretar (es decir, si los juicios del Trife no son lo suficientemente contundentes y precisos como para demostrar que la elección de este año se llevó a cabo en los términos que la Constitución establece).

La verdad es que sea como sea. Sea cual sea el resultado del proceso electoral de este año, lo único, incontrovertible, que obtuvo con sus chanchullos y trampas Elba Esther es que hoy, México, sea un País cuyas heridas causadas por las elecciones tarden mucho en sanar, con la posibilidad de que esas heridas se exacerben y entonces sí, quién sabe hasta dónde vayamos a terminar.El País no está para reírse hoy. Que por favor ya no le sigan haciendo cosquillas.

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