Quiero hacer un reconocimiento a Federico Arreola por sus dos últimas columnas. No por el contenido en sí, sino por lo que ha estado haciendo desde el domingo. Sin tener en realidad la necesidad para hacerlo, se fué al plantón en el Zócalo a pasar los últimos días en protesta.
Lo hizo muy a disgusto. Me consta. Yo hablé con él el domingo después del mitin en el Zócalo y se le veía en la cara que no le hacía ninguna gracia la idea del plantón. Pero de todos modos se fué a dormir al Zócalo.
Lo que me parece admirable es que Arreola no tiene ninguna necesidad de hacer esto. Igual pudo haber dado el chaquetazo--como Jose Luis Cuevas y Denisse Dresser--y olvidarse del asunto. Pero no lo hizo. Aguantó vara. Y eso es admirable.
Así que muy al margen, e independientemente de que no me guste su teoría de los buenos modales (como por ejemplo decir "voto" en vez de "culo"), el hecho de que Arreola se haya ido a dormir al Zócalo habla muy bien de él. Ya que A PESAR de ser neoliberal, también tiene principios. Y eso se le debe de reconocer a TODO el mundo sea de la inclinación política que sea.
Bueno; va su columna de hoy:
De Ribete
Federico Arreola
La lluvia, el granizo y la Bolsa Mexicana de Valores
Ayer escribí quejándome de lo duro y húmedo del suelo del Zócalo de la Ciudad de México. Lo hice antes de la fuerte lluvia que azotó a la capital del país. A quienes acampamos detrás del templete nos golpeó el aguacero, pero no tanto como a aquellos que duermen en la avenida Reforma.
Estos últimos la pasaron muy mal por culpa de la tremenda granizada. Muchos simplemente no durmieron. A pesar de eso, a las cinco de la mañana marcharon rumbo a la Bolsa Mexicana de Valores, que fue simbólicamente tomada por unos 5 mil ciudadanos encabezados por Alberto Anaya, del Partido del Trabajo; Leonel Cota, del PRD, y Dante Delgado, de Convergencia. Esto habla de la cohesión dentro del grupo de los defensores del voto a voto. Por lo demás, voy a responder la pregunta de un amigo tan neoliberal como yo: No, no estoy en contra de los empresarios.
Creo que sin el trabajo de ellos, el progreso simplemente es impensable. Admiro a Carlos Slim, de Carso; a Lorenzo Zambrano, de Cemex (la gran empresa que está celebrando sus 100 años de vida con un juego de futbol entre el Barcelona y los Tigres); a José Antonio Fernández, de Femsa; a Ricardo Marín Bringas, de Soriana; a Emilio Azcárraga, de Televisa, y a muchos otros. ¿Por qué no critico la simbólica toma de la BMV? En primer lugar, porque fue un acto legítimo de desobediencia civil.
En segundo, porque si bien hay en México empresarios de primera, también los hay mediocres partidarios del fascismo y el retroceso democrático, como aquellos que, indebidamente, apoyaron a Calderón por la vía de lanzar golpes bajos a López Obrador. Son los que hoy se oponen al recuento voto a voto, esos que no merecen el menor respeto.
Una razón más para apoyar al peje en el 2006.
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