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miércoles, septiembre 20, 2006

MOCOS AVELINO.

ÍNDICE POLÍTICO
FRANCISCO RODRÍGUEZ.

EL LÍDER (A)MORAL.

"Un traidor es un hombre que dejó su partido para inscribirse en otro. Un convertido es un traidor que abandonó su partido para inscribirse en el nuestro."
Georges Benjamín Clemenceau.


EN SUS PALABRAS no se esconden ni el despecho ni la indignación personal. Al final, Cuauhtémoc Cárdenas no es sino un conservador adinerado que ha encontrado en la causa foxista-calderonista el espacio en el que mejor se acomodan sus intereses.

Porque, ¿quién es Cárdenas, después de todo? ¿Una suerte de santo laico, atrapado en la medianoche de de una crisis político-electoral en la que él no es protagonista? ¿Un traidor a la causa que, como lo han venido acusando los más conspicuos perredistas, "le entregó munición al enemigo", dejando en evidencia su profundo conservadurismo de clase? ¿O bien ya es, como sostiene con simplificada impunidad parte de la intelligentzia panista, uno de los suyos?

Esta no es una biografía, pero a veces siento que hay que arrancar a Cuauhtémoc Cárdenas de una pila de tabletas de sacarina y pañuelos húmedos; un objeto de veneración enfermiza y elogios exagerados y sentimentales, empleados para embrutecer a los niños con una rectitud y pureza insufribles.

Entre tirios y troyanos, en la tensión establecida entre hagiografía y libelo, Cárdenas estaba en un pedestal. Y desde él buscaba su cuarta candidatura presidencial. La tenía perdida desde antes. Desde que su grupo –Robles, Sosamontes, Sodi y su financiero Ahumada— tomaron cual botín de guerra al gobierno capitalino, y por consiguiente entrara en conflicto con su sucesor López Obrador.

Fiel a su naturaleza humana, con defectos y debilidades, voluble, maleable, Cárdenas permitió el saqueo y se mostró traidor a sí mismo, a sus ideales. Se hizo político por herencia. Y no la engrandeció. Al final la dilapidó. Se metió en política para luchar por el país y por el partido, para ser útil a su patria, pero todo aquello parece quedar atrás, olvidado por otros intereses no tan elevados. +

Sin embargo, detrás de sus privilegios, de su nuevo empleo como organizador de festejos seculares, de sus enriquecidos paniaguados, en Cárdenas persiste el dolor de no haber sido candidato presidencial por cuarta ocasión, cual lo pedían hasta los empresarios que apoyan al PAN. Claro. Cárdenas representaba para ellos el candidato cómo de la izquierda. El que, como ha sucedido en 1994 y en 2000, no rebasaría los 20 puntos porcentuales al final de la elección.

Es a final de cuentas un absolutista. "La izquierda soy yo." "El partido (PRD) soy yo." "Luego entonces el único candidato viable soy yo." "Es preferible el triunfo de la derecha sobre cualquier otro candidato de izquierda que pretenda desplazarme."

No. Cuauhtémoc Cárdenas no es traidor a la causa de la izquierda mexicana.

Cuauhtémoc Cárdenas sigue siendo fiel a una sola, invariable, única causa. La de él.

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