REFORMA
Miguel Ángel Granados Chapa.
Jefes de jefes.
Mientras que Miguel de la Madrid delegó en él funciones que lo convirtieron en un vicepresidente virtual, Carlos Salinas acusó a Emilio Gamboa de traidor, y le aplicó una fórmula según la cual hay quien se sube sobre el caído para parecer más alto.
Los presidentes de las juntas de coordinación política en las Cámaras son jefes de jefes, puesto que esos órganos de gobierno del Congreso se integran con los coordinadores de cada grupo parlamentario. Los dos legisladores que desempeñan aquel cargo en este momento tienen en su haber, o en su debe, el otorgamiento de favores a Televisa, circunstancia que debe haber influido en su destino presente.
Gamboa llegó por casualidad a la secretaría particular del secretario de Programación y Presupuesto Miguel de la Madrid, en 1979, y se mantuvo en ese puesto a la hora del ascenso de su jefe a la Presidencia de la República. A pesar de que ambos eran inexpertos en política, el empuje de Gamboa lo hizo destinatario de funciones que la abulia de De la Madrid en esa materia le impedía cumplir. El secretario particular adquirió de ese modo atribuciones que hicieron que se le considerara una suerte de vicepresidente de la República. Administraba la agenda presidencial en provecho de sus amigos y de sí mismo. Conocedor de la índole tornasolada del ánimo presidencial, colocaba los acuerdos con los suyos, como Carlos Salinas, al principio de la jornada, cuando De la Madrid aun no se irritaba, y hacía entrar a Manuel Bartlett, por ejemplo, cuando el humor del Presidente era poco propicio.
Beneficiario de esa práctica, Salinas ha dicho: "Me parece que la influencia que Gamboa tenía sobre De la Madrid era muy grande, muy grande; sabía qué decirle, en qué momento decírselo, y conocía muy bien el efecto que tenía sobre él".Como si hubiera sido una decisión habilidosa, el propio De la Madrid se ufana de haber cedido poderes a Gamboa -"mi hombre de confianza", lo llama- sobre todo en lo que hace a la sucesión presidencial: "Emilio Gamboa desempeñó un papel crucial como transmisor de información. Es una persona que sabe suscitar la confianza de otros, por lo que pudo obtener confidencias que siempre me comunicó. Mantuvo la confianza de sus interlocutores hasta el final, lo que demuestra que lo consideraban imparcial y discreto".
Sin embargo, la injerencia de Gamboa en las horas finales del proceso sucesorio estuvo a punto de generar un grave conflicto interno en el PRI. Gamboa formaba parte de la "familia feliz", un grupo de allegados a De la Madrid integrado además por Salinas, Ramón Aguirre, Francisco Rojas, Eduardo Pesqueira, entre otros. En las vísperas del destapamiento, Federico de la Madrid, hijo del Presidente, pidió a Gamboa el nombre del elegido. Para sacarse de encima al indiscreto muchacho, muy cercano a Alfredo del Mazo -al paso de los años vinculado en negocios también con Kamel Nacif-, Gamboa mintió: dijo que Sergio García Ramírez era el escogido. Del Mazo recibió la información y a primera hora del 4 de octubre de 1987 se dirigió al domicilio del procurador general de la República, para felicitarlo, como lo notificó su oficina de prensa. La confusión duró un buen rato en la mañana de ese domingo, hasta que Jorge de la Vega anunció que "el bueno" era Salinas.
Éste pagó puntualmente la ventaja que le deparó la cercanía de Gamboa con De la Madrid. Sin que contara con las aptitudes profesionales propias del carácter técnico de esas posiciones, le entregó responsabilidades en ascenso: primero director general del Infonavit y luego del Instituto Mexicano del Seguro Social (sin más antecedentes que el haber desempeñado allí tareas menores) y luego secretario de Comunicaciones y Transportes.No terminó bien la relación entre ambos. A la sazón del asesinato de Luis Donaldo Colosio, narra el propio Salinas, recibió en su despacho la inesperada visita del ex presidente Luis Echeverría, que propuso a Gamboa como candidato reemplazante. Salinas no explica la causa de tal sugerencia, ni el móvil que hizo a su antecesor escoger a Gamboa como presunto sucesor. Probablemente Gamboa ya hacía su juego político aparte del Presidente a quien traicionaría poco después. Implica que así fue incluyendo su nombre después de una cita en que el dirigente socialista Felipe González expresa su despecho: "Quienes traicionan a un amigo no merecen otras palabras que las expresadas por el ex presidente de España Felipe González, a propósito de la traición que él mismo padeció: 'La pasión de subirse sobre el que ha caído para parecer más alto está muy extendida. Los que se suben suelen ser los que limpiaban con la lengua los zapatos del caído'. El País, noviembre 24, 1999.
Ese sería el caso de la traición que padecieron, entre otros, Jaime Serra y José Córdoba, dos amigos íntimos de Zedillo. En mi caso, algunos amigos no se comportaron correctamente, entre otros Manuel Camacho y Emilio Gamboa".Lejos de subirse en Salinas a la hora de su presunta caída, y de preferir al triunfador, Camacho rompió con Zedillo, y con el PRI. Gamboa en cambio mostró fidelidad al Presidente, quienquiera que fuese, y obtuvo las ventajas consiguientes. Fue, primero, director de la Lotería Nacional (considerada por la flexibilidad de sus mecanismos de rendición de cuentas como "la caja chica del Presidente") y después director del Fondo Nacional de Turismo, Fonatur, donde designaría a Alejandro Góngora como delegado en Cancún.
De los negocios de ambos y de su relación (de Góngora al menos) se ocupó Lydia Cacho en Los demonios del Edén, el libro por cuya autoría la acusó Kamel Nacif que ahora ha salido al público arrepentido de sus malas palabras. Pero sólo de ellas y no de las relaciones que ha urdido con gente del poder como Gamboa.
Cajón de Sastre .
En buena hora el pleno de la Suprema Corte de Justicia, por una contundente votación de siete a tres (una ministra está de vacaciones) desechó la ponencia que proponía no considerar probada la violación a las garantías individuales de la periodista Lydia Cacho.
En consecuencia, deberá elaborarse un nuevo proyecto de resolución, a cargo del ministro José de Jesús Gudiño Pelayo (que votó por el desechamiento), que parta de una ampliación de la pesquisa ordenada por la Suprema Corte a instancias de las dos Cámaras del Congreso federal.
Uno de los puntos de debate, ayer y en el nuevo curso de la averiguación, será el valor de las grabaciones que revelaron el nexo entre Kamel Nacif y el gobernador Mario Marín, que deberá ser incluido en la investigación. Mientras unos ministros consideran que tales registros no deben ser considerados por su ilegalidad, otros opinan que en este caso, por tratarse de una tarea no jurisdiccional de la Corte, al menos deben ser tenidos como indicios, susceptibles de confirmación por otros medios.
Correo electrónico: miguelangel@granadoschapa.com
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miércoles, septiembre 20, 2006
LOS MAFIOSOS
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 1:26 p.m.
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