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miércoles, septiembre 20, 2006

ME COPIÓ LA NOTA EL BUEN RAY.

Estrictamente personal.
Raymundo Riva Palacio.
20 de septiembre de 2006.

Los videos de Ahumada.

Carlos Ahumada amenazó durante semanas con hundir a la clase política mexicana hasta que le recordaron que la cárcel, para él, podría ser eterna.

Carlos Ahumada, el constructor llevado a la cárcel -acusado de fraude- por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, moría de desesperación por hablar y dar a conocer su verdad en todo un entramado de alta política donde él resultó la única víctima real.

Su objetivo ya no era buscar venganza de López Obrador y denunciar cómo financió al PRD sino, como rehilete, dar todo lo que tenía entre manos.

En las semanas previas a la elección presidencial, emisarios del gobierno federal lo visitaron en su celda y lo persuadieron de no hablar.

Tenían un acuerdo informal con las autoridades del Distrito Federal de ya no seguir alimentando más el conflicto preelectoral. Ahumada concedió sin conceder. Este martes le iba a dar una entrevista al periodista Ciro Gómez Leyva en la cárcel, pero al final reculó.

En las vísperas, políticos de varios partidos y posiciones cruzaron mensajes entre ellos y llegaron a una conclusión:
si quiere hablar, que hable; el daño principal está hecho desde hace tiempo.

Las puertas de la cárcel se abrieron para la primera entrevista oficial que da Ahumada, quien parecía haber hecho caso omiso a los llamados de prudencia que le habían expuesto sus interlocutores. ¿Por qué ahora? Felipe Calderón acababa de recibir su constancia como presidente electo, le dijeron, y Marcelo Ebrard apenas inició el proceso de transición con Alejandro Encinas para el relevo en la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal. Le habían insinuado que Ebrard podría liberarlo y se podría ir al extranjero para vivir con la poca fortuna que aún le queda. Ya no habría más persecución por haberse inmiscuido en la carrera presidencial, y no tendría el riesgo de quedarse otros 19 años en prisión.

Ahumada no parecía receptivo a esas señales. Creía que lo habían abandonado todos. Quien pensó en un momento que era más hábil que toda la clase política junta, por el simple hecho de mangonear política y personalmente a la presidenta del PRD, Rosario Robles, sentía que ya no era un tema de la agenda política. En eso sí tenía razón. Para todos era una pieza desechable.

El ex presidente Carlos Salinas y los escuderos que puso a su servicio le perdieron confianza cuando en los momentos en que preparaban el complot contra López Obrador actuó por cuenta propia y trató de colocar videos en varios medios de comunicación.

Su relación con Los Pinos, directamente con la primera dama Marta Sahagún, se vio congelada cuando la estrategia no funcionó como la habían pensado para descarrilar la aspiración presidencial de López Obrador. La protección que le dio el entonces procurador general, Rafael Macedo, sintió que sólo fue limitada.

De estos tres personajes que se aliaron contra la figura perredista se quejó en varios momentos que no le habían cumplido, entendiéndose que además de la protección le iban a dar carretadas de dinero por los videos.

Se debe haber sentido muy aislado. Pocas personas, fuera de sus abogados, lo visitaban, y más pocas aún de manera regular. Sólo tres mujeres eran fieles en sus visitas: su esposa Cecilia, su cuñada Beatriz -la editora de los videos- y Robles. Nunca iban juntas, y la ex líder perredista sólo cada 15 días. De todas hay videos.

También los hay de los gritos desesperados de Ahumada quejándose ante uno de sus abogados de cómo le habían incumplido en Los Pinos. Está seguro, también, que los cubanos lo traicionaron. Se había sentido muy confiado con ellos, por una vieja relación, y por esa razón fue a La Habana y se hospedó un buen tiempo en una casa para turistas que tienen excelentes relaciones con el gobierno.

Ahí narró su vida política a la seguridad del Estado cubano, que con unas cuantas dosis de algo similar a las anfetaminas hizo que no le parara la lengua durante 40 horas con tal intensidad que, como dijo un funcionario isleño, el problema ya no era que hablara, sino que se callara.

¿Qué dijo en La Habana? Todo. ¿Qué dio? Aparentemente, ningún video. No era necesario: les contó más de lo que aparecía en los videos. Sus abogados le habían recomendado, cuando las cosas se calentaron en México, que nunca estuviera junto a los videos, que dejó protegidos con su cuñada y con su tía política, Elsa Guardia.

Lo que tenía guardado para esta ocasión eran poco más de 130 videos de la colección Ahumada que fue narrando a los personeros gubernamentales que le fueron explicando las consecuencias de soltarse nuevamente la lengua.

En ellos aparecían perredistas exhibidos como René Bejarano -sin editar-, el ex diputado Horacio Duarte y Carlos Ímaz -con algunas imágenes inéditas-. Pero también, reveló, su esposa Claudia Sheinbaum, una de las operadoras más combativas en el campo de López Obrador.

Figuraban varios ex delegados políticos del Distrito Federal y Cuauhtémoc Cárdenas, así como secretarios de Obras y de Finanzas de algunos gobiernos estatales y del Distrito Federal perredistas. Personajes de medios, en particular de radio y televisión, estaban en su lista de videos para dar a conocer, así como algunos comunicadores.

Por supuesto, la familia presidencial. En algunos videos, dijo, aparecían los hermanos del presidente Vicente Fox, con quien tiene amistad desde León, al igual que Vicentillo, el hijo del primer mandatario, quien siempre declaró que no conocía a Ahumada. No podía faltar el video de las joyas de la familia, Manuel y Fernando Bribiesca Sahagún, aparentemente en su avión rumbo a Las Vegas, ofreciéndoles dinero y diversión.

El PRI también tenía personajes involucrados, como enviados del ex gobernador Arturo Montiel, con quien hizo tratos de negocios; y pensaba contar, había anticipado, cómo conoció al ex presidente Salinas. Es decir, en un acto extremo, Ahumada pensaba hacer algo cerca de la inmolación.

Lo que él no sabía era que de todos los frentes había ya un acuerdo sin que estuvieran de acuerdo: que se inmole. Varias figuras que están comenzando a despuntar en el horizonte político del 2012, inclusive estaban silenciosamente gustosas de que salieran los nuevos videos. ¿La razón? Para sus equipos de trabajo, una purga preventiva les iba a hacer el trabajo sucio. Para otros, les serviría como deslinde del pasado. Para los menos, el golpe tan fuera de tiempo tendría un impacto bastante relativo.

La conclusión era que la historia política videográfica en poder de Ahumada realmente pertenecía al pasado, a la etapa que concluyó en su mayor parte el 2 de julio, con pocas ramificaciones significativas para adelante. Además, todo aquello que no contara con respaldo de imágenes, sería poco creíble, ante la poca credibilidad que le queda al ex empresario.

Ahumada debió haber hecho sus propias cuentas y, de entre la paranoia que lo acosa, tuvo un momento de lucidez. Como le habían dicho, ¿para qué hablar? Diecinueve años en la cárcel son muchos. La entrevista con Gómez Leyva fue cancelada abruptamente, sin explicación lógica alguna.

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