René Sánchez G., Revoluciones
En tan sólo un año de utilizar los recientes mecanismos de acceso a la información, como el SISI (sistema de solicitudes de información) del IFAI (Instituto Federal de Acceso a la Información) y las solicitudes electrónicas de la Comisión Municipal de Transparencia y Acceso a la Información de Puebla (CMTAIP) el mayor aprendizaje que se obtiene se puede sintetizar en una palabra: OPACIDAD.
Para ponerlo en términos más claros lo que más se aprende es cómo hacen en el gobierno para que la información solicitada por la ciudadanía no llegue, no se conozca y no se utilice en contra de los intereses del grupo o grupos en el poder.
Por lo general los procedimientos de acceso a la información establecidos en las leyes son sencillos y ágiles, sin embargo la realidad es otra: en la aplicación de las leyes de transparencia la experiencia demuestra que los procedimientos son tortuosos, lentos y complejos.
Los obstáculos son muy diversos entre sí, van desde el simple hecho de que la autoridad requerida disponga ampliar el plazo para responder la solicitud sin explicar el motivo de la demora, hasta que el cartero que debe llevarle la información, asiente en el acuse de recibo que la persona solicitante de información no vive donde en realidad sí vive.
A pesar de que este escrito parecería que busca desanimar a las personas que amablemente leen estas líneas, el objetivo es otro: presentar todas las dificultades que la experiencia ha arrojado, para después formular algunas recomendaciones y hasta propuestas que faciliten el acceso a la información pública y permitan que los gobiernos rindan cuentas a la ciudadanía.
Leer texto completo aquíEn tan sólo un año de utilizar los recientes mecanismos de acceso a la información, como el SISI (sistema de solicitudes de información) del IFAI (Instituto Federal de Acceso a la Información) y las solicitudes electrónicas de la Comisión Municipal de Transparencia y Acceso a la Información de Puebla (CMTAIP) el mayor aprendizaje que se obtiene se puede sintetizar en una palabra: OPACIDAD.
Para ponerlo en términos más claros lo que más se aprende es cómo hacen en el gobierno para que la información solicitada por la ciudadanía no llegue, no se conozca y no se utilice en contra de los intereses del grupo o grupos en el poder.
Por lo general los procedimientos de acceso a la información establecidos en las leyes son sencillos y ágiles, sin embargo la realidad es otra: en la aplicación de las leyes de transparencia la experiencia demuestra que los procedimientos son tortuosos, lentos y complejos.
Los obstáculos son muy diversos entre sí, van desde el simple hecho de que la autoridad requerida disponga ampliar el plazo para responder la solicitud sin explicar el motivo de la demora, hasta que el cartero que debe llevarle la información, asiente en el acuse de recibo que la persona solicitante de información no vive donde en realidad sí vive.
A pesar de que este escrito parecería que busca desanimar a las personas que amablemente leen estas líneas, el objetivo es otro: presentar todas las dificultades que la experiencia ha arrojado, para después formular algunas recomendaciones y hasta propuestas que faciliten el acceso a la información pública y permitan que los gobiernos rindan cuentas a la ciudadanía.
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