Los dos lados del muro en Paseo Montejo |
martes, 13 de marzo de 2007 | |
La protesta anti-Bush anoche, en el Paseo de Montejo.- (Gijón) Por Víctor Salas Paseo Montejo anoche ya no lo fue. Un erizado muro metálico transfiguró su imagen en una especie de perrera de altos vuelos o en una jaula que encerraba a feroces animales traídos de las selvas africanas. A cien metros de distancia no se sentía uno en Mérida, la imagen provocaba terror. Las calles vacías daban la sensación de mantenerse en una alcahueta oscuridad. Todo era como para favorecer a los "perros guardianes" de dos individuos que entrarían a sendos hoteles igual que si entraran a una guarida de ratones. Nunca me había parecido estremecedor Paseo Montejo. Estaba apresado. Encarcelado. Me asomé por las rendijas para ver el otro lado del muro. Ahí estaban, en alerta, los animales amaestrados para someter a quien quisiera hacer uso de la libertad en su sentido elemental. Uno de ellos, vestido de guayabera beige y pantalón del mismo color, pone en alerta a toda una fila de zarandajas: "ahí vienen ellos", dice, y el movimiento en ese lado del muro se generaliza. Una columna de personas viene del monumento a la Patria hacia la glorieta de Justo Sierra. A la cabeza va una pancarta que describe la razón de andar por esos lugares: el malestar por la presencia de Bush en algún pedazo de Mérida. La columna avanza y asoma detrás de ella una enorme camioneta con luces apagadas. Es la intimidación, la presión psicológica para amedrentar las vísceras. "No a la provocación, no a la provocación", gritan quienes portan cartulinas, banderas de México, pasamontañas, tapabocas, caftanes o máscaras de la muerte. Toda la carga verbal va contra Bush. Llegan al muro y lo empujan y lo golpetean y patean. El ruido provoca miedo. Del otro lado del muro nadie se mueve. Solamente las quijadas se aprietan. Los ojos destilan un brillo de odio por lo desconocido. Nadie, de ningún lado del muro se puede ver. Una bandera americana es puesta en el centro de la barrera metálica y es quemada. El personaje de la guayabera parece adivinar lo que sucede de nuestro lado. Se acerca y bebe un liquido de una botella que tiene en la mano. Los golpes arrecian y se mueven de un lugar a otro, parecería que el "bebedor" conoce a la perfección ese retumbar. Se acerca pero no acecha. Una señora pisa algo para ver del otro lado y decirle a esos guardianes: "pero si son unos niños, sonrían chamacos que van a salir en la tele de todo el mundo." Obedientes a la dama ellos esbozan una ligera sonrisa, bajan la mirada y luego miran entre la fila a todos sus compañeros. Quienes protestan se encaminan hacía el ex consulado americano, ahí juntito a la muralla. En el toldo que da a la calle de ese edificio está el águila del escudo americano. Encima de ella se pinta una zwástica, los gritos arrecian, las piedras caen sobre las paredes, unos postes de concreto son arrancados y van a dar al enrejado del edificio. Bush no deja de recibir insultos, el nombre de Calderón también es utilizado de la peor manera. Las cámaras extienden sus canales de luz para registrar todas las acciones de ese grupo de inconformes con la presencia del Presidente de Estados Unidos. Todos corremos de un lado a otro, nos detenemos donde las pintas se ejecutan, donde los gritos brotan.El muro de Paseo Montejo queda con un terrible calificativo BUSH ASESINO. ASESINO. ASESINO. Nos dicen que la marcha va para la Plaza Grande y hacía ahí nos encaminamos... |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario