Por Pedro Díaz Arcia "Para subir al cielo se necesita una escalera grande y otra chiquita".
Canción popular. "Los que quieran ir directamente al infierno que vayan con el capitalismo, y los que quieran construir el reino de Dios aquí en la tierra, que vayan al socialismo", declaró recientemente el presidente venezolano, Hugo Chávez Frías.
Me siento más tranquilo, yo pensé que no tenía lugar entre los 72 x 2 x mil (144 mil), que según la Biblia, es la cifra establecida, sin opciones de apelación, para los que entrarán finalmente en el reino de Dios, después del Juicio Final.
Al parecer, no hay lugar para aquellos que con la vida en sus mochilas y, en reto abierto a todos los riesgos, inclinamos definitivamente nuestros pasos hacia la batalla diaria por la verdadera redención de nuestros pueblos, en un vertical enfrentamiento al poder de las oligarquías nacionales y a sus poderosos amos extranjeros.
¡Quizá va y hay algún rinconcito por ahí para nosotros!
Aunque, creo que muchos compañeros a quienes conozco muy bien y yo, estamos "fritos", sin remedio.
Creo que la vida, en los calores del trópico, es un buen ejercicio y ensayo para lo que nos espera.
Siempre queda la esperanza, porque en las propias Sagradas Escrituras Jesucristo nos legó la digna y humana sentencia de que: primero pasará un camello por el hueco de una aguja, que un rico en el reino de los cielos.
Tampoco debemos olvidar que, en un rapto de ira, Jehová interrumpió la construcción de la Torre de Babel, que edificaban con todo tesón y paciencia los descendientes de Noé para llegar al cielo y confundió sus lenguas para lograr que no se entendieran.
Ahora me explico, porqué entre otras muchas cosas, no nos entendemos con los yanquis.
A su vez, los musulmanes sienten un profundo respeto religioso por la mezquita, que suponen erigida sobre la roca desde la cual Mahoma ascendió al cielo.
En la epopeya de la historia de Cuba está el ejemplo del cacique Hatuey.
Los colonizadores españoles condenaron al altivo guerrero a morir en la hoguera, como a Juana de Arco en su época, por su rebeldía ante los atropellos de los invasores; antes de encender la pira, en el momento de su ejecución, quisieron convertir a Hatuey a una religión ajena a sus creencias, para que pudiera entrar al Paraíso.
Hatuey preguntó a sus verdugos: "¿Y ustedes irán a ese mismo lugar?"
"Sí", le respondieron.
"Entonces me queman: porque dónde estén ustedes no quiero estar yo".
Es hora de preguntarnos: ¿Y dónde va a estar Mr. Bush; sus antecesores y sucesores; si aquellos o estos últimos, sean demócratas o republicanos, mantienen los mismos principios de explotación, extorsión y vejamen hacia los pueblos del Tercer Mundo, que caracteriza a los inquilinos de la Casa Blanca?
¡Porque si ellos van al cielo...desde ya, como Hatuey, estoy escogiendo el infierno!
Ahora, en su "histórica gira", vergonzante para la dignidad de nuestros pueblos, en lugar de ir "hacia arriba", Bush decidió, por elementales razones geopolíticas eventuales, venir "hacia abajo": al Sur sediento de justicia y respeto, al cual humilla y desprecia.
Mediocre oficial de la vergonzante política del "Big Stick", se presenta ante algunos gobiernos del área: con la zanahoria y el látigo.
¿Hasta cuándo?
Es como llover sobre lo mojado: si no quieres caldo, pues te doy tres tazas...
¡Hasta cuándo los falsos abrazos, las promesas hipócritas: el beso de Judas!
Algunos analistas opinan que la gira de Bush, tiene, entre sus objetivos principales pretender "aislar" a la izquierda radical de la región; comprometer a la moderada e intimidar a los timoratos.
¡Hay en nuestro continente y, para desgracia de nuestros pueblos, quienes están dispuestos, como Esaú, hijo de Isaac y de Rebeca: a cambiar la primogenitura (que no les pertenece) por un plato de lentejas!
La vida me ha demostrado que para llegar al cielo:
¡se necesita una escalera grande y otra chiquita! |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario