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domingo, noviembre 26, 2006

Ramírez Acuña: cristero fecal

De Kaosenlared:

Ramírez Acuña: cristero y neoliberal
Edgar González Ruiz

Francisco Ramírez Acuña es un personaje influyente en el gobierno de Calderón, por haber sido uno de los principales promotores de su candidatura, y representa al mismo tiempo el fanatismo cristero arraigado en la derecha jalisciense, las tendencias represivas de la “mano dura” que pregonó Calderón durante su campaña, y el pragmatismo sin escrúpulos de la era neoliberal.

Fue precisamente Ramírez Acuña en mayo de 2004 quien “destapó” a Calderón como precandidato derechista a la presidencia, en momentos en que en Foxilandia se soñaba aún con la candidatura de Martha Sahagún.

Según relata Calderón en su libro El Hijo Desobediente. Notas de campaña, Ramírez Acuña fue amigo suyo en su juventud y “muy apreciado desde la década de los setenta” por su padre, Luis Calderón Vega.

En los nombramientos del gabinete de Calderón ha habido fuertes conflictos de intereses, que obviamente impidieron que Ramírez Acuña tuviera un rápido trayecto a la Secretaría de Gobernación.

Sin embargo, a lo largo de la semana pasada algunos medios han insistido en considerar a Ramírez Acuña como virtual secretario de Gobernación, sobre todo luegod e haberse reunido el jueves 23 con Calderón.

El hermano incómodo
Nacido en 1952 en Jamay, población de los Altos de Jalisco, cuya plaza central ostenta un monumento dedicado a Pío IX, el papa inflexible que condenó las tendencias progresistas y consagró la infalibilidad pontificia, Ramírez Acuña abrevó de las raíces cristeras que han generado la ultraderecha más fanática del país.

Luego de cursar sus estudios básicos en su ciudad natal, se trasladó a Guadalajara para proseguir su formación y graduarse como licenciado en derecho por la U. de G., además de hacer una carrera política basada en el pragmatismo y la falta de escrúpulos.

Ingresó al PAN en 1969, en 71 era dirigente juvenil y en 1974, cuando tenía sólo 22 años, fue diputado local por ese partido, pues ya desde entonces sabía sacar provecho de componendas y negociaciones políticas con los priistas.

Volvió a ser diputado en la legislatura de Jalisco, de 1980 a 83 y en 1984 se distanció del PAN por conflictos dentro de ese partido, pero volvió a la vida política en la década siguiente, con el apoyo de César Coll, el controvertido panista de la derecha extrema que llegó a la alcaldía de Guadalajara en 1995 y uno de cuyos primeros actos fue prohibir las minifaldas.

Fue en esa época titular del Systecozome, el sistema de transporte de la zona metropolitana de Guadalajara y en 98 sucedió a César Coll en la alcaldía de la perla tapatía.
Fiel al estilo derechista donde los golpes de pecho no excluyen los abusos, el nepotismo y el influyentismo, Ramírez Acuña tiene un hermano incómodo: José Cornelio Ramírez Acuña, quien fue presidente municipal de Zapopan de 97 a 2000, relevando a Daniel Ituarte Reynaud, exmiembro del MURO y acusado en 1965 de haber sido cómplice de terroristas extranjeros en la explosión de una bomba contra el periódico El Día.

Treinta años después, Ituarte sería acusado de cometer diversas irregularidades con los recursos públicos, igual que Cornelio Ramírez, cuyos manejos fraudulentos fueron denunciados por los regidores de Zapopan, aunque el hermano del hoy gobernador con licencia pudo salvar su situación debido al apoyo que tuvo por parte de los panistas del ayuntamiento, así como del gobierno estatal y de su hermano.

Sin embargo, era época de elecciones, las del famoso “cambio”, y el entonces candidato a la gubernatura, Francisco Ramírez Acuña, vio afectadas sus expectativas por los escándalos de su hemano incómodo.

Encargó una encuesta a la empresa Indicadores, SC, con el objetivo principal de saber cuánto resultaría afectado por ellos y con base en los resultados decidió eliminar en su propaganda su apellido materno, para ocultar su parentesco con José Cornelio. "Se avergüenza de su madre", decía entonces la voz popular.

Por su parte, el hermano incómodo se defendió de sus detractores apelando a sus propias interpretaciones bíblicas: "Dicen nuestras escrituras que los hijos de las tinieblas son muy audaces y lo estamos viendo, son muy audaces, pero ustedes los tienen bien catalogados y nosotros también, y muy pronto la decisión de los zapopanos y los jaliscienses habrá de reflejarse".


Fanatismo y pragmatismo
El mandato de Ramírez Acuña, que finaliza hasta 2007, si bien ya pidió licencia para integrarse al equipo de Calderón, se caracterizó por la represión y las violaciones a los derechos humanos y por el ataque al estado laico y su subordinación a la figura del cardenal Sandoval Iñiguez.

Casi 800 personas presentaron durante su sexenio quejas ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos motivados por presuntas torturas. Su gobierno recibió seis recomendaciones por casos documentados de esa misma práctica ilegal sobre todo en casas de seguridad de la Procuraduría estatal, cuyo extitular es nada menos que el actual gobernador interino, Gerardo Octavio Solís. Amnistía Internacional y la Comisión Nacional de Derechos Humanos, además de muchos organismos civiles internacionales y nacionales informaron sobre las violaciones, maltratos y encierros degradantes a que fueron sometidos altermundistas detenidos luego de la marcha de protesta contra la Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno de América Latina, el Caribe y la Unión Europea, aquí en el 2004.

El 16 de noviembre, se dio a conocer en Guadalajara que la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) estaba limpiando el expediente de Ramírez Acuña de una enuncia penal en su contra por abuso de autoridad.
Definido por sus críticos como soberbio, déspota, iracundo, insensible, intolerante y elitista, y por sus defensores simplemente como un político eficiente.

Sin embargo, en la prensa jalisciense se han vertido críticas que presentan su gestión como una de las más torpes en la historia de la entidad, de tal suerte que, afirman, Jalisco perdió competitividad y es cada vez menos atractivo para. la inversión industrial. La Cultura fue una sus áreas más descuidadas. Su obra pública fue lenta, cara, claramente electorera y a todas luces inutil, ya que ninguna de ellas ha resuelto el caos vial de la ciudad. Los niveles de contaminación crecieron y ya son muy preocupantes.
El sistema de transporte público sigue siendo muy malo en cuanto a lógica de rutas y calidad del servicio. Fue un sexenio negro en materia de derechos humanos. Las ejecuciones llegan a niveles escandalosos. El campo presenta graves rezagos por lo que muchos jaliscienses siguen emigrando al norte. Muchos de sus viajes fueron costosos al erario y con magros resultados.
Ramírez Acuña, como otros gobernantes panistas, ejerció la represión de corte moralista, basada en prejuicios y consignas religiosas, como fue, por ejemplo, la persecución contra travestis y la represión policíaca en populares fiestas de jóvenes, con el pretexto de que en ellas circulaban drogas, que por cierto no se encontraron, pero sí se denunciaron violaciones de las detenidas por personal policíaco.

Según se publicó en La Jornada de Jalisco el 22 de noviembre pasado: “Su poder en los medios de comunicación locales ha logrado que diversos comunicadores sean movidos de la fuente de gobierno estatal porque le resultan incómodos; desde hace dos años declaró que no daría más entrevistas sin previa cita y lo ha cumplido. De entrada en su sexenio, en el 2001, al renovarse la presidencia de la CEDHJ, .el gobernador operó para que no se reeligiera su titular, Guadalupe Morfín Otero, con quien había tenido serios enfrentamientos cuando él era alcalde de Guadalajara y su entonces director de Seguridad Pública, Enrique Cerón Mejía, violó a un detenido con un tolete…”

Ramírez Acuña es el operador ideal de la represión anunciada por Calderón desde su campaña con el pretexto de la “mano dura” contra la delincuencia.

También se dio a conocer por su falta de respeto hacia el estado laico. En el 2000, durante su campaña anticipo su triunfo alegando que: "Ya teníamos hablado esto desde hace mucho tiempo con la Virgen y con Dios".

A Ramírez Acuña le complace fotografiarse besando la mano y en anillo de Sandoval Iñiguez, como hizo por ejemplo en presencia de la prensa el 28 de marzo de 2004, con motivo de un festejo público por el cumpleaños del prelado (acompaña a este texto la fotografía publicada al día siguiente en Mural), actitud que repetiría el 28 de octubre de 2006 al festejar los 49 años de labor sacerdotal del cardenal.

Días después, la historiadora Laura Campos Jiménez, de la U. de G., publicó en La Jornada de Jalisco una carta donde detallaba episodios del activismo clerical del gobernador. Señala que con motivo de la mencionada ceremonia en honor de Sandoval “no es sorprendente contemplar la cercanía y afinidad del gobernador Ramírez Acuña (como "gobernante católico"), con el cardenal Juan Sandoval Íñiguez: Han viajado a El Vaticano juntos. Coordinaron y promovieron el evento del Congreso Eucarístico Internacional, con dinero público, donde el gobernador participó en diferentes actividades litúrgicas; Ramírez Acuña ofreció al Cardenal Sandoval (con dinero del erario público), habilitar arterias viales para el fallido proyecto del Santuario de los Mártires (cristeros), entre otras puntillosas historias. Es algo "natural" que cuantas veces tiene oportunidad, sin tapujos o inhibiciones, Ramírez Acuña besa el anillo cardenalicio de Sandoval, dando con este servilismo un trato privilegiado a la jerarquía católica.

Desde el gobierno de Jalisco, Ramírez Acuña violentó reiteradamente la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público y el texto constitucional, al dar un trato privilegiado y sectario hacia la Jerarquía católica. Dirigió un gobierno (constitucionalmente laico), que discriminó y violó la ley en materia de laicidad y pluralismo religioso”.

Concluye la académica y autora de un libro sobre los nuevos beatos cristeros:
“El balance sexenal de Ramírez Acuña en materia de Derechos Humanos y fortalecimiento del Estado Laico, no es nada alentador. En estas dos materias, Ramírez Acuña ha sido del todo insensible, dando a entender que para él existen dos clases de jaliscienses: los de primera y los de segunda. Los que están con él y los que están contra él…Ramírez Acuña tiene ya un lugar prominente que va desde la represión a la discriminación institucional. Vale decir, por último, que lo anterior ha sido ganado a pulso”.

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