ESPINO ESTÁ SEGURO QUE LA ELECCIÓN SE PERDIÓ.

Ciudad Perdida
Miguel Angel Velázquez.

Señales ominosas en el horizonte.
Voces propugnan el garrote antes que la justicia .
El poder del dinero ya decidió: el conteo, perjudicial.

Decíamos en la entrega anterior que el IFE no puede defender en la tele lo que defraudó en las urnas, y frente a tamaño cinismo, no queda más que preguntarse: ¿cuánto aguantará la derecha antes de que inicie la represión?

Cada día queda más claro que desde la derecha ya no hay intenciones de defender a Felipe Calderón, que ha pasado a un segundo plano, sino de dejar impune la mano que meció la cuna, es decir, a los consejeros del IFE y a Luis Carlos Ugalde, porque advierten que de no hacerlo, el organismo desde donde se operó el resultado de la elección, y el cual sienten de su propiedad, se les podría ir de la manos.

Hasta ahora no basta el altísimo gasto realizado en espots de televisión y radio por los miembros del consejo del IFE, con el dinero de los contribuyentes, porque esa misma gente no se ha tragado la píldora. Tampoco han sido suficientes los desplegados ni las mesas de discusión que dejan a un lado la crítica, sana y razonable, para cubrir con argumentos hipotéticos, lo graves errores.

Ahora se lanzan las voces de la profecía negra para advertir que la rebelión pacífica que encabeza López Obrador, en un momento o en otro, se tendrán que enfrentar a las fuerzas del orden, como quien sabe, a ciencia cierta, que la salida al conflicto no podrá darse por la vía de lo justo, sino por el camino de la represión.

Pero en realidad lo que esas voces expresan es que la derecha está llegando a sus límites, que antes que aceptar la justicia y la transparencia, cogerán el garrote para imponer a Felipe Calderón, que, a fin de cuentas, no tendrá empacho en recibir la banda presidencial, aunque esté manchada de sangre.

Ahora tendremos un espacio, no muy largo, en el que se preparará el camino. A las mesas donde sesudos comentaristas explicarán la imposibilidad de un fraude electoral, vendrán los espacios pagados en los que los ciudadanos incorruptibles, intachables, pues, hablarán de cómo su trabajo fue más allá de la honestidad, y luego llegarán las cartas de los ciudadanos indignados que exigirán la renuncia del jefe de Gobierno y el secretario de Seguridad Pública, y el gobierno de Vicente Fox actuará en consecuencia.

Aunque a decir verdad, la empresa no parece ser tan fácil. Entre mucha gente, panistas incluidos, ha permeado la idea de que es mejor ir al voto por voto que ejercer métodos de fuerza que marcarán para siempre a los gobiernos panistas.

Son momentos de decisión y en las líneas panistas las opiniones están divididas. Hay un importante grupo encabezado por el presidente de los azules, Manuel Espino, que está seguro de que la elección se perdió, y junto con él el par fascista: Nava y Martínez, y además el señor histeria: Molinar. Todos ellos, haciendo a un lado a Espino, son muy cercanos a Calderón y se niegan al conteo voto por voto, casilla por casilla.

Por el otro lado, tal vez contagiados por el ánimo, cada vez más menguante, de Calderón, hay quienes creen, y de buena fe, que Felipe ganó los comicios y rezan porque el supuesto triunfo sea verdad.

Pero como ni unos ni otros mandan en el PAN, los señores de la Coparmex, del Consejo Coordinador Empresarial y la fracción dura de El Yunque han concluido, en complicidad con Vicente Fox, que el conteo sería perjudicial a su causa y no lo permitirán.

Mientras, en Reforma y avenida Juárez los ánimos se han fortalecido y aseguran que está vez nadie se irá a su casa con la idea de que la justicia se volvió a burlar, como en 1988. Esta vez, afirman, va en serio.

Ojo, mucho ojo.
Existe un diario muy interesado en Marcelo Ebrard. Ha ordenado a una de sus reporteras hacerle marcaje personal. Busca verlo incurrir en incongruencias respecto de su vida personal y en los campamentos.