El Víctor posteó el sábado pasado que Time se rajó al reconocer la victoria de Hugo Chávez en su encuesta, pero hay que señalar que son los editores quienes definen la portada al final. Hubiera sido interesante que reconocieran la victoria de Hugo Chávez ya que su discurso ante Naciones Unidas y la elección del 3D lo colocaron en un reflector que muchos mandatarios de nuestro continente -incluido el mismo George Bush o el Pelele de Felipe Calderón- desearían tener. El hecho más significativo fue que las hordas de cibernautas pusieran al presidente venezolano a la cabeza cuando son los Estados Unidos y el mundo “desarrollado” los que tienen más conexiones a internet per cápita y por lo tanto mayor fuerza al momento de votar por alguno de los candidatos, sobre todo los menos polarizantes como Nancy Pelosi y los chicos de YouTube. Sin embargo, la ganadora de este año, en un gesto bastante populista, fue la LA GENTE, irónicamente la misma que votó mayoritariamente en el poll por Chávez. El siguiente texto tiene mucho sentido al reconocer que somos NOSOTROS los ciudadanos de a pie los que estamos dándole en la madre a los medios, a los gobiernos, a las corporaciones y a todos los intereses especiales. Al final, como yo también soy una de esas Personas del Año, propondré dos portadas alternativas para la revista.
La persona del Año: Ustedes
Sí, ustedes. Ustedes controlan la Era de la Información. Bienvenidos a su mundo.
Por Lev Grossman
Publicado el 13 de diciembre de 2006
La teoría del “gran hombre” es atribuida al filósofo escocés Thomas Carlyle que escribió, “la historia del mundo no es más que las biografías de los grandes hombres”. Él pensaba que las minorías, los poderosos y los famosos eran los que moldeaban nuestro destino colectivo como especie. Dicha teoría sufrió una seria derrota este año.
Para demostrarlo existen individuos que podríamos culpar por muchas de las cosas dolorosas y perturbadoras que sucedieron en 2006. El conflicto en Irak se volvió más sangriento y más complejo. Una guerra viciosa hizo erupción entre Israel y Líbano. Una guerra hundió a Sudán. [México sufrió un fraude electoral] Un dictador de pacotilla fabricó la Bomba y el presidente de Irán quiere obtener el poder nuclear también. Mientras tanto nadie solucionó el calentamiento global y Sony no pudo fabricar suficientes PlayStations 3.
Pero si vemos 2006 a través de otros anteojos podremos ver otra historia, una que no se trata sobre los conflictos y los grandes hombres. Es una historia sobre las comunidades y las colaboraciones a una escala nunca antes vista. Es sobre el compendio cósmico informativo de la Wikipedia y del canal televisivo de millones de personas YouTube y la metrópolis en línea MySpace. Es sobre la lucha por el poder de unos pocos contra la ayuda recíproca a cambio de nada de muchos, sobre cómo eso no sólo cambiará el mundo sino modificará la forma en que este mundo evoluciona.
La herramienta que hace esto posible es la World Wide Web. No la Red que Tim Berners y Lee hachearon juntos (hace 15 años, de acuerdo a la Wikipedia) como una forma de compartir información entre científicos. Tampoco es la sobre inflada Red del punto-com de la década de 1990. La nueva Red es un objeto completamente diferente. Es una herramienta para acercar las pequeñas contribuciones de millones de personas y volverlas mejor. Los especialistas de Silicon Valley la llaman Red 2.0 como si se tratara de una nueva versión del mismo software, pero en verdad se trata de una revolución.
Estamos muy listos para ella. Estamos preparados para balancear nuestra dieta de noticias predigeridas con feeds completos desde Baghadad, Boston y Beijing. Uno puede aprender muchísimas cosas sobre la vida de los estadounidenses con solo observar los fondos de los videos de YouTube -esas desarregladas recámaras y esos sótanos de recreo repletos de juguetes- que lo que podríamos aprender viendo mil horas de televisión.
Y no solo observamos, también trabajamos como locos. Elaboramos perfiles de Facebook y avatares de Second Life y reseñamos libros en Amazon y grabamos podcasts. Blogueamos sobre nuestros candidatos perdedores y escribimos canciones sobre ser abandonados. Videograbamos atentados con bombas y programamos software libre.
Estados Unidos adora a sus genios solitarios, a sus Einsteins sus Edisons, a sus Jobses, pero aquellos soñadores solitarios también pudieron aprender a trabajar con otros. Las compañías de autos realizan concursos de diseños abiertos al público. Reuters está publicando blogs junto a sus reportes noticiosos. Microsoft trabaja horas extras para defenderse de Linux, el sistema operativo creado por usuarios. Somos testigos de una explosión de productividad e innovación y apenas estamos iniciándola, conforme millones de mentes que en otra situación se hubieran ahogado en la oscuridad están siendo integrados a la economía intelectual global.
¿Quiénes son estas personas? En serio. ¿Quién se sienta después de un largo día de trabajo y dice que no va a ver Lost esa noche, que va a prender su computadora y filmará una película protagonizada por su iguana? ¿Mezclar la voz de 50 Cent con la música de Queen? ¿Bloquear sobre el estado de mi cabeza o el estado de la nación o el steak-frites del nuevo bistro a la vuelta de la esquina? ¿Quién tiene el tiempo y la energía para apasionarse tanto?
La respuesta es, ustedes. Por adueñarse de los reinos de los medios globales, por colocar los cimientos y el armazón de la nueva democracia digital, por trabajar a cambio de nada y ganarle a los profesionales en su propio juego, la Persona del Año 2006 de Time es ustedes.
Claro, es un error romantizar esto más allá de lo necesario. La Red 2.0 acoge tanto la estupidez de las masas como su sabiduría. Algunos comentarios en YouTube nos hacen llorar por el futuro de la humanidad con sólo observar la gramática y sin tomar en cuenta las obscenidades y el odio sin barreras.
Pero eso es lo que lo hace interesante. La Red 2.0 es un experimento social masivo. Como cualquier otro experimento que valga la pena emprender, éste puede fallar. No hay un mapa que nos explique cómo es que un organismo no bacteriano de seis mil millones de personas vive y trabaja unido en este planeta. El 2006 nos da algunas ideas. Es la oportunidad para construir un nuevo tipo de entendimiento internacional, no de político a político, o de gran hombre a gran hombre; sino de ciudadano a ciudadano, de persona a persona. Es una oportunidad para que la gente vea el monitor de su computadora y en verdad, genuinamente, se pregunte quién está allá afuera observándolo. Vamos, díganos si no sienten un poco de curiosidad.
Comparto con ustedes mis dos portadas alternas de Time:
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