La sociedad del crimen
18 de Diciembre del 2006
Actualizado: 3:53:16 AM hora de Cd. Juárez
Sergio Belmonte
Periodista
Nota original:
Las calles de Juárez, siguen tiñéndose de sangre por culpa de crimen organizado y nadie hace algo para detener la ola asesina.
Ejecuciones en la vía pública, ejecuciones en negocios, ejecuciones hasta en el interior de un hospital y niguna autoridad vio, ni escuchó y mucho menos dijo nada al respecto.
Ya no sorprenden a nadie los titulares de los medios cuando informan de nuevos asesinatos donde los vehículos último modelo y los famosos fusiles de asalto rusos AK-47, salen a relucir.
Lo novedoso de la embestida criminal que sufrimos a diario los juarenses sucedió la semana anterior en un nosocomio de Zaragoza, donde los sicarios irrumpieron para rematar a su víctima después de haberla emboscado en la calle y dejarla gravemente herida.
¡Qué temerarios¡ calificaron algunos despistados colegas a los asesinos a sueldo porque éstos tuvieron la “osadía” de allanar el quirófano para asesinar a un moribundo. Nada más lejos de la verdad.
No son temerarios y mucho menos osados quienes en la clandestinidad, con alevosía, con premeditación, con ventaja; agrupados en comando, con poderosas armas largas, pero sobre todo, contando con la protección de la policía para cubrir su huída impunemente, cometen estos delitos.
La sangre fría que demuestran los gatilleros en cada atentado no es otra cosa que seguridad por tener la complicidad comprada de las autoridades encargadas de combatirlos.
La policía está a su servicio, les protege, les alerta, los escolta, les despeja la ruta de escape. No hay duda. Todo mundo lo sabe pero tampoco se hace nada.
¿De qué otra forma se explica que después de cada ejecución nunca se realicen detenciones.? ¿Cómo justifica la autoridad preventiva y la propia investigadora su incapacidad para detener a uno solo de los asesinos y evitar que sigan derramando sangre?
No se trata de seres extraterrestres que atacan en supersónicas naves. Tampoco son invisibles, ni personajes de ficción imposibles de detectar. Se trata de individuos de carne y hueso que se desplazan por las calles de Juárez en lujosas unidades armados hasta los dientes.
Nadie se traga los pretextos de la PGR para justificar la ineptitud de sus agentes, constitucionalmente responsables de combatir el narcotráfico y el crimen organizado, pero qué lejos de hacerlo los protegen porque en estas actividades se concentran jugosos ingresos.
La simbiosis narco-policías es un secreto a voces que nadie ignora y que, para colmo de males, ya es materia de análisis por parte de especialistas extranjeros que han concluido que en México el narco manda. Triste pero cierto.
Un estudio sobre la evolución de los cárteles de la droga en territorio nacional realizado por el investigador español Carlos Resa Nestares revela contundente: más de la mitad de los policías del país están implicados en la protección al narcotráfico.
En la investigación resumida en dos tomos de más de dos mil páginas titulada “Narco-Mex, S.A: Economía y Administración de Empresas en la Industria Mexicana de las Drogas”, el académico de la Universidad Autónoma de Madrid y de El Colegio de México asegura que los índices de violencia generados por el comercio de estupefacientes no se circunscriben sólo a los cárteles ni a la disputa por las narcorrutas, sino al núcleo de protección que son los cuerpos de seguridad del país.En su brillante trabajo que se extendió por 10 años, el experto en temas de seguridad nacional y narcotráfico expone que el auge de esta ilícita actividad no hubiera sido realidad sin la protección de las instituciones, particularmente de la policía.
Revela también el crecimiento del narcotráfico en el gobierno de Vicente Fox, tan evidente como su extensión a un número cada vez mayor de estados de la República, entre los que destaca Michoacán.
Esta entidad capturó la atención pública en la primera semana del nuevo gobierno por el megaoperativo militar que con más de 5 mil efectivos, aviones, tanques, lanchas de combate y todos los enseres de guerra se utilizaron para buscar a los peces gordos del narcotráfico y encontrar únicamente charalillos.
Operativos espectaculares como los que una y otra vez han realizado en esta frontera, y más recientemente en el Valle de Juárez, para capturar a los líderes de las bandas criminales a los que sospechosamente nunca encuentran.
Acciones que ofenden la inteligencia de la ciudadanía porque no tienen otro fin que distraer la atención y aparentar que se persigue, que se combate... que se arriesgan, cuando realmente ocurre todo lo contrario.
Cómo se explica que las redadas de narcos fracasen, si no es por la información que les proporcionan con precisión digital los elementos infiltrados en las corporaciones policiacas.
No es un asunto menor lo que está ocurriendo. Es el principio del fin de la seguridad nacional que ya en 1984 fue advertido por los obispos de la región Pacífico Sur y 21 años después, en junio de 2005, lo vuelven a confirmar los obispos de la región pastoral noreste, la zona más flagelada por los crímenes del narco.
Los líderes católicos de Monterrey, de Linares, de Saltillo, de Piedras Negras, de Nuevo Laredo, de Ciudad Victoria, de Tampico, de Ciudad Valles y de Matamoros, emitieron en aquella ocasión un documento sobre narcotrafico y violencia social donde expresaron su preocupación por todo lo que hasta ahora sigue ocurriendo, pero con mayor intensidad.
En su grito de alerta comparten con sus pueblos el ambiente de tensión, inseguridad, temor y desconfianza, que provocan las ejecuciones, levantones, secuestros e irrupciones en domicilios particulares y lugares públicos.
En su declaracion conjunta, reclamaron que “los operativos con despliegues espectaculares de los cuerpos de seguridad y del Ejército generan en la población estados de zozobra, sensación de impotencia, desánimo y desconfianza en las autoridades, porque no resuelven de manera convincente un problema que sigue sigue creciendo y masacra a miles de personas”.
Lamentaron los pastores que siga incrementándose el número de personas que se prestan al tráfico de estupefacientes, y denunciaron como “más grave que algunas autoridades se hagan cómplices para que tanto el tráfico, como la distribución se realicen impunemente”.
Nada de lo que advirtieron en aquellas fechas los obispos mexicanos ha cambiado. Nada de lo que denuncia en su informe el español Resa Nestares se ha corregido. Todo lo contrario, la situación ha empeorado por la simple y sencilla razón de que la Sociedad del Crimen fortaleció su alianza con la autoridad. Así de simple.
NOTA:¿Así o mas clarito?, Medina Mora solo llego a la PGR para cumplirle los caprichitos al PELELE y renegociar los asuntillos calientes que pululan por todo el país, este EMPLEADUCHO de Televisa solo sirve para usar sus malas artes de espía de PACOTILLA, para chantajear políticos que no le convengan al sistema, pero lo que sea proteger a la sociedad , no claro, que no, eso no esta en sus funciones, abrase visto alguna vez que esta ralea de malandrines trabaje por el país, Medina Mora solo viene a tapar pozos, esperemos que sean pozos que un día puedan abrirse para ver la cloaca que esta dentro. Porque lo que es el PELELE, solo esta allí para jugar al RAMBITO de segunda mientras busca desesperadamente legitimidad, no tiene tiempo de cambiar nada en este país.
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