Sergio Gomez Montero escribe:
Un País lastimado y dividido.
No se trata, ahora, de admitir ganadores y perdedores. Tampoco, de proclamar una falsa y endeble conciliación nacional. No es el momento.
Se viene de una guerra sucia que ha lastimado profundamente al País y antes que nada hay que identificar a los culpables de que ello haya sucedido.
¿Por qué se permitió que las campañas políticas por la Presidencia del País aparte de largas (más de tres años) se llevasen a cabo bajo reglas que rompieron todos los protocolos?
¿Por qué se le dieron alas tan abiertamente a Marta Sahagún?
¿Por qué se integró el actual Consejo General del IFE de una manera tan facciosa?
¿Por qué se montó todo el drama del desafuero?
¿Por qué nunca la Presidencia del País dejó de hacer campaña a favor del candidato oficial, violando de manera cínica la ley?
¿Por qué la campaña política formal del candidato oficial se llevó a cabo (con asesoría extranjera) bajo cánones nazifascistas, agrediendo a sus adversarios para provocar el miedo y la desesperación de los electores?
¿Por qué el sistema de conteo electrónico del IFE tuvo la marca de Hildebrando?
¿Por qué, así, se dividió al País de una manera que pone en peligro la convivencia pacífica entre los mexicanos?
Sólo un desvergonzado mayor puede así declarar su triunfo.
Es decir, uno de los problemas fundamentales del más reciente periodo electoral es el haber lesionado de manera tan profunda las estructuras sociales de la Nación, por el hecho de haber permitido que las elecciones (sobre todo las campañas políticas) se llevaran a cabo sin que el árbitro de ellas actuara a la altura de los reclamos que dichas elecciones plantearon.
Los principales equipos en pugna utilizaron todo tipo de artimañas y trapacerías para descalificar a sus enemigos, por encima de las reglas que deben normar tales procesos. Aun al final, el conteo rápido, el PREP y el cómputo fueron ejercicios que nunca se distinguieron por su prestancia y claridad, sino que, por el contrario, la carencia de limpieza de ellos exacerbó los ánimos no sólo de los contendientes, sino del País todo, plantado ya de por sí en dos bandos con intereses irreconciliables de raíz.¿A quién habría que darle las gracias por haber provocado tal situación?
Hoy, virtualmente hay que reconstruir al País a partir no de limar las diferencias profundas que se fueron construyendo las épocas recientes, sino reconociendo que hay dos proyectos de nación que se contraponen profundamente.
Hay que vigilar rigurosamente para ver cómo el proyecto triunfante comienza a operar para desprenderse lo más rápido posible del otro México: El que no votó por él.
Hoy se seguirá luchando, sin duda, por alcanzar una de las finalidades fundamentales de la política: La felicidad de uno y de todos.Hoy, virtualmente, se trata de olvidar lo recién pasado para comenzar a construir el futuro. Un futuro que, para los que le apostamos al proyecto alternativo de nación, quiere decir vincularse al pueblo, a las masas, para que sea él el que determine los quehaceres de la sociedad. Es decir, se trata de construir una democracia real que, como dice Agamben, no disimule a los campos de concentración.Se trata de construir una democracia que tome en cuenta no sólo a lo histórico y a lo político, sino sobre todo a lo ético y lo ontológico.
Las elecciones del 2006 van a terminar hasta el 6 de septiembre, cuando el Trife diga formalmente quién fue el triunfador presidencial del proceso. Lo que hoy comienza es una lucha larga, ardua, cargada de acciones que van a ir delineando cada vez con mayor precisión la existencia del País que hoy tenemos: Un País dolido y dividido como pocas veces en la historia de la Nación.El México por muchos años oprimido, marginado, triste, va a seguir buscando el próximamente alcanzar la felicidad.
/tr> |
sábado, julio 08, 2006
UN PAIS LASTIMADO Y DIVIDIDO.
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 1:55 p.m.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario