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sábado, julio 08, 2006

LOS MARGINALES DE LA FARSA ELECTORERA.

Carlos Monsivais brilla con luz propia:

El trío casi dinámico.

Estas notas saludan a los grupitos que de un modo u otro corresponden a etapas muy superadas del País, pero siguen siendo fijaciones presupuestales en el patético escenario electoral.

Del caciquismo como humanismo.
El Partido Nueva Alianza (el Panal) aparece por la voluntad caciquil de la profesora Elba Esther Gordillo, a la que no le fue suficiente el deterioro profundo del magisterio, sujeto a la burocratización extrema y a la red de corrupciones y corruptelas consiguientes. Doña Elba le pidió (forma virreinal de “le ordenó”) al ex priista Roberto Campa lanzarse como candidato a la Presidencia con el único propósito de manejar los votos del SNTE y traspasárselos al PAN.

Con diligencia, que no debe confundirse con sumisión (o a la inversa), Campa cumplió la encomienda. Ahora puede irse a su casa a esperar un nombramiento, el membrete ya no se necesita y los más devotos tendrán su lugarcito en el PAN. “Oh, marginal, te olvidaremos con afecto”.

Otro membrete, que en este caso pudo no haberlo sido, es el Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina, fruto de la insistencia protagónica de Patricia Mercado, ex trotskista, ex feminista, ex contracultural, ex activista de causas radicales.

Hace unos años, Mercado, sostenida por un puñado de feministas, se armó de unos cuantos lugares comunes (“lo personal es mi ascenso en la política”), exhibió su infinita piedad ante “los marginales” (consumidores de mariguana, mujeres que abortan, gays y lesbianas), habló en defensa de ellos como de pasadita y con exactamente las mismas palabras (a eso se llama memorizar las causas), sentó plaza de comprensiva (sonrisa de inclusión al calce), reunió algunos jóvenes valiosos y generosos que no tenían cabida en el PRD (a la distancia éste es el único mérito de Mercado), atrajo hampones electorales que se pelearon con ella, favoreció a un candidato con “expediente incorrecto” (que renunció), y se encariñó con el mayor compromiso de la vida política: Las entrevistas en televisión:

“Mira, Adela, para nosotros la lucha es un compromiso de por vida/
Tú me conoces Carmen (Aristegui) y sabes que soy de una pieza/
Denise, no estaría aquí si no quisiera crear la alternativa que no existe en el País. ¿Que cuál es esa alternativa? Que los jóvenes puedan ser libres para que ya no dependan de los prejuicios.

Antes de nosotros nadie había dicho esto”. (Las citas no son textuales pero el acento autoparódico está en el original). A veces ni siquiera incursionaba en esta filosofía, y se limitaba a festejar la admiración provocada por las ideas que algunos podrían atribuirle. Y se dio tiempo ideológico para incurrir en la frivolidad y enriqueció el debate de los candidatos presidenciales con un vestido rojo a tal punto incandescente que le impedía a los espectadores fijarse en sus ideas (las que llevaba) e incluso elogiar maquillaje pos-Marta Sahagún.

Todo moderno, todo difundido por la publicidad costosa del final y todo marcado por el ataque al PRD y a López Obrador (de Calderón no hablaba, porque una radical contracultural no pierde el tiempo admitiendo la existencia del enemigo principal).

Casi todas sus aliadas feministas se fueron y de ello Patricia Mercado probablemente no se enteró porque en ese rato la entrevistaban en Televisa, o recibía al reportero de EL UNIVERSAL o del Reforma, o le decía a López Dóriga en su programa de radio: “Mira, Joaquín, nosotros creemos que la democracia es un fin, un principio y un medio”, o algo así.

Los lugares comunes de los comienzos languidecían o ya se habían disipado pero no se les sustituía porque en ese instante la ideóloga le respondía a Radio Fórmula algo en la índole de: “Nuestra propuesta es de alternativa porque tocamos asuntos que nadie más toca como el empleo, la seguridad, los problemas agrícolas, los migrantes y la educación y los índices de criminalidad en la colonia Condesa”. (Así no lo dijo, pero nadie tampoco podría recordar sus palabras).

Y su mayor éxito fue insistir en su gran logro: Despenalizar el debate (sic), sobre la mariguana: “Hemos logrado despenalizar el debate”. Infiero que también despenalizó el debate sobre el Mundial. Ahora Alternativa tendrá el registro, y las de los inicios aseguran que el voto obtenido por el partido se lo quitaron al PAN (y lo dicen para que se les crea, y en creyéndolas nos devolvamos a la escuela primaria).

Al fin, Patricia Mercado goza su sueño: Dejar atrás al rival más cercano, el Partido Verde Ecologista de México, aunque lo auspicia la derecha que ve en ella a la radical por excelencia: “Tú me conoces, Carmen”. Mercado le ordena a López Obrador que “deje de la cargada mediática y callejera” y, también, se apunta: “Calderón no me ha buscado para ofrecerme algún cargo, pero estoy a favor de los gobiernos de coalición”. Deje prendido el celular, señora.

“ No me quiero ir a dormir porque mis pesadillas me eligen presidente de la República ”. De los tres partidos en vías de salida el más patético es el PRI, la confederación de cenizas que por vanidad se sienten ruinas. El zar del tercer lugar, Roberto Madrazo, quiso amedrentar, regañar, monopolizar, intimidar, reinar, comprometer a fondo sin comprometerse él, causarle incontinencia urinaria a los delincuentes, devolverle al PRI la residencia de Los Pinos, y que, qué dolor, qué dolor, qué pena, terminó lamiendo sus tristezas en público, luego del vapuleo de los gobernadores priistas descrito por Fidel Samaniego en EL UNIVERSAL. ¡Oh, dioses! El ratón cree que todos son de su condición.

Como los de su estirpe, uno a uno, Madrazo exhibió su fragilidad orgánica: Sin el poder presidencial él es nada, ni un candidato, ni un líder, ni algo distinto a un ectoplasma del sistema que lo inventó por ocio o por descuido. “Sonríe, vamos perdiendo”. Lo más llamativo de la campaña de Madrazo no es la falta de ideas ni la incapacidad de convencer a los jóvenes, ni la repetición de discursos cocinados entre 1945 y 1955, ni su gran memoria para las cifras que no se oyen, ni la timidez de sus arranques de personalidad agresiva; lo más impresionante fue el anacronismo del personaje que semana a semana retrocedía en el tiempo, a veces parecía secretario de Alfonso Corona del Rosal, líder del PRI en 1963, otras acompañaba a Augusto Gómez Villanueva en 1968 a ofrecerle al presidente Díaz Ordaz la lealtad armada de los campesinos, de pronto corría detrás de Carlos Salinas para felicitarle por la manera en que Pronasol salvaba a México.

En la campaña, Madrazo parecía el oficinista de una serie retro, un don Carlitos de Cuéntame o de Los fabulosos años 40, que se desplazaba en escenarios sin escenografías, sin dirección de actores, sin libreto, sólo con la gana de arraigar en el pasado, allí donde el PRI gana siempre y ser candidato es, automáticamente, tomar posesión del cargo. Madrazo parecía feliz al abrazar a señoras del mercado, a jóvenes de las colonias populares, a viejos líderes priistas que, por cortesía, no le entregaban su último suspiro al saludarlo.

Y no veía en su semblante la transparencia del que se instala irremediablemente en la nostalgia, y allí hace su campaña, de comida en comida y de promesa en promesa, y allí se queda, embebido en la victoria, que sucedió hace mucho y reencarnará a su favor, tan inagotable como el terror de regresar a un presente donde nada funcionaba, las deserciones se intensificaban, los gobernadores priistas le dieron madruguete y pactaron con Calderón, se anticiparon y lo traicionaron, sus seguidores se esfumaron a su paso.

Al final, vencido reiterativamente, Madrazo encabezó la rendición y lo hizo con expresión yerta y ademanes de sepulturero. Fue candidato porque el PRI había perdido de antemano, y si perfeccionó la derrota anunciada es porque la orfandad del poder presidencial es en sí misma una lección de agonía.

* * * ¿A quién le sirven estos partidos? En 2006 Alternativa y el Panal le fueron muy útiles a la derecha, y en su indeclinable decadencia el PRI le fue muy útil al País, tan necesitado de gozar del chiste que fue autoritarismo. Ahora se reparten los harapos y lo que queda (bastante) de prebenda, y es de agradecérseles su aportación.

El aparato que reprimió, corrompió, mató y saqueó con minucia, el destructor de muchísimas posibilidades de la sociedad y la nación, es hoy el vivero de chusquerías. Son un grupo desmoronado y desmadejado, sin unidad y sin causas ajenas a la protección de sus impunidades personales. Para 2008 el PRI habrá desaparecido o será el nuevo Partido Auténtico de la Revolución Mexicana. Si la profesora Gordillo no dispone de otra cosa, el Panal morirá en 2007 y Alternativa se sostendrá porque de no tener otro puesto, una lideresa necesita ir a la televisión.

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