¿SE VA DE VACACIONES O HUYE DEL PAÍS?.

Salvador García Soto escribe en el Universal:


El germen de la violencia.

La violencia no comenzó ayer. Detrás del preocupante incidente en el que tres jóvenes y cuatro mujeres simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador increparon y agredieron verbalmente y con golpes a la camioneta de Felipe Calderón están, sin duda, las arengas y el exacerbamiento de la masa a que ha recurrido el perredista para presionar en su demanda de limpieza en la elección; pero también el germen de esa expresión de intolerancia está en la violencia verbal desatada desde las campañas, cuando el PAN y Calderón decidieron que el ataque repetido hasta el hartazgo y la estigmatización eran la estrategia para combatir, casi aniquilar, al adversario.

Más que rasgarse las vestiduras o utilizar el episodio de ayer para descalificar a López Obrador y confirmar su cantada peligrosidad, conviene atemperar los ánimos y tomar lo ocurrido como una primer señal de la amenaza y el peligro real que significa la polarización a la que actores políticos, empresarios y los propios medios han contribuido en los últimos años.

La responsabilidad de un líder que llama a la movilización y a la resistencia "pacífica" es contener en todo momento a sus seguidores y evitar que las naturales pasiones humanas se desborden. López Obrador no puede decir que lo ocurrido ayer es "una reacción natural" de la gente ante lo que considera "un agravio mayor".
Ningún dirigente que se precie de tener principios, como siempre lo hace Andrés Manuel, puede justificar la violencia en ninguna de sus formas por agraviado que se sientan él y sus seguidores. No puede hacerlo si lo que él encabeza es una lucha que aun, con todos sus cuestionamientos y desconfianza, apuesta por la vía institucional y jurídica para que se resuelva el agravio.

Porque la impugnación de López Obrador fue presentada en los tribunales y aún está en curso; si él no llama claramente a sus seguidores a evitar cualquier forma de la violencia, está renunciando en los hechos a la vía política y llamando a la revuelta.

Urge también responsabilidad del otro lado. Felipe Calderón sigue hablando en su discurso de "los violentos" y "los pacíficos", descalifica a los que no votaron por él, a los que cuestionan el resultado de una elección que aún no termina. Desde que el conteo de votos en el IFE le dijo la ventaja, Calderón no ha tenido, ni en el discurso ni en los hechos, una actitud conciliadora o madura que lo haga ver como un político que entiende que, si el tribunal valida la elección, gobernará para todos los mexicanos y no sólo para los 15 millones que lo eligieron.

La poderosa y aplastante maquinaria activada en torno a Calderón y a la consigna de que "por ninguna razón ganará López Obrador" - Fox dixit-, y que incluyó lo mismo millonarios donativos de empresarios, que el uso clientelar de los programas sociales del gobierno, el pueril activismo del Presidente a favor de su partido o la nefasta manipulación de las televisoras, no se ha detenido. Fue esa maquinaria la que inició los mensajes de odio, de estigmatización del adversario, de caos y el peligro.

Tanto machacaron del "peligro" que representaba que al final el presagio se les está cumpliendo. Despertaron al líder iluminado, al dirigente mesiánico que ve como "reacción" normal la intolerancia y la violencia, que está dispuesto a llegar "hasta donde se pueda" con tal de no traicionar a sus principios.

Notas indiscretas. Aún no es Presidente, pero Felipe Calderón ya hace valer sus influencias. Ayer se presentó en la sede de la Cancillería para firmar los pasaportes de sus hijos y, para que no se molestara en hacer el trámite normal, fue recibido en el despacho del canciller Luis Ernesto Derbez , quien, personalmente, le entregó al candidato panista sus documentos y le prestó su escritorio para que se apoyara al firmarlos. Hay niveles. Por cierto, esos pasaportes confirman que Calderón , aún en medio de la enconada disputa electoral, sí tomará unos días de vacaciones. Dicen que se va el jueves y regresa el próximo lunes y a juzgar por los pasaportes que tramitó para sus vástagos, al parecer saldrá al extranjero. Sigue la mala racha. Otra Serpiente.