Adicciones: compulsión por la embriaguez química
En la segunda mitad del siglo pasado, el destacado farmacólogo suizo Hugo Cerletti, pionero en la investigación del efecto sicotrópico y adictivo que causa la psilocibina, principio activo de los hongos alucinógenos de México (género Stropharia cubensis), al igual que su colega A. Hoffman, de Basilea, famoso por haber sintetizado el potente alucinógeno d-ácido lisérgico (LSD), sufriendo intoxicación de manera imprevista en su laboratorio, expresaron en un seminario referente a este tipo de drogas que se iniciaba la era de "la embriaguez química", coincidiendo con la introducción de medicamentos antidepresivos y tranquilizantes sin efecto tóxico. Muchos años antes, en 1927, el bioquímico berlinés K. Beringer había sintetizado la mescalina, alcaloide alucinógeno del cactus del peyote, que utilizaban en ceremonias religiosas los huicholes en Nayarit, Jalisco y otras regiones. El estudio de la mariguana (haschich) es más antigüo; el siquiatra francés Moreau de Tours publicó su célebre libro El haschich y la alienación (1845). La mariguana ha sido usada durante más de 3 mil años y se extrae de la planta Cannabis sativa, cuyo principio activo es el tetrahidrocanabinol (THC).
Como recordatorio de los ensayos literarios sobre la influencia de ciertas drogas enervantes en la búsqueda del éxtasis y de la percepción extrasensorial, baste citar la publicación de Lewin (1928) Los paraísos artificiales, y de A. Michjauz (1961) El conocimiento por los abismos. Así pues, en diferentes épocas se ha manifestado la curiosidad por estas experiencias, alcanzando su apogeo en la era sicodélica, que surgió a raíz de protestas estudiantiles o el rechazo de jóvenes estadunidenses a ser reclutados para combatir en guerras ajenas a su interés patriótico.
En cuanto al enfoque neurobiológico de la conducta adictiva, es importante señalar los siguientes datos. En 1956, el sicólogo estadunidense J. Olds, en sus experimentos de estimulación eléctrica del cerebro en ratas, observó la avidez incansable de autoestimulación, descubriendo así "los centros del placer" en el cerebro, hallazgo corroborado también en el hombre. Por otra parte, estudios farmacológicos habían identificado los receptores opiáceos en el cerebro, y en 1975 Kosterlitz y Terenius descubrieron la existencia de péptidos opioides endógenos, que denominaron endorfinas, en virtud de su acción moduladora del tono emocional y de la percepción del dolor. En la actualidad se conocen los neurorreceptores, sobre los cuales actúan con afinidad y enlace químico las sustancias sicotrópicas: morfina, codeína y heroína (analgésicos narcóticos derivados del opio); la mariguana, la cocaína, las anfetaminas, el alcohol y la nicotina. Se ha avanzado en el conocimiento de que las drogas adictivas comparten parcialmente un mecanismo neurobiológico común, el modificar un conjunto de neurotransmisores, que son los responsables de la función cerebral.
Es evidente que la drogadicción es una enfermedad grave y recurrente, que pone en riesgo la salud y la vida de sus víctimas, en su mayoría adolescentes y jóvenes, que son el grupo más vulnerable de la sociedad. El alcoholismo y el tabaquismo son las adicciones más comunes, exentas de restricciones legales, y las que tienen mayor impacto en la salud pública, por las serias enfermedades que ocasionan a largo plazo. Es uno de los grandes retos que afrontan las autoridades sanitarias.
Contamos en la actualidad con un enorme arsenal de medicamentos sicotrópicos, por lo que el médico debe ser cuidadoso en su prescripción. Como lo expresé en una ocasión: "en la sicoterapia, que siempre es útil, podemos jugar con las palabras, pero no podemos jugar con las moléculas que actúan sobre la mente".
Las campañas mediáticas de lucha contra las drogas juegan, sin duda, un papel importante en la prevención, promoviendo la participación de la sociedad civil. Es encomiable la reciente labor que ha iniciado el Gobierno del Distrito Federal de desmantelar los sitios de acopio de distribución de drogas. La tarea es ardua porque implica eliminar muchos nichos de narcomenudeo, donde se ha informado que ahora utilizan a menores de edad para la distribución de la droga.
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