Primero, empecemos con las críticas que hizo Álvaro Cueva al programa de "La verdad sea dicha" en su columna del Milenio (que de paso, ¿qué tiene que hacer una columna que habla de exclusivamente de televisión y espectáculos en la sección editorial de un diario todos los días?) Son notas viejas, pero son una ventana al pensamiento y la memorias selectivas de los "pacíficos", y por otro lado, el efecto que han tenido los medios sobre los mismos columnistas y el público para construir la imagen negativa de Andrés Manuesl López Obrador, aún cuando muchas personas están de acuerdo con sus propuestas.
‘El Peje’ contraataca
Repugnante, así es La verdad sea dicha, el nuevo programa de televisión de Andrés Manuel López Obrador en TV Azteca.
¿Por qué? Porque es un infomercial que no cumple con los requisitos básicos de los infomerciales, porque carece de estructura en su manejo de contenidos y porque deja muy mal parado al señor López Obrador.
¿Será tal vez, que no tiene los elementos de un infomercial porque NO ES UN INFOMERCIAL? La estructura está bastante clara y sencilla: bienvenida a los televidentes, notas y noticias varias, mensaje de Andrés Manuel López Obrador, primera parte de Noticreas, mensaje de los "patrocinadores", segunda parte Noticreas, despedida e invitación a participar al público. De que deja mal parado a AMLO es de dudarse, considerando que la realidad nos está dando la razón a los críticos del prianismo, y hay más gente desilusionada con Fecal que los desilusionados con AMLO.
Además, porque está hecho sin la más mínima creatividad audiovisual, porque está lleno de errores y porque es un proyecto absolutamente negativo para la televisión mexicana, entre muchas otras razones más que no cabrían en esta página.
Ojo, lo que le estoy escribiendo no tienen nada qué ver con que si estoy de acuerdo o no con las ideas de ‘El Peje’. Son razones de televisión.
Sí, claro. ¿Cuáles son los errores? ¿Qué es la cratividad audivisual? ¿Usar efectos especiales donde no son necesarios?
Y qué lástima, porque hubiera sido positivo que un ex candidato a la Presidencia de la República hubiera tenido un programa en la televisión abierta nacional para discutir asuntos de interés general.
Por si usted no vio La verdad sea dicha, déjeme se lo describo. ¿Qué es? Un escandaloso infomercial de media hora programado los martes a la 01:00 en Azteca 13.
Que quedó claro que no es un infomercial, pero eso no basta para convencer al joven de seguirlo llamando así.
La emisión de estreno la condujo Dolores Heredia (Los plateados) y consistió en un largo monólogo de don Andrés Manuel seguido de una sección de crítica política articulada a manera de noticiario, manejada por la comediante Jesusa Rodríguez (El juicio a Salinas), más una parte en donde la señora Heredia le pide al público que deposite dinero en una cuenta bancaria y la aclaración de que ese espacio costó 219 mil pesos más IVA.
El amplio espacio que dedicaron a la represión en Oaxaca aparentemente no lo vio Álvaro Cueva o lo que es más probable, el hecho de que golpeen y asesinen a gente pobre le parece cosa normal en nuestra "democracia".
¿Por qué esto es escandaloso? Porque jamás se había visto que un enemigo del sistema tuviera esta clase de acceso a los medios de comunicación, porque es un espacio comprado básicamente para atacar al Presidente, porque es una nota que se presta a mil y una suspicacias, porque alimenta la guerra política e intensifica la guerra entre TV Azteca y Televisa.
Aparentemente Ramírez Acuña ya hizo ilegal criticar al presidente, pero sólo Álvaro Cueva se ha enterado. La guerra política entre TV Azteca y Televisa, ¿se refiere a la que hacen las dos cadenas para impedir la competencia en el país?
¿A qué me refiero cuando digo que no cumple con los requisitos básicos de los infomerciales?
A que los infomerciales tienen una estructura de repetición y ventas que no tiene ni este programa ni muchos espacios pagados por templos y farmacias que valdría la pena que evaluara la Secretaría de Gobernación.
Sigue la burra al trigo, necio con comparar a un programa de propaganda política con los vendedores de chucherías inútiles. De las evaluaciones que pide a la SeGob, esas sólo se hacen con los programas del PRD para sacarlos del aire, todo lo demás se vale. Si "La verdad sea dicha" se transmite es porque más de 400,000 mexicanos hemos aportado voluntariamente nuestro dinero para apoyar a López Obrador, y es mejor dejar esta pequeñísima puerta abierta para que la gente se exprese de manera pacífica -como siempre lo ha pedido AMLO- a que decida por la inutilidad y estulticia de nuestra clase política a dar ese dinero a una organización guerrillera.
¿Por qué La verdad sea dicha carece de estructura? Porque no hay orden, equilibrio ni ritmo entre sus partes.
¿Por qué AMLO queda mal parado con esta emisión? Porque como que nomás le soltaron la cámara para que fuera improvisando sobre la marcha un discurso basado en hablar mal de cualquier persona o empresa que no piense igual que él.
Deje usted lo que se puede decir de un hombre así, ‘El Peje’ atacó hasta a la televisora que le vendió el espacio y de ahí se la pasó brincando del Fobaproa al precio de la tortilla, de las tarjetas de crédito al “yo gané la elección” y de llamar “soldadito de chocolate” al Presidente a un “no se preocupen”. Eso es demencial. Punto.
Pues qué raro, mucho del contenido del discurso lo hemos podido escuchar las personas que hemos ido a verlo cuando visita nuestras ciudades. Si las televisoras hicieran un trabajo decente y honesto el programa no sería necesario. Los saltos de tema "demenciales" son para poner en contexto las propuestas de López Obrador, punto que al parecer el columnista no puede comprender al haber atrofiado su intelecto por pasar tanto tiempo frente a la televisión. Más bien lo demencial es que un líder político y sus seguidores tenemos que pagar para que nuestras opiniones sean tomadas en cuenta y no ser desaparecidos a la fuerza de la discusió política en el país.
Lo de la creatividad audiovisual es terrible. No hay elementos de postproducción, efectos, movimiento de cámaras. ¡Nada! Si un chavito presenta un trabajo así en una escuela de Comunicación, lo reprueban.
Porque todos sabemos que para hacer un programa televisivo de calidad se necesitan efectos especiales, tetas y explosiones.
¿Qué le trato de decir cuando le digo que este proyecto está lleno de errores?
A contradicciones, como que Dolores Heredia diga que acabamos de ver a AMLO sin cortes cuando su monólogo brilló por lo excesivamente cortado que estaba, o a que ‘El Peje’ ataque a Televisa para luego montarse en imágenes de Televisa para construir un discurso contra el secretario de Hacienda.
No sé ustedes, pero yo ví el discurso editado, pero sin cortes. Sobre las imágenes de Televisa, si no se hubieran usado entonces habrían acusado a AMLO de criticar sin pruebas al gobierno de Fecal. ¿Entonces?
¿Pero sabe qué es lo peor de La verdad sea dicha? El daño que le puede hacer a la televisión mexicana.
Independientemente de lo discutible que puede ser el hecho de que alguien compre tiempo de televisión para atacar a quien se le dé la gana, TV Azteca no sabe el alacrán que se echó al pecho.
Más se tardó Azteca 13 en abrir ese espacio, que los amigos de AMLO en usarlo para convocar a un boicot contra los productos de Jumex, Sabritas, Bimbo, Coca-Cola y Pepsi, que son anunciantes directos de TV Azteca y de toda la televisión nacional.
La libertad de expresión se acaba en el momento que choca con la libertad de acumular ganancias de las corporaciones multinacionales. Opinión que muchos "pacíficos" comparten. El que estas compañías hayan manipulado las elecciones, el poder judicial y al congreso a su conveniencia para éstos no merece castigo.
¿Puede haber algo más delicado que esto? ¿Se imagina lo que pasaría si esas marcas tomaran represalias contra TV Azteca? ¿Sabe usted el daño a nivel imagen, proyectos, empleos e industria que esto pudiera desencadenar? Es repugnante. ¿A poco no?
¿Se imaginan? ¿Se imaginan lo que pasaría con un gobierno usurpador que trabajara en beneficio de gobiernos extranjeros, que se apoya en los monopolios que exprimen a la población del país, que mantiene salarios de miseria mientras los precios de los energéticos, alimentos y transporte aumentan? ¿Se imaginan que hubiera cientos de miles de mexicanos que prefieren arriesgarse a morir en el desierto a quedarse en el país? Eso, desgraciadamente, no es necesario imaginarlo. "Es repugnante. ¿A poco no?"
Sobre el mismo tema, una crítica, más decente, principalmente porque es bien intencionada y refleja la opinión de los que no son Obradoristas, pero tampoco "antipejistas", del columnista Gabriel Torres Espinoza, de Público Milenio
La verdad sea dicha
Televisión Azteca arrancó un programa especial, La verdad sea dicha, con Andrés Manuel López Obrador. Las opiniones de AMLO estarán en televisión nacional. Es muy sano que un líder (les guste o no a muchos) tenga la posibilidad de expresar sus críticas y puntos de vista, más allá de si los compartimos o no, de si son acertados o errados. Conviene ejercitar la autocrítica sobre “verdades” de algunas razones que influyeron para que la elección fuese muy cerrada y el desenlace ocurriera como hoy lo conocemos.
Nadie obligó a AMLO, por ejemplo, a llamar “chachalaca” al presidente de la república. Podemos admitir que Fox no desaprovechó cada discurso, cada escenario para provocar a AMLO. Se reconoce que es inoportuno y en ocasiones hasta ilegal que el presidente intente intervenir abiertamente en al ánimo de los electores para inclinar las preferencias electorales a favor del candidato de su partido, como el propio Tribunal lo consignó con los razonamientos de su confuso fallo. Lo que no se puede ignorar es que AMLO entró en la trampa y perdió votos en este conflicto que sólo perjudicó a quien deseaba ser presidente. Un error de cálculo político para un candidato en campaña que sólo es atribuible a su exceso de confianza y tal vez, también, a su soberbia al subestimar a sus adversarios.
El que AMLO llamara "chachalaca" a Fox, fue amplificado hasta el absurdo, como si nadie se expresara de maneras mucho peores de los políticos. Sólo dejaron esa palabra en la memoria de la gente, pero se olvidó lo fundamental cuando AMLO usó esa expresión: "usted no se meta, usted ya tuvo su oportunidad y la desperdició". Fox mismo le dio la razón a AMLO al decir que ganó 2 elecciones. Además, Fox, como el primer presidente no priísta en la historia moderna del país, estaba obligado -legal y moralmente- a respetar la voluntad del pueblo, cosa en que lo superó hasta el mismo Zedillo.
Los discursos de AMLO en los meses de febrero, marzo, abril y mayo de 2006 abrieron la oportunidad para que con sus propias palabras, intencionadas o no, se relacionara a AMLO con una serie de valores negativos que inspiraran miedo, desconfianza y hasta odio entre parte importante de los electores. Las campañas son para generar percepciones positivas, para sumar, y en la de AMLO, sus acciones coincidieron con la deliberada publicidad negativa de sus adversarios. Su falta de visión estratégica de campaña en el último tramo de la competencia ocasionó una colaboración involuntaria que propició las condiciones óptimas que desbancaron a AMLO, por primera vez en seis años, de los primeros lugares de aceptación popular en el momento más delicado para sus aspiraciones políticas. Esta “verdad” también debe ser dicha.
También hay que recordar el absurdo temor que consistentemente en este país se ha generado hacia la figura de Hugo Chávez, y la asociación a esa figura maniquea que se hizo durante la campaña de odio contra López Obrador, el abuso del padrón electoral, la participación manifiesta de la Iglesia a favor de su comparsa política panista, la manipulación de las encuestas en las que participó su compañero columnista de Público Milenio, Guillermo Valdéz Castellanos -recompensado con un puesto en la SeGob inicialmente, ahora director del Cisen- para desbancar artificialmente a AMLO de las preferencias electorales, amén del uso de todo el aparato del Estado para apuntalar a Calderón. Si los discursos de Obrador a final de la campaña tenían tonos de confrontación era porque se estaba defendiendo de los ataques del resto de la clase política ayudados por traidores del mismo PRD, de los empresarios y de los poderes fácticos.
La renuencia de AMLO para reunirse con algunos empresarios de supuesta “dudosa reputación” puede ser leída como acción valiente o de congruencia. Sin embargo, en las campañas restar es poco inteligente. AMLO decidió jugar con sólo una parte de los electores, pero incluso los más pobres y desprotegidos, en quienes centró su eje discursivo, no votaron abrumadoramente por él. Error. Subestimó los efectos de la publicidad negativa. Los votos no le alcanzaron para despejar dudas y ganar la elección holgadamente. La ventaja de diez puntos de las primeras encuestas la dilapidó innecesariamente con una actitud muy poco humilde, insensata en más de una ocasión y alejada de la realidad de la competencia que, nos guste o no, estaba en las condiciones y reglas con las que él decidió competir. Es terrible las formas que utilizó el gobierno para ganar esta elección, como terrible es la falta de prudencia de AMLO durante la campaña. Conviene iniciar La verdad sea dicha con una buena dosis de autocrítica.
La renuencia de López Obrador a reunirse con la oligarquía empresarial es una de las cosas que lo separan del resto de la clase política. Mientras los políticos sacan algunos millones de pesos cumpliendo las órdenes de la oligarquía, éstos acumulan millones de dólares en sus cuentas. Habría sido más dañino para AMLO aceptar transar con los empresarios, porque de todas maneras éstos lo hubieran traicionado, se habría consumado el fraude electoral y con esa acción hubiera quedado, ahora sí, olvidado incluso por sus partidarios que también se sentirían traicionados.
Los principios cuentan, y cuentan mucho, es lo que no entiende buena parte de la dirigencia perredista (sin olvidarnos del resto de los partidos, se entiende) en los estados con los que este partido no tiene presencia, y seguirá así mientras sigan transando con los votos de la gente. Al contrario de lo que muchos columnistas piensan (incluso Julio Hernández) AMLO no se está conformando con la política reducida a lo electoral, la idea principal es la transformación del país, la participación de la gente en el gobierno, y que éste sirva a todos, no sólo a una minoría privilegiada. Estas propuestas, tienen un amplio apoyo en todo el país, incluso entre la gente que se declara "antipejista". La caricatura absurda que construyeron los medios de Andrés Manuel López Obrador es lo que odia la gente, porque siguen sin saber quién es el señor López, aún cuando en el fondo saben lo que él y sus seguidores quieren, y comparten nuestros deseos.
Allí está nuestra falla, que no se pudo contrarrestar la campaña de odio a tiempo, no se pudo destruir esa caricatura y ahora todos sufrimos las terribles consecuencias de más mal gobierno prianista.
Las reglas de la competencia implicaban un financiamiento justo a los partidos, un acceso equitativo a los medios, una cobertura de las campañas razonablemente imparcial por parte de los medios, una campaña propositiva de parte de todos los candidatos y la neutralidad de la Iglesia Católica y los empresarios, circunstancias que en ningún momento se dieron. Antes, la Iglesia y los empresarios condicionaron el voto de los feligreses y de los empleados hacia un candidato. Aún si se hubiese reconocido la victoria de AMLO en las elecciones, éstas hubieran pasado a la historia como las elecciones más sucias de los últimos 18 años.
‘El Peje’ contraataca
Repugnante, así es La verdad sea dicha, el nuevo programa de televisión de Andrés Manuel López Obrador en TV Azteca.
¿Por qué? Porque es un infomercial que no cumple con los requisitos básicos de los infomerciales, porque carece de estructura en su manejo de contenidos y porque deja muy mal parado al señor López Obrador.
¿Será tal vez, que no tiene los elementos de un infomercial porque NO ES UN INFOMERCIAL? La estructura está bastante clara y sencilla: bienvenida a los televidentes, notas y noticias varias, mensaje de Andrés Manuel López Obrador, primera parte de Noticreas, mensaje de los "patrocinadores", segunda parte Noticreas, despedida e invitación a participar al público. De que deja mal parado a AMLO es de dudarse, considerando que la realidad nos está dando la razón a los críticos del prianismo, y hay más gente desilusionada con Fecal que los desilusionados con AMLO.
Además, porque está hecho sin la más mínima creatividad audiovisual, porque está lleno de errores y porque es un proyecto absolutamente negativo para la televisión mexicana, entre muchas otras razones más que no cabrían en esta página.
Ojo, lo que le estoy escribiendo no tienen nada qué ver con que si estoy de acuerdo o no con las ideas de ‘El Peje’. Son razones de televisión.
Sí, claro. ¿Cuáles son los errores? ¿Qué es la cratividad audivisual? ¿Usar efectos especiales donde no son necesarios?
Y qué lástima, porque hubiera sido positivo que un ex candidato a la Presidencia de la República hubiera tenido un programa en la televisión abierta nacional para discutir asuntos de interés general.
Por si usted no vio La verdad sea dicha, déjeme se lo describo. ¿Qué es? Un escandaloso infomercial de media hora programado los martes a la 01:00 en Azteca 13.
Que quedó claro que no es un infomercial, pero eso no basta para convencer al joven de seguirlo llamando así.
La emisión de estreno la condujo Dolores Heredia (Los plateados) y consistió en un largo monólogo de don Andrés Manuel seguido de una sección de crítica política articulada a manera de noticiario, manejada por la comediante Jesusa Rodríguez (El juicio a Salinas), más una parte en donde la señora Heredia le pide al público que deposite dinero en una cuenta bancaria y la aclaración de que ese espacio costó 219 mil pesos más IVA.
El amplio espacio que dedicaron a la represión en Oaxaca aparentemente no lo vio Álvaro Cueva o lo que es más probable, el hecho de que golpeen y asesinen a gente pobre le parece cosa normal en nuestra "democracia".
¿Por qué esto es escandaloso? Porque jamás se había visto que un enemigo del sistema tuviera esta clase de acceso a los medios de comunicación, porque es un espacio comprado básicamente para atacar al Presidente, porque es una nota que se presta a mil y una suspicacias, porque alimenta la guerra política e intensifica la guerra entre TV Azteca y Televisa.
Aparentemente Ramírez Acuña ya hizo ilegal criticar al presidente, pero sólo Álvaro Cueva se ha enterado. La guerra política entre TV Azteca y Televisa, ¿se refiere a la que hacen las dos cadenas para impedir la competencia en el país?
¿A qué me refiero cuando digo que no cumple con los requisitos básicos de los infomerciales?
A que los infomerciales tienen una estructura de repetición y ventas que no tiene ni este programa ni muchos espacios pagados por templos y farmacias que valdría la pena que evaluara la Secretaría de Gobernación.
Sigue la burra al trigo, necio con comparar a un programa de propaganda política con los vendedores de chucherías inútiles. De las evaluaciones que pide a la SeGob, esas sólo se hacen con los programas del PRD para sacarlos del aire, todo lo demás se vale. Si "La verdad sea dicha" se transmite es porque más de 400,000 mexicanos hemos aportado voluntariamente nuestro dinero para apoyar a López Obrador, y es mejor dejar esta pequeñísima puerta abierta para que la gente se exprese de manera pacífica -como siempre lo ha pedido AMLO- a que decida por la inutilidad y estulticia de nuestra clase política a dar ese dinero a una organización guerrillera.
¿Por qué La verdad sea dicha carece de estructura? Porque no hay orden, equilibrio ni ritmo entre sus partes.
¿Por qué AMLO queda mal parado con esta emisión? Porque como que nomás le soltaron la cámara para que fuera improvisando sobre la marcha un discurso basado en hablar mal de cualquier persona o empresa que no piense igual que él.
Deje usted lo que se puede decir de un hombre así, ‘El Peje’ atacó hasta a la televisora que le vendió el espacio y de ahí se la pasó brincando del Fobaproa al precio de la tortilla, de las tarjetas de crédito al “yo gané la elección” y de llamar “soldadito de chocolate” al Presidente a un “no se preocupen”. Eso es demencial. Punto.
Pues qué raro, mucho del contenido del discurso lo hemos podido escuchar las personas que hemos ido a verlo cuando visita nuestras ciudades. Si las televisoras hicieran un trabajo decente y honesto el programa no sería necesario. Los saltos de tema "demenciales" son para poner en contexto las propuestas de López Obrador, punto que al parecer el columnista no puede comprender al haber atrofiado su intelecto por pasar tanto tiempo frente a la televisión. Más bien lo demencial es que un líder político y sus seguidores tenemos que pagar para que nuestras opiniones sean tomadas en cuenta y no ser desaparecidos a la fuerza de la discusió política en el país.
Lo de la creatividad audiovisual es terrible. No hay elementos de postproducción, efectos, movimiento de cámaras. ¡Nada! Si un chavito presenta un trabajo así en una escuela de Comunicación, lo reprueban.
Porque todos sabemos que para hacer un programa televisivo de calidad se necesitan efectos especiales, tetas y explosiones.
¿Qué le trato de decir cuando le digo que este proyecto está lleno de errores?
A contradicciones, como que Dolores Heredia diga que acabamos de ver a AMLO sin cortes cuando su monólogo brilló por lo excesivamente cortado que estaba, o a que ‘El Peje’ ataque a Televisa para luego montarse en imágenes de Televisa para construir un discurso contra el secretario de Hacienda.
No sé ustedes, pero yo ví el discurso editado, pero sin cortes. Sobre las imágenes de Televisa, si no se hubieran usado entonces habrían acusado a AMLO de criticar sin pruebas al gobierno de Fecal. ¿Entonces?
¿Pero sabe qué es lo peor de La verdad sea dicha? El daño que le puede hacer a la televisión mexicana.
Independientemente de lo discutible que puede ser el hecho de que alguien compre tiempo de televisión para atacar a quien se le dé la gana, TV Azteca no sabe el alacrán que se echó al pecho.
Más se tardó Azteca 13 en abrir ese espacio, que los amigos de AMLO en usarlo para convocar a un boicot contra los productos de Jumex, Sabritas, Bimbo, Coca-Cola y Pepsi, que son anunciantes directos de TV Azteca y de toda la televisión nacional.
La libertad de expresión se acaba en el momento que choca con la libertad de acumular ganancias de las corporaciones multinacionales. Opinión que muchos "pacíficos" comparten. El que estas compañías hayan manipulado las elecciones, el poder judicial y al congreso a su conveniencia para éstos no merece castigo.
¿Puede haber algo más delicado que esto? ¿Se imagina lo que pasaría si esas marcas tomaran represalias contra TV Azteca? ¿Sabe usted el daño a nivel imagen, proyectos, empleos e industria que esto pudiera desencadenar? Es repugnante. ¿A poco no?
¿Se imaginan? ¿Se imaginan lo que pasaría con un gobierno usurpador que trabajara en beneficio de gobiernos extranjeros, que se apoya en los monopolios que exprimen a la población del país, que mantiene salarios de miseria mientras los precios de los energéticos, alimentos y transporte aumentan? ¿Se imaginan que hubiera cientos de miles de mexicanos que prefieren arriesgarse a morir en el desierto a quedarse en el país? Eso, desgraciadamente, no es necesario imaginarlo. "Es repugnante. ¿A poco no?"
Sobre el mismo tema, una crítica, más decente, principalmente porque es bien intencionada y refleja la opinión de los que no son Obradoristas, pero tampoco "antipejistas", del columnista Gabriel Torres Espinoza, de Público Milenio
La verdad sea dicha
Televisión Azteca arrancó un programa especial, La verdad sea dicha, con Andrés Manuel López Obrador. Las opiniones de AMLO estarán en televisión nacional. Es muy sano que un líder (les guste o no a muchos) tenga la posibilidad de expresar sus críticas y puntos de vista, más allá de si los compartimos o no, de si son acertados o errados. Conviene ejercitar la autocrítica sobre “verdades” de algunas razones que influyeron para que la elección fuese muy cerrada y el desenlace ocurriera como hoy lo conocemos.
Nadie obligó a AMLO, por ejemplo, a llamar “chachalaca” al presidente de la república. Podemos admitir que Fox no desaprovechó cada discurso, cada escenario para provocar a AMLO. Se reconoce que es inoportuno y en ocasiones hasta ilegal que el presidente intente intervenir abiertamente en al ánimo de los electores para inclinar las preferencias electorales a favor del candidato de su partido, como el propio Tribunal lo consignó con los razonamientos de su confuso fallo. Lo que no se puede ignorar es que AMLO entró en la trampa y perdió votos en este conflicto que sólo perjudicó a quien deseaba ser presidente. Un error de cálculo político para un candidato en campaña que sólo es atribuible a su exceso de confianza y tal vez, también, a su soberbia al subestimar a sus adversarios.
El que AMLO llamara "chachalaca" a Fox, fue amplificado hasta el absurdo, como si nadie se expresara de maneras mucho peores de los políticos. Sólo dejaron esa palabra en la memoria de la gente, pero se olvidó lo fundamental cuando AMLO usó esa expresión: "usted no se meta, usted ya tuvo su oportunidad y la desperdició". Fox mismo le dio la razón a AMLO al decir que ganó 2 elecciones. Además, Fox, como el primer presidente no priísta en la historia moderna del país, estaba obligado -legal y moralmente- a respetar la voluntad del pueblo, cosa en que lo superó hasta el mismo Zedillo.
Los discursos de AMLO en los meses de febrero, marzo, abril y mayo de 2006 abrieron la oportunidad para que con sus propias palabras, intencionadas o no, se relacionara a AMLO con una serie de valores negativos que inspiraran miedo, desconfianza y hasta odio entre parte importante de los electores. Las campañas son para generar percepciones positivas, para sumar, y en la de AMLO, sus acciones coincidieron con la deliberada publicidad negativa de sus adversarios. Su falta de visión estratégica de campaña en el último tramo de la competencia ocasionó una colaboración involuntaria que propició las condiciones óptimas que desbancaron a AMLO, por primera vez en seis años, de los primeros lugares de aceptación popular en el momento más delicado para sus aspiraciones políticas. Esta “verdad” también debe ser dicha.
También hay que recordar el absurdo temor que consistentemente en este país se ha generado hacia la figura de Hugo Chávez, y la asociación a esa figura maniquea que se hizo durante la campaña de odio contra López Obrador, el abuso del padrón electoral, la participación manifiesta de la Iglesia a favor de su comparsa política panista, la manipulación de las encuestas en las que participó su compañero columnista de Público Milenio, Guillermo Valdéz Castellanos -recompensado con un puesto en la SeGob inicialmente, ahora director del Cisen- para desbancar artificialmente a AMLO de las preferencias electorales, amén del uso de todo el aparato del Estado para apuntalar a Calderón. Si los discursos de Obrador a final de la campaña tenían tonos de confrontación era porque se estaba defendiendo de los ataques del resto de la clase política ayudados por traidores del mismo PRD, de los empresarios y de los poderes fácticos.
La renuencia de AMLO para reunirse con algunos empresarios de supuesta “dudosa reputación” puede ser leída como acción valiente o de congruencia. Sin embargo, en las campañas restar es poco inteligente. AMLO decidió jugar con sólo una parte de los electores, pero incluso los más pobres y desprotegidos, en quienes centró su eje discursivo, no votaron abrumadoramente por él. Error. Subestimó los efectos de la publicidad negativa. Los votos no le alcanzaron para despejar dudas y ganar la elección holgadamente. La ventaja de diez puntos de las primeras encuestas la dilapidó innecesariamente con una actitud muy poco humilde, insensata en más de una ocasión y alejada de la realidad de la competencia que, nos guste o no, estaba en las condiciones y reglas con las que él decidió competir. Es terrible las formas que utilizó el gobierno para ganar esta elección, como terrible es la falta de prudencia de AMLO durante la campaña. Conviene iniciar La verdad sea dicha con una buena dosis de autocrítica.
La renuencia de López Obrador a reunirse con la oligarquía empresarial es una de las cosas que lo separan del resto de la clase política. Mientras los políticos sacan algunos millones de pesos cumpliendo las órdenes de la oligarquía, éstos acumulan millones de dólares en sus cuentas. Habría sido más dañino para AMLO aceptar transar con los empresarios, porque de todas maneras éstos lo hubieran traicionado, se habría consumado el fraude electoral y con esa acción hubiera quedado, ahora sí, olvidado incluso por sus partidarios que también se sentirían traicionados.
Los principios cuentan, y cuentan mucho, es lo que no entiende buena parte de la dirigencia perredista (sin olvidarnos del resto de los partidos, se entiende) en los estados con los que este partido no tiene presencia, y seguirá así mientras sigan transando con los votos de la gente. Al contrario de lo que muchos columnistas piensan (incluso Julio Hernández) AMLO no se está conformando con la política reducida a lo electoral, la idea principal es la transformación del país, la participación de la gente en el gobierno, y que éste sirva a todos, no sólo a una minoría privilegiada. Estas propuestas, tienen un amplio apoyo en todo el país, incluso entre la gente que se declara "antipejista". La caricatura absurda que construyeron los medios de Andrés Manuel López Obrador es lo que odia la gente, porque siguen sin saber quién es el señor López, aún cuando en el fondo saben lo que él y sus seguidores quieren, y comparten nuestros deseos.
Allí está nuestra falla, que no se pudo contrarrestar la campaña de odio a tiempo, no se pudo destruir esa caricatura y ahora todos sufrimos las terribles consecuencias de más mal gobierno prianista.
Las reglas de la competencia implicaban un financiamiento justo a los partidos, un acceso equitativo a los medios, una cobertura de las campañas razonablemente imparcial por parte de los medios, una campaña propositiva de parte de todos los candidatos y la neutralidad de la Iglesia Católica y los empresarios, circunstancias que en ningún momento se dieron. Antes, la Iglesia y los empresarios condicionaron el voto de los feligreses y de los empleados hacia un candidato. Aún si se hubiese reconocido la victoria de AMLO en las elecciones, éstas hubieran pasado a la historia como las elecciones más sucias de los últimos 18 años.
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