Guerra de pobres contra pobres |
miércoles, 24 de enero de 2007 | |
Juan José Morales Escrutinio Por si haber aumentado el precio de la tortilla fuera poco, el gobierno de Calderón intenta ahora aprovechar el asunto para sembrar la división entre los sectores más desfavorecidos de la población y para seguir beneficiando a las grandes cadenas comerciales.
En una demagógica y costosa campaña publicitaria, el gobierno federal intenta convencernos de que "bajó", "reguló" o "evitó que se disparara", el precio de la tortilla, que para ello contó con la generosa colaboración de las grandes empresas que controlan la harina de maíz y de las cadenas de tiendas de autoservicio, y que usará toda la fuerza de la ley para frenar abusos y castigar a quienes pretendan vender ese producto por encima del tope de $8.50 el kilo fijado por el gobierno. Y para ello, exhorta a la población a que denuncie a los establecimientos que no respeten tal precio, a fin de que actúen contra ellos la Profeco y otras autoridades. Intenta así, mañosamente, enfrentar a los consumidores -que son los más pobres- con los empleados de las tortillerías y con los dueños de éstas, que en su casi totalidad son pequeños empresarios víctimas del constante aumento de sus costos de producción por el encarecimiento del gas, el transporte, la harina de maíz y otros insumos. De este modo, mientras los pobres se pelean entre sí y a ellos se les aplica "todo el peso de la ley", Calderón se sale con la suya al haber aumentado en 40% el precio de la tortilla y a los fabricantes de harina de maíz, como Minsa y Maseca, no se les toca ni con el pétalo de una rosa. También, quedan impunes y con cuentas bancarias más abultadas los acaparadores de maíz, que ahora lo venden a un precio dos veces y media mayor al que lo compraron hace unos meses. Finalmente, a las grandes cadenas de tiendas de autoservicio se les presenta como las benefactoras que, preocupadas por el bienestar de los mexicanos, venden tortilla barata, cuando eso no es más que la añeja práctica comercial del artículo "gancho" para atraer compradores. Lo que dejen de ganar -o pierdan- con la tortilla barata lo habrán de recuperar con creces en la venta de otros artículos, pues la gente que va a esas tiendas no se limita a comprar tortillas. Por lo demás, con esta medida se golpeará a las pequeñas tortillerías, muchas de las cuales terminarán quebrando ante la competencia de las cadenas comerciales, de igual manera que se han arruinado muchas pequeñas panaderías. En fin, el caso de la tortilla ha servido para demostrar -por si hubiera aún dudas al respecto- la absoluta falta de sensibilidad de Calderón y su gabinete ante los problemas fundamentales de la gran mayoría de la población. En este caso, la alimentación. Para ellos, la tortilla es simplemente una mercancía sujeta a la ley de la oferta y la demanda. Fieles a su política de libre mercado, se niegan a subsidiar o regular efectivamente el precio de la tortilla, pese a que es el componente fundamental de la dieta de más de la mitad de la población mexicana, a la cual le aporta la mayor parte de las calorías que ingiere. Ha servido igualmente el caso de la tortilla para demostrar -también por si alguien aún tuviera dudas- que la política económica del actual gobierno panista está orientada a favorecer a las grandes empresas -Bimbo, Sabritas, Wal Mart, Soriana, Coppel y Maseca entre ellas- que financiaron su campaña electoral y la guerra sucia contra AMLO y a las cuales debemos seguir atacando con el boicot a sus productos. Y en Quintana Roo, los ingenuos diputados del Congreso local ya cayeron en el juego de ensalzar a las grandes empresas y satanizar a los productores de tortilla. El pasado lunes 22 anunciaron que le harán publicidad gratuita a las tiendas de autoservicio, "mediante la orientación a los consumidores a través de distintos medios de comunicación, para que conozcan los establecimientos que venden el producto más barato, además de exhibir de manera pública a los que lo hacen a un precio mucho más elevado". Que los pobres, pues, se agarren a garrotazos mientras los de arriba sonríen y siguen enriqueciéndose. |
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