Ausente.
Pablo Marentes.
03 de octubre de 2006
Manda el artículo 71 de la Constitución del estado de Oaxaca que las faltas temporales del gobernador que excedan 30 días, sean cubiertas por un interino nombrado por la Legislatura, de entre una terna que hubiere propuesto el Ejecutivo en previsión de su ausencia. Esa Constitución define ausencia permanente como la "incapacidad grave, y el abandono del cargo, por más de 30 días", y ordena que tal ausencia la llene un gobernador interino constitucional, elegido por el Congreso, quien convocará elecciones para que un sustituto complete el periodo. En las faltas absolutas previstas por el artículo 72 de mismo ordenamiento, asumirá el cargo de gobernador interino, el secretario de Gobierno "sin necesidad de requisito previo". Cuando el Senado de la República declare desaparecidos los poderes del estado, llenará el cargo como gobernador provisional cualquiera de los senadores por el estado, en los términos de la fracción V del artículo 76 de la Constitución federal.
El señor Ulises Ruiz se ausentó de la sede del Poder Ejecutivo unos cuantos días después del 22 de mayo. Pronto acumuló 30 días. Hoy suman 135. Suele reunirse con su trashumante gabinete, y concede entrevistas, en vestíbulos y comedores de hoteles, de donde lo expulsan también los heterogéneos grupos de movilizados oaxaqueños. Su errabundo y errático ejercicio lo colocó en cualquiera de los aludidos supuestos de faltas temporales. Hace tres meses se convirtió en faltista absoluto. Son evidentes su incapacidad grave y el consiguiente abandono del cargo. El Senado, de conformidad con la facultad exclusiva que le otorga el artículo 76 de la Constitución de la República, tiene la obligación de declarar desaparecidos los poderes del estado. Las dos constituciones prevén mecanismos para solucionar la crisis. Por definición, son mecanismos políticos que evitan la violencia policiaca -que ya fracasó- y la represión armada que hoy se contempla.
El señor Ulises Ruiz mantiene su investidura formal no porque los poderes federales hayan decidido mantener intocada la soberanía estatal, sino como resultado de un entendimiento entre el PAN y el PRI que asegura un anticipado reparto de las presidencias de las comisiones legislativas y garantiza mayorías calificadas, ambos indispensables para la aprobación de las "reformas" estructurales y leyes que obliguen al cumplimiento de los compromisos asumidos por el nuevo Ejecutivo con las cúpulas y los seculares intereses particulares.
La soberanía del estado de Oaxaca ha sido violada y el pacto federal lesionado, durante más de cuatro meses y medio, por los operadores de la administración saliente y de la administración entrante, a quienes se sumó a partir del 1 de septiembre el experimentado agrupamiento político que de su condición de tercera fuerza pasó a convertirse en la bisagra multimodal articuladora de un Congreso, el cual, mediante mayorías aviesamente construidas, podría ser obligado a funcionar de manera muy parecida a la que se instauró en la segunda mitad del anterior siglo.
Se revivificaría así un mecanismo político cuasi cibernético, cuyos programados componentes aplaudían las devaluaciones y las reiteradas violaciones al orden jurídico de la nación, como lo fueron las sucesivas ocupaciones de recintos universitarios y la represión en la plaza de las Tres Culturas, perpetradas sucesivamente en septiembre y octubre de 1968; y otorgaron absolución irrestricta a responsabilidades aceptadas y asumidas públicamente durante una deplorable sesión congresional, aquel 1 de septiembre de hace 38 años.
Profesor de la FCPyS de la UNAM
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martes, octubre 03, 2006
La soberanía del estado de Oaxaca ha sido violada y el pacto federal lesionado
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 1:08 p.m.
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