Por Pedro Díaz Arcia
En la obra clásica del teatro norteamericano "Picnic", de William Inge, uno de los personajes dice: "Hijo mío, el hombre necesita en su casa un par de botas, porque tiene que dar muchos puntapiés". Quisiera olvidarme del tema, crearme la ilusión de que es el resultado de una pesadilla, que no es verdad, que él no está entre nosotros: ¡Pero, lamentablemente, está! ¡Anda de gira por nuestras ancestrales tierras, como por la Vía Apia, cual si fuera el censor romano Apio Claudio el Ciego, de recorrido imperial por el ancho sendero de sus ambiciones. A Bush le precede la parafernalia militar, tropas especiales, miles de agentes de los servicios de seguridad e inteligencia, aviones, helicópteros, barcos de guerra, submarinos atómicos que no se ven, pero que sabemos están contaminando las aguas de nuestros santos, de la reina de los mares: aquella de los "azahares de sol sobre las olas". Y, como no soy un avestruz, me ahogo si no encaro la afrenta. A estas alturas de mis reflexiones me cuestiono ¿Cómo los yanquis van a respetar nuestras creencias, las tradiciones transmitidas de una a otra generación, si desconocen sus propios ritos? La prestigiosa Casa de la Moneda de los Estados Unidos, acaba de anunciar que cometió el error de omitir en una reciente emisión de monedas de un dólar, que llevan la imagen de George Washington, las sagradas palabras "In God We Trust" (En Dios confiamos). Para colmo de los olvidos, tampoco se acuñó la inscripción "E Pluribus Unum", que significa "De muchos, uno"; aunque ese uno, sabemos perfectamente se trata de Mr. Bush, el Vicario del Señor, él es la noticia: si calla, por lo que no dice y si dice, por lo que no calla. Los especialistas en temas numismáticos corren la voz de que los primeros beneficiados con los errores de la entidad emisora son los coleccionistas y, por supuesto, los especuladores. Las ofertas, para comenzar las subastas, ya andan por la correlación de más de 400 dólares válidos por uno falso. ¡Qué mundo, en el cual tienen más valor, para los mercaderes del templo, los errores y las imperfecciones que las virtudes de los hombres! Sin embargo, el vicio, por contraste, pone de relieve la virtud. La Casa Blanca, experta en el ejercicio de las falsedades, siente celos por la falacia de la Casa de la Moneda. ¡Si habrán aprendido las lecciones! Según un conocido aforisma si los axiomas geométricos chocasen con los intereses de los hombres, habría seguramente quien los refutara. Para refutar axiomas y todo cuanto se interponga en los intereses de las multimillonarias transnacionales estadounidenses, comenzando por el intocable Complejo Militar Industrial, está el Sr. George W. Bush. ¿Qué trae a nuestros pueblos el ilustre mandatario? ¿La resurrección del Area de Libre Comercio para las Américas? A todas estas, ¿cómo se les dice a los partidarios o seguidores del ALCA?, pues no conozco bien las interioridades de estos complicados mecanismos comerciales de "embudo", ni tampoco los vericuetos del oficio. Para responder a la impudicia de las apetencias de los voraces vecinos, siempre tendrán vigencia las palabras del heroico nicaragüense Augusto César Sandino, el general de hombres libres, quien en carta dirigida a los presidentes latinoamericanos escribía: "Nuestro país sólo es culpable de no haber querido inclinarse ante el látigo que lo tortura ni besar la bota del intervencionista que lo pisotea. Tenemos que concentrar todas nuestras ideas en que debemos unirnos y comprender que el imperialismo norteamericano es nuestro enemigo mortal, que con su poder trata de terminar con nuestro orgullo nacional y con la libertad de nuestros pueblos". ¿Qué más? No me queda otra alternativa, desde mi inquebrantable trinchera, que gritar a los pueblos al Sur del río Bravo: ¡Atención! ¡A ponerse las botas! |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario