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viernes, marzo 09, 2007

FUERA EL YUNQUE DE LA UNAM.

El Che Guevara como contrapeso al avance de la extrema derecha fascista en la UNAM PDF Imprimir E-Mail
jueves, 08 de marzo de 2007

Por María Teresa Jardí

El Che Guevara es un auditorio anexo a la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Y es, sin duda, el más emblemático auditorio de la UNAM para todos los universitarios mexicanos.
Por él han pasado todas las luchas universitarias y sociales y en él se han discutido hasta el cansancio las mejores causas. Ahí se organizó el 68 y nació el bufete jurídico gratuito que luego defendió a cientos de presos políticos. Ahí se gestaron las huelgas del 87 y la del 99. Ante represiones, como las de Atenco y Oaxaca, los estudiantes sólo tienen que decir "nos vemos en el Che para juntarse a discutir.
El Che es un centro de resistencia humanista y libertaria. Pero la autoridad, necia que es, ha querido desde siempre convertirlo en el auditorio Justo Sierra para minimizar su importancia.

Una parte del auditorio, brutalmente desmantelado por "autoridades" universitarias, está hoy ocupada por distintos colectivos artísticos, algunos de los cuales se formaron a raíz del movimiento estudiantil de 1999 que acabó en 2000 echando abajo el reglamento de pagos.
Colectivos de cine, música, danza (jaraneros), de rock, de video, de teatro, que trabajan tanto con gente de la UNAM como con gente de las comunidades cercanas, con galería autónoma donde exponen jóvenes universitarios autores plásticos y visuales sin acceso a otros lugares, tienen tomado el Che, para bien del Che y de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Alma Mater de muchos de nosotros y la referencia obligada del resto de universidades autónomas y públicas que hay en el país. La Universidad más importante de Latinoamérica y una de las más importantes del mundo. Condenada --poco visionarios amén de delincuentes que son-- por los apátridas gobernantes neoliberales a la mexicana, a privatizarse. Pero la que resiste a pesar de todos los embates.
El Teatro Taller Tecolote, durante 25 años estuvo en el Teatro Isabelino de la UNAM dando funciones, luego de una toma que hizo ese grupo, estupendo, entre otros, también muy buenos, como el Cleta, el Zumbón, etc., de ese lugar destinado, como quien dice, para que Luis Cisneros actuara, formara actores y mejores seres humanos y dirigiera obras de teatro.
Pero llegó Gonzalo Celorio, un represor, a difusión cultural de la UNAM, quien ahora hasta aspira, desde la dirección de Filosofía y Letras, a ser rector, en abierta disputa con El Yunque, que tiene tomada la Facultad de Derecho. Y para colgarse medallas con lo más abyecto de la comunidad universitaria, luego de destruir, con buldozers incluidos, el Foro abierto de la Casa del Lago, con 600 butacas de concreto, donde daba funciones El Cleta. No vayan ustedes a creer que no hay fascistas en la UNAM que se las gastan como si fueran paramilitares. Destruyó el Foro Isabelino para expulsar de ese lugar al Teatro Taller Tecolote y a él se debe también la destrucción del Che Guevara, al que dejó sin agua, sin luz y sin butacas y claveteó, incluso --la ignorancia no es privativa de los no universitarios-- el telón acústico, para construirse, en una partecita del Che, un forito equipado, ese sí, que debe serle restituido de inmediato al Che Guevara. Un forito exclusivo de la Facultad de Filosofía y Letras y cerrado a los colectivos y grupos.
Los espacios de la UNAM siempre han sido elitistas y con la toma del Isabelino, se había abierto, como hoy sucede con la toma del Che, ese espacio, que prácticamente no se usaba, dando un lugar a muchos grupos que no tenían donde actuar.
Pues bien, al Che Guevara llegó un día Luis Cisneros, tocó a la puerta, se presentó y les contó que no tenía trabajo ni lugar para trabajar y lo que había sucedido con el Teatro Isabelino de la UNAM. Y Luis y el Teatro Taller Tecolote se quedaron y entre todos fueron adecentando el lugar y hoy trabajan ahí 16 colectivos de artes.
Las autoridades tendrían que darse cuenta, más vale temprano que tarde, de que una gran carencia de los estudiantes universitarios en general y de la UNAM en particular es el no tener lugares propiamente estudiantiles.
Los colectivos que tienen tomado el Che le han regresado la dignidad a ese auditorio que debe ser reconocido con su verdadero nombre: Che Guevara.
Nombre con el que será conocido siempre por todos los egresados de esa casa de estudios. Lo que no es una necedad. Sin restarle méritos a Justo Sierra, el Che es un revolucionario y los universitarios necesitan lugares donde se sientan, incluso por el nombre, reconocidos.
Es la gran oportunidad de Ramón de la Fuente, reconocer, lo que hoy discuten los colectivos, la formación de un Centro Cultural de Cultura Alternativa, CUCA, por sus siglas, manejado por estudiantes, como un espacio de los estudiantes universitarios. De convertir los cubículos en talleres y para ser el contrapeso de lo que se hace de manera oficial en materia de cultura es de lo que se trata.
Un espacio de los que no tienen espacio en los sitios oficiales. Un espacio de todos, para todos, donde se demostrará la gran capacidad de trabajo que tienen los que nada tienen cuando tienen algo.
De la Fuente pasaría a la historia si se atreviera a rebautizar ese auditorio con el nombre que le ha asignado la comunidad estudiantil universitaria.
Nombre que va a llevar de todos modos. Sí, pasaría a la historia el actual rector de la UNAM, al lado de otros grandes rectores como Javier Barros Sierra, si fuera capaz de reconocer el derecho de los estudiantes a tener su propio lugar de encuentro.
Hoy está Luis Cisneros ahí, quien, como saben, vino a dar funciones a El Teatrito, donde además se le rindió un homenaje a lo largo del 5§ FITI por sus cuarenta y cinco años de trayectoria artística.
Los colectivos necesitan un espacio para trabajar, y hoy que avanzan las fuerzas de derecha extrema de manera alarmante sobre el país y también en la UNAM, no es un capricho el cambio de nombre de ese lugar y menos aún el que sean las fuerzas más avanzadas de la UNAM, formadoras de hombres libres, las que ocupen ese emblemático lugar.

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