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jueves, septiembre 28, 2006

El sonido y la furia

Por Gerardo Oviedo:


¡LOS INSTRUMENTOS DE FECAL!
“El mundo no ha cambiado por la política sino por la técnica.”Friedrich Dürrenmatt

Marshall McLuhan explicó en 1964 el principio de los medios de comunicación y su impacto para que la humanidad se convirtiera en una sola tribu. En una aldea global. Hablaba sobre la simultaneidad que proporcionaban los medios de comunicación masivos y su penetración sobre el consciente y el inconciente colectivo (aquel que Carl Gustav Jung introdujo en lo anales de la psicología para comprender las similitudes entre los individuos y sus comportamientos en diversas culturas).
Esta irrupción mundial de los medios de comunicación (telégrafo, teléfono, cine, radio, televisión) produjeron que se conociera casi de inmediato diversos acontecimientos que de otra manera hubieran tardado más tiempo en revelarse y hubieran perdido su alto impacto entre las masas (ver por ejemplo la Guerra de Vietnam donde el impacto de las cámaras de los corresponsales de guerra acabaron por confrontar a la sociedad civil estadounidense con su gobierno que explicaba una guerra de destrucción masiva en función de sus intereses geopolíticos). Explicación que se fundamenta en un proverbio antiguo: “Ojos que no ven, corazón que no siente”.
Dentro de está explicación también se asentaba que los grandes medios, por ese impacto inherente a ellos mismos —ya que no importaba tanto el mensaje sino el medio del cual provenía—, pronosticaba que se podía mediatizar y transformar a la sociedad civil en simples receptores de un mensaje estratégico, es decir, alienar al ciudadano para moverlo hacia cualquier tendencia ideológica, política o cultural que los grandes medios decidieran (ver el terror colectivo que se generó en los años cincuenta y sesenta por la llamada guerra fría en el pueblo estadounidense debido al bombardeo informativo sobre la inminencia de una 3era guerra mundial. Estrategia macartista para hacer un linchamiento político en aras de erradicar el supuesto comunismo. La teoría establecía que mediante la repetición insistente se lograba crear un mundo diferente basado en el interés de la cúpula que gobierna —teoría instrumentada por Joseph Goebbels durante la Alemania nazi). Además, los mensajes subliminales que no eran captados concientemente por el receptor sino que quedaban instalados en el subconsciente, como los promocionales de coca cola que introducían en las películas norteamericanas su logotipo para generar una adicción (en los 24 cuadros por segundo que utiliza el cine metían un cuadro que no era captado por el ojo pero si por el cerebro del espectador). Y baste ver actualmente la cantidad de anuncios publicitarios donde el sexo es el motor para ofertar todo tipo de productos en una sencilla ecuación: el sexo vende.
Ahora bien, basado en esa estrategia de manipulación mediática, Felipe Calderón intentó corromper a la opinión pública para que creyeran no en su proyecto electoral, sino en el desprestigio de su contrincante político: Andrés Manuel López Obrador. Intentó con todos los recursos y medios de comunicación disponibles destruir a su adversario. Contundente, celebró su ocurrencia de marketing a lo largo de miles de spot televisivos, de radio e impresos: “Es un peligro para México”. Y, bajo este mismo esquema, dilapidar todo capital político a posteriori causando la mayor polarización social en la historia reciente de México.

Estrategia que lo ubicó en el rasero de la ignominia y que ahora intenta diluir al navegar con bandera de conciliador y benevolente. Intenta revertir el daño causado no en pedir disculpas, ni en buscar “el perdón de los justos”. Sino en incidir en una supuesta legalidad y en conformidad a un estado de derecho que, como principal causante, él mismo hizo añicos.
En términos simples: Calderón buscó el poder por el poder mismo para protegerse desde dentro en esa burbuja que da su visión de legalidad. Amparado en una estrategia de guerra electoral, ahora intenta lavar sus culpas no a través del lenguaje sino a través de la misma confrontación. Todos los que votaron por él están dentro del marco jurídico, los demás, los otros, los 15 millones que votaron por el peligrosísimo Peje, están rayando en la inconstitucionalidad, en la ilegalidad. Según su entender fascista “son hombres sin fe” —como dijera un cronista homónimo en apellido mío durante la Conquista: Gonzalo Fernández de Oviedo—. Donde los que no son puros de alma no pueden ser puros de rostro. Y a estos, hay que exterminarlos para salvarlos del pecado.
Felipe Calderón se ha convertido, como si trabajara el imaginario colectivo a la velocidad de la luz, en Fecal. Distorsión coyuntural que él mismo promovió para deslegitimarse de cualquier cargo público. Abanderado “recalcitrante y oloroso” de la más extrema intolerancia, que pregonara su limpieza de manos “pero sucia su cola”, como se leyera en alguno de los plantones del zócalo capitalino.
Mediatización que no será resuelta por él, porque no se puede ir orando por la vida y con el mazo dando sin consecuencias —como ocurrió con la Santa Inquisición española. Felipe Calderón se ha inscrito como el hombre más repudiado en la historia de México. Ni Victoriano “el chacal” Huerta fue tan vilipendiado en su época (debido precisamente a la carencia de medios de comunicación y que no fue ampliamente difundida su alta traición). Porque, como explicara Marshall MacLuhan: “La historia de un lugar es la historia de todo el mundo y viceversa”.
Pero una cosa que no existía en aquella visionaria premonición eran los sistemas alternativos de comunicación, es decir: El ser humano, por consecuencia del avasallamiento de los mass media, se va volviendo cada vez más inmune hacia estos mismos canales y busca otras opciones (del Homo Videns se está evolucionando hacia el Homo Libertas). Estos hombres y mujeres buscan otros sistemas para informarse (como el boom del internet y su impacto en la difusión de los procesos sociales), buscan información que provoquen la reflexión y el razonamiento. Podemos decir que, cuando los medios comenzaron, como en aquella mítica proyección cinematográfica de los hermanos Lumiére a finales del siglo XIX, en donde se veía un tren que se iba acercando atemorizando a los espectadores al creer que el ferrocarril iría a salir de la pantalla, ahora los ciudadanos mexicanos que defienden un Proyecto Alternativo de Nación y, sobre todo, que defienden la voluntad popular que le confirió el cargo de Presidente legítimo a Andrés Manuel López Obrador, no se dejarán convencer por la mediatización de un presidente ilegitimo, espurio, ya que el interés de la nación es mucho más importante que ceder ante lo escatofílico.
Y como prueba de medios de comunicación alternativos están los cientos de páginas electrónicas que se han dedicado a recabar información para su difusión, además de los sitios donde se promueve una verdadera libertad de expresión que no censura ni corrige. Sitios como: www.ciudadfecal.blogspot.com, www.senderodelpeje.blogspot.com, www.radioamlo.org, www.votoxvoto.com.mx entre muchas dan cuenta de las acciones de resistencia civil pacífica que será un modus vivendi del Homo Libertas hasta que Felipe Calderón renuncie a su farisaico juego.

http://www.laquintacolumna.com.mx/2006/septiembre/columnistas/colu_sonidoyfuria_260906.html

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