SALIERON MAS CORRUPTOS QUE LOS CORRUPTOS.

Foxismo y PAN:Corrompieron la corrupción.

Por: Alvaro Cepeda Neri.

Más de medio siglo, de Gómez Morín a Manuel Espino, los panistas buscaron llegar al poder presidencial y, al lograrlo, más por medio de Mart(h)a que de Fox, demostraron su incapacidad para ejercerlo en los términos de sus críticas y ofertas, pero sobradamente conforme al abuso del poder que conduce a la corrupción.

Sexenio nacido democráticamente en las urnas, pervertidamente antirrepublicano al prometer la eficacia del buen gobierno, que metódica y sistemáticamente abandonó sus deberes constitucionales.

Abordaron la nave estatal como piratas e hicieron, con el tráfico de influencias y los fideicomisos, un botín para saciar sus ambiciones de enriquecimiento ilícito.

Foxistas y panistas se presentaron como honrados. Se santiguaban, iban a misa. Invocaban a Dios. Pusieron en manos de Fox un crucifijo. Empero, ya nos lo había advertido Cervantes: “Detrás de la cruz está el diablo”.

En cuanto ganaron la elección, Zedillo los tentó con 100 millones de pesos. Se fueron sobre ellos y se los repartieron, en lugar de botar las 30 monedas.

Y así empezó una corrupción, desde dentro y fuera del Estado a través, del poder presidencial y los demás cargos que, con piel de oveja, obtuvieron desgarrándose las vestiduras para mostrarse, finalmente, desnudos de virtudes republicanas.

Lo del cuñado de Calderón no es el final de esa rapiña, que empezó con lo de las toallas de 4 mil pesos, para cubrir los primeros desfalcos en Los Pinos y que no termina todavía, según la información verídica y contrastada del reportero Miguel Badillo (Contralínea y Proceso: 15 y 26/VI/06).

Han sido seis años de corrupción y de la que apenas, con lo de los Bribiesca, tenemos la punta del hilo, que si no se rompe con la impunidad, al irse desenredando sabremos que panistas y foxistas lograron lo que parecía imposible: corromper la corrupción.

El mal gobierno de la derecha, de golpes de pecho y arrodillada ante Tomás Moro (al que le cortaron la cabeza por anteponer la salvación de su alma al cumplimiento del deber con el Estado), dañó a la nación.

Para echarle la culpa al Espíritu Santo, Fox lo invocó para que “ilumine” a los nuevos gobernantes, aceptando que él no fue escogido para cumplir con las tareas del buen gobierno republicano.

Se le olvidó pedir, con su hipocresía religiosa, que el PAN y los foxistas sean juzgados, en la Civitas Diaboli, por sus “prácticas corruptas, en lugar de alentar otras más favorables al bienestar de la colectividad” (Varios autores: Nuevas ideas republicanas. Autogobierno y libertad).