¿QUE AUTORIDAD MORAL TIENE PEÑA NIETO?

Salvador García Soto escribe en el Universal:


¿Quién podrá defendernos?.

Han pasado 11 días después de los comicios presidenciales del 2 de julio y, lejos de disiparse, la incertidumbre aumenta. Lo que debía ser una ruta legal y una espera normal del resultado final y la calificación de la elección por las instituciones, empieza a parecer laberinto sin salida. La radicalización, el ruido del discurso bélico y la palabrería irresponsable de los dos candidatos en disputa, cada uno con sus respectivos corifeos en la sociedad y los medios, y hasta un imprudente Presidente, empujan al país en la ruta de la polarización y la división social cada vez más profunda.

Con tanto ruido, crece la confusión; y aunque la mayoría de los mexicanos sigue en lo suyo, trabajando, los mezquinos y ambiciosos políticos desoyen el mandato de 42 millones de electores que, por encima del sentido de sus votos, pidieron claramente civilidad democrática.

Las pocas voces sensatas que llaman a la serenidad, son acalladas, casi acusadas de imbéciles e ingenuas, por otras muchas voces que tomaron partido. Desde los propios medios de comunicación se atiza el fuego; la imperiosa necesidad informativa se antepone como argumento para dar cabida a todo aquel que grite y vocifere, sea del campo azul o del enardecido cuartel amarillo.

En aras del rating, los medios se vuelven auténticos campos de batalla; no foros de diálogo que ayuden a los confrontados a serenarse y a buscar acuerdos, sino virtuales coliseos donde cámaras y micrófonos están abiertas a cualquiera que haga sonar los tambores de guerra.

Los que impugnaron la elección radicalizan el discurso. La protesta legal y la defensa jurídica van dando paso a algo que se asemeja más a un movimiento de masas que se sienten despojadas, defraudadas; masas que siguen, con fe casi ciega, a un líder que lentamente va mudando de piel y se quita el traje de candidato, de político civilizado que se forjó para llegar a la Presidencia, para mostrar su piel original y su naturaleza de activista, de líder de principios casi fundamentalistas, que está dispuesto a todo con tal de reivindicar su causa, que llegará "hasta donde el pueblo quiera", aún si el pueblo elige el precipicio.

Y los otros, los que se dicen ganadores, también desafían, presionan a las instituciones que aún no dan su veredicto final. No están dispuestos, dice su candidato, autoproclamado Presidente, a negociar su "triunfo". Y hablan de "legalidad", de "respeto a la voluntad popular", con la hipocresía de un fariseo que sabe que detrás de su cerrada victoria hubo toda clase de artimañas: desde el rebase de topes con el dinero a carretadas de empresarios que no quieren perder privilegios, hasta el manejo clientelar de los programas sociales o las alianzas perversas con poderes fácticos.

Qué le queda a un país cuyo Presidente perdió toda autoridad moral al tomar partido tan burda y torpemente; cuando sus intelectuales están, casi todos, comprometidos con una u otra opción; cuando sus periodistas, muchos de ellos, se volvieron militantes y se montaron en proyectos políticos; cuando los ministros de la Suprema Corte decidieron que no había razón para cancelar sus vacaciones y fueron a relajarse al extranjero. Parece ironía, pero ni siquiera El Chapulín Colorado, nuestro cómico héroe nacional, puede ahora defendernos; también él tomó bando.

Notas indiscretas. Dos visiones que llegan desde los estados dan cuenta del nivel de confusión que vive la República: desde Toluca, el gobernador Enrique Peña Nieto ve riesgos y advierte: "Nadie tiene derecho a llevar a México por el camino de la incertidumbre o la inestabilidad, ni de allanar el camino de un conflicto postelectoral con posiciones que polarizan y dividen a la sociedad"; pero desde la capital hidalguense, el mandatario Miguel Osorio Chong no comparte la óptica y rechaza un México dividido. "Lo que está sucediendo en el país es resultado de una verdadera democracia y todas las divergencias que hay con motivo de procesos electorales muy competidos serán resueltas, ya que hoy se cuenta con instituciones fuertes y respetables". ¿Con cuál coincide?.. Los dados no reaccionan. Sigue la Serpiente.

Ese imbecil de Peña Nieto se quedó enchufado de que tiene los tamaños para ser candidato a la presidencia de la república y desde yá inició su campaña. Pretende ignorar que tiene pendientes con la Justicia por lo de Atenco, y que llegado el momento se le pasará la factura, al punto de que creo imposible que concrete su descarado arribo al poder mexiquense con todos los vicios que se le están demostrando a Fecal. En su momento el tipo será destituído y llamado a cuentas.

Una razón mas para defender el triunfo de AMLO manifestado en las urnas este 2 de Julio.