Una comparación necesaria |
viernes, 15 de diciembre de 2006 | |
Por Juan José Morales Quizá por pudor el PAN no menciona en la biografía oficial de doña Chepina que su única incursión en el campo de la docencia fue en la capacitación sobre productividad y ventas de los trabajadores de una gran cadena de tiendas de pinturas, y su experiencia en el campo de la cultura -si así puede llamársele- se limita a haber escrito el libro Dios mío, hazme viuda por favor, datos -el de los expendios de brochas y pinturas y el librito- que sí se asientan en la obra Los panistas, de la periodista Mireya Cuéllar. Para decirlo con suavidad, el currículum de doña Chepina se antoja demasiado poca cosa para alguien a quien se le ha encomendado -nada más ni nada menos- que la política educativa del país, donde hay tantas y tan grandes deficiencias y donde lo mucho que hay por hacer exige cuando menos cierta experiencia y conocimientos en la materia. Por contraste, Axel Didriksson, el Secretario de Educación del DF, tiene una licenciatura en sociología, una maestría en estudios latinoamericanos, un doctorado en economía -los tres por la UNAM- y un posdoctorado en educación por la Universidad de Londres. Fue coordinador del programa de cooperación entre la Unesco y el Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC) y actualmente es asesor de este último. Ha sido investigador y profesor invitado en instituciones universitarias y de investigación educativa en Japón, Suecia, Estados Unidos, Colombia, Venezuela, Uruguay y las Naciones Unidas, asesor sobre planeación y desarrollo de una docena de universidades mexicanas -la Nacional Pedagógica y la de Quintana Roo entre ellas-, director del Centro de Estudios sobre la Universidad en la UNAM y asesor de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados. En el terreno periodístico, fue coordinador durante años del suplemento Ciencia y Sociedad del periódico Unomasuno, escribe sobre educación, ciencia y tecnología en los diarios El Universal y La Jornada, y es miembro de los comités editoriales de las revistas Educación Superior y Sociedad, de la Unesco y el IESALC, y la brasileña EvalaÇao. Es -para decirlo también suavemente- un hombre que sabe de educación bastante más que doña Chepina, y sin duda hará las cosas mejor que ella. Lo que esta comparación revela son dos cosas: en primer lugar, que en las filas del PAN y el círculo más cercano a El Chapelén -o Felipe El Espurio, como se prefiera llamarle- hay una grave escasez de gente con la adecuada formación académica, científica y cultural necesaria para ocupar un cargo de tal responsabilidad como la Secretaría de Educación Pública. En segundo lugar, que a la educación el gobierno calderonista le concede tan poca importancia que la equipara a la capacitación de empleados de mostrador y por ello la puso en manos de doña Chepina, muy experimentada en tales menesteres. |
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