Felipe Diaz Garza, escribe en el Reforma:
Dónde está el piloto?.
Cada seis años elegimos presidente de la República para que el candidato que señalamos en las urnas electorales encabece el Poder Ejecutivo. Al titular del Ejecutivo es a quien confiamos el gobierno y en quien delegamos nuestra autoridad haciéndolo Autoridad. No elegimos, junto con el presidente de la República, a ninguno de sus secretarios, la mayoría de ellos de designación libre, ni mucho menos a la cauda infinita de subsecretarios, directores, consejeros, asesores y oficinistas que el Presidente contrata para que lo ayuden a cumplir sus obligaciones.
Los ciudadanos de ninguna manera elegimos ni al vocero presidencial ni al secretario de Comunicaciones y Transportes ni al consejero jurídico de la Presidencia. Los tres funcionarios, en el caso presente Rubén Aguilar, Pedro Cerisola y Juan de Dios Castro Lozano, fueron designados por el presidente de la República, en este caso Vicente Fox.
Los tres le obedecen y le responden al Presidente, no al pueblo ni al Congreso, ante los cuales sólo hay un responsable de las acciones del Poder Ejecutivo, su titular, Vicente Fox Quesada.
Si el Presidente promulgó, sin ejercer su derecho a veto, una legislación contraria a los intereses de la nación, la reforma a la Ley Federal de Radio y Televisión y de Telecomunicaciones, popularmente conocida como "Ley Televisa", habiendo sido advertido por su propio secretario de Comunicaciones, Pedro Cerisola, de los riesgos para el Estado, los perjuicios para la nación y el despojo en materia de espectro de radiodifusión en México, podría enfrentar un juicio político, señaló hace pocos días el senador panista Javier Corral, en una conferencia a estudiantes de la UNAM.
Vocero y consejero jurídico han descargado de culpa al Presidente culpando al secretario Cerisola de haber entregado su dictamen tardíamente y sin que el abogado presidencial o el mandatario mismo se lo hubieran requerido, aseguró Castro Lozano, por lo que ni siquiera se analizó el documento que advertía al Presidente que la reforma beneficiaría a los concesionarios de radio y televisión afectando al Estado.
Cerisola advierte en el dictamen no pedido, ni revisado ni leído por su jefe, el Presidente, que las reformas, ahora en vigor, abrían la puerta a que el espectro radioeléctrico no sea restituido al Estado, por lo que sugería establecer claramente derechos y obligaciones.
El texto del secretario también trataba de alertar al mandatario sobre el otorgamiento de servicios de telecomunicaciones a los concesionarios de radio y televisión sin el trámite de licitación y contraprestación correspondiente, con lo que "se genera un régimen de excepción dentro del mismo mercado, ya que cualquier otra persona que pretenda ser concesionario deberá licitar y pagar por ello y los concesionarios existentes podrán seguir explotando las frecuencias sin pago adicional".
Cerisola destacó que las reformas darían a los concesionarios derechos que hasta ese momento eran inexistentes, como el hecho de establecer que tendrán preferencias sobre el refrendo de una concesión.El aviso llegó tarde, dicen vocero y consejero, aunque aún no salía de Los Pinos la orden de publicación y promulgación de la reforma.
Además, el consejero insiste en que él jamás pidió el dictamen de la secretaría del ramo y que, por lo tanto, no lo revisó cuando llegó. El Presidente no estuvo enterado de la oposición de Cerisola, dice el vocero. El hombre en quien usted y yo delegamos nuestra autoridad haciéndolo Autoridad firmó, pues, la promulgación sin consultar a su experto en residencia, el secretario de Comunicaciones.
Eso dicen sus defensores.¿Liberan a Fox de culpa las culpadoras defensas de los suyos? No, ni siquiera la salida, más incriminatoria todavía que las de sus colegas, del secretario de Gobernación, que asegura que Cerisola tuvo tiempo antes para inconformarse y no lo hizo: "Yo no conozco ningún dictamen de SCT. Hubo mucho tiempo para emitir una opinión (y) el Presidente Fox consideró pertinente la publicación de la Ley", declaró el siempre errático Carlos Abascal.
El caso es que Fox firmó, publicó y promulgó sin vetar una ley que perjudica a la nación. Esto no lo decimos usted y yo, que podríamos estar equivocados, sino el secretario de Comunicaciones que el presidente Fox designó, supongo que por su capacidad en el ramo, por lo que está prohibido que esté equivocado.
El secretario Cerisola debió haber sido la almohada de reflexión de Fox, no su rollero, perdón, su vocero ni su abogado, que mucho sabrán de ruedas de prensa matutinas y de leyes pero nada de radio y televisión, de lo que aparentemente conocen menos que el presidente Fox.
Mas en el fondo lo que importa es, primero, que el Presidente no defendió a la nación de un ataque despojador, como lo califica el dictamen oficial de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, ataque que perpetró los cabilderos de Televisa y TV Azteca, asociados con legisladores traidores contra el pueblo mexicano.
Y, segundo, lo que también destaca en esto es la intención del Presidente de deslindarse de lo que son sus obligaciones.
Él es quien debe dar la cara a los mexicanos por esta pifia. El vocero, el consejero y los secretarios de Gobernación y de Comunicaciones son sus empleados, no nuestros elegidos para gobernarnos. Para bien o para mal elegimos a Vicente Fox presidente. Que él nos responda por sus omisiones o por sus comisiones. Así lo juró el primero de diciembre del 2000.
Mas le vale al presidente Fox, meter orden en la casa este 2 de Julio. Con eso estará abonando en su haber.Porque si persiste en su juego sucio el pueblo no se lo perdonará y acabará con sus largos huesos en la cárcel por traidor a la patria.
Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.
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sábado, junio 24, 2006
SIGUE EL INEFABLE:¿Y YO PORQUÉ?.
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 11:24 a.m.
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