Jesús Gonzalez Schmall escribe en el Universal:
SI HAY OPCIONES.
Hay muchas cosas rescatables de la comparecencia simultánea de los candidatos a la Presidencia que, definitivamente, si no tuvo alcance de debate, sí de planteamientos comparativos que, por consiguiente, contienen información para el elector reconociendo que, justamente, la democracia le permite a éste hacer una selección entre las distintas opciones propuestas.
De este primer examen de la posición de AMLO y Calderón se desprende que el primero sostiene la línea socialdemócrata en tanto compromete al Estado a dar prioridad no sólo al crecimiento económico manteniendo el equilibrio de los índices macroeconómicos sino, prioritariamente, al desarrollo, que significa la inclusión de toda la población en la actividad productiva mediante el trabajo a partir de contar con condiciones mínimas de apoyo subsidiario del gobierno. La segunda es la línea neoliberal de continuidad del foxismo donde lo principal son las ofertas de rendimientos altos a los grandes inversionistas, y después incremento marginal en tareas de asistencia social.
Como sostuvo en su pasada colaboración Rosa Albina Garavito, refiriéndose a la propuesta de López Obrador, que elevar la capacidad adquisitiva de los niveles de ingresos inferiores contra un ahorro de gasto suntuario (e improductivo del presupuesto de la alta burocracia) estimulará la actividad privada de carácter productivo, que verá ampliado el mercado interno de bienes y servicios nacionales. Simultáneamente, desincentivará el atractivo de los altos puestos de la administración pública que, en los últimos años del foxismo, se han desorbitado.
Un Estado de estricto apego al derecho, un Estado redistribuidor del ingreso, un Estado independiente en el concierto internacional, un Estado promotor de la responsabilidad y del trabajo, son las tesis socialdemócratas por excelencia, que postulan la amalgama de una economía de mercado que estimule la iniciativa verdadera de la inversión sana y productiva (no especulativa) a favor del consumidor, con una representación política austera y responsable que garantice el equilibrio, la estabilidad y la mayor amplitud en el beneficio social.
En otra parte de la confrontación de Andrés Manuel y Felipe, se vio el sentido que le dan al problema migratorio. Para el primero, es obvio que el flujo de expulsión de mexicanos debe detenerse desde aquí, para que las oportunidades de empleo hagan más ventajoso quedarse en el país que afrontar los riesgos y la lejanía familiar que supone la emigración.
Para el segundo, en franca ortodoxia foxista, la primera solución está en conseguir mejores condiciones de respeto para los trabajadores mexicanos, a pesar de que el mercado de trabajo llegó a la saturación, y la política represora en crecimiento es un dato ya incuestionable.
En el mismo rubro de política exterior, para el candidato de la coalición Por el Bien de Todos la política interior coherente, justa, democrática, participativa, es requisito para desplegar una política exterior merecedora del respeto internacional. Para el candidato del PAN, es suficiente el proactivismo y el protagonismo foxista sin la necesaria congruencia interna.
Quedaron también de manifiesto, en las referencias históricas que se hicieron y en las que también se inspiran sustentos culturales de los candidatos, diferencias sensibles. Cuando AMLO relaciona prohombres de nuestra identidad, es sin duda un compromiso moral que lo obliga al cumplimiento de esos destacados ejemplos. Cuando, por el contrario, se proponen medidas, acciones, decisiones en el vacío temporal sin reconocer vinculación ni secuencia histórica, como lo hizo Felipe, la línea foxista vuelve a surgir como la ausencia del interés de encontrar en el pasado colectivo razones e impulsos que tienen significado en el futuro.
Fue el pasado "debate" un ejercicio que vale la pena recordar para identificar las diferencias de fondo entre dos modelos de gobierno, cuya orientación es vital para captar hacia dónde pretenden conducir su gestión y al país. La línea neoliberal con las particularidades foxistas y su continuidad con Calderón, o la línea socialdemócrata con el sello lopezobradorista, estarán en la decisión del ciudadano que quiera sufragar responsablemente.
El 2 de julio bien haremos en ignorar toda clase de molestos, sucios y contaminantes plásticos de todos colores y tamaños, para centrar nuestra decisión en el mejor conocimiento de las opciones, tanto por la línea ideológica que los inspira, como en la garantía que su planteamiento y trayectoria ofrecen para cumplir con un verdadero ataque a la corrupción, que no puede tener mejor inicio que el que el nuevo presidente predique con el ejemplo.
Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.
/tr> |
sábado, junio 24, 2006
EL QUE PREDICA CON EL EJEMPLO.
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 11:43 a.m.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario