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miércoles, marzo 14, 2007

LAS COMPLICIDADES DEL TRAIDOR Y EL ESPURIO.

Fox y Calderón: Comida de complicidades.

Álvaro delgado .
México, D.F., 12 de marzo (apro).-


Felipe Calderón y Vicente Fox se reunieron a comer hoy lunes, en privado, en lo que es el primer encuentro desde el arranque de la actual gestión federal.

No faltará mañana quien, desde la atalaya de la abyección, interprete la reunión como la victoria de ese estadista en que se ha convertido Calderón y la claudicación de Fox y Manuel Espino, confabulados para obstaculizar la marcha de México hacia el progreso que la historia le tiene reservado.

También habrá quienes tengan la puntada de atribuirle a esa reunión el rango de cumbre entre dos hombres con visión de Estado, conscientes cada uno de la etapa que les ha tocado vivir al frente de la alta responsabilidad de conducir a la nación mexicana.

Y hasta se buscará darle a tal reunión una lectura pedagógica: uno de ellos, Fox, capaz de transmitir su experiencia en relación con Estados Unidos y el otro, Calderón, con apetito de aprender en vísperas de la reunión, en Mérida, con George Bush.

Pero el asunto es menos épico del que querrán hacer creer los propagandistas: tal como aquí se anticipó aquí la semana pasada, Fox y Calderón se reunieron para ratificar el pacto de complicidades que establecieron antes y después del proceso electoral del 2006, que en algún momento estuvo a punto de romperse.

En esta trama hay otro personaje central: Germán Martínez Cázares, quien cobra como secretario de la Función Pública y el que hoy, precisamente, anunció lo que muchos anticipamos desde el principio: el carpetazo al caso de Francisco Gil Díaz como empleado del grupo financiero trasnacional HSCB.

Según Martínez, se solicitó información a dependencias federales y hasta se practicó una auditoría al Órgano de Control Interno de la Secretaría de Hacienda para encontrar elementos sobre si Gil Díaz violó la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos. Y nada.

Porque, además, resulta que Gil Díaz renunció, el 28 de febrero, al cargo en HSBC que aceptó desde el 9 de enero.

Eso sí, luego de que Gil Díaz aceptó ser empleado de la empresa española Telefónica, Martínez Cázares le recordó que no deberá hacer uso de la información que como secretario de Hacienda acumuló. De risa.

Martínez Cázares es, en efecto, un personaje clave en los enjuagues entre Calderón y Fox, debido a que la Secretaría de la Función Pública dispone de herramientas para integrar expedientes de, por ejemplo, asuntos que conciernen a Marta Sahagún y a su parentela enriquecida, así como a otros personajes del foxismo, como Ramón Muñoz Gutiérrez, y los negocios de “Enciclopedia”.

No hay que olvidar que la primera declaración pública de Martínez Cázares fue la exoneración contundente de los hermanos Bribiesca, si bien integró expedientes contra ellos para ser convenientemente usados en el momento políticamente oportuno.

Eso lo sabían Fox y su mujer, que procedieron a enviar mensajes de que la ruptura del pacto de complicidades implicaba el hundimiento de Calderón.

La repelencia al conocimiento que caracteriza a Fox no significa que no sea capaz de truculencias políticas y morales: por eso en Washington, el 12 de febrero, dijo que con el desafuero perdió con Andrés Manuel López Obrador, pero se desquitó al imponer a Calderón.

Por ahora el michoacano no procederá contra nadie del foxismo y Fox en consonancia se callará la boca. Germán Martínez, por su parte, no sólo seguirá encubriendo las corruptelas del foxismo, sino que tiene cancelada, también, su búsqueda de la presidencia del Partido Acción Nacional (PAN), y por tanto el Consejo Nacional seguirá siendo controlado por Espino y sus huestes.

Así, el “Quijote de Quiroga”, como se hace llamar Germán Martínez, toma una tonalidad más opaca que la de su antecesor, Francisco Barrio, el zar anticorrupción que terminó como el sinónimo perfecto del fracaso.

Apuntes

El 8 de enero, antes de que lo hicieran perredistas, presenté una queja ante la Secretaría de la Función Pública contra Gil Díaz por la violación de la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos. Un mes después recibí, por correo, copia del inicio del trámite. Habrá que ver en qué términos se me notifica formalmente, y no a través de un boletín de prensa… Aprovecho para avisar a los lectores que estaré ausente, unos días, de mi trabajo cotidiano en el semanario Proceso y su agencia de noticias Apro.

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