Estalla irritación anti-Bush |
miércoles, 14 de marzo de 2007 | |
El repudio contra la visita de George W. Bush a Mérida se desbordó anoche cuando jóvenes manifestantes, tras realizar una marcha, se enfrentaron a la policía en el Palacio Municipal meridano.- (Fotos de Víctor Gijón) Antimotines al mando del corrupto Daniel "El Puma" Carrillo Espinosa arremetieron anoche contra jóvenes que manifestaban su repudio a la visita de George W. Bush a Yucatán/ Destrozos en el Ayuntamiento de Mérida/ Veinticuatro detenidos: 17 hombres y 7 mujeres
La irritación social llegó a su cúspide en Mérida. La visita del Presidente de los Estados Unidos, George Walker Bush, motivó, ahora sí, violentas reacciones de personas que repudiaron en las calles "a este asesino", al tiempo que, como consecuencia lógica del rechazo no sólo a las políticas belicistas del estadounidense, los muros metálicos que rodean una enorme zona de la ciudad de Mérida, sino a las desigualdades sociales provocadas por el neoliberalismo, un grupo de jóvenes causó destrozos en el Ayuntamiento de Mérida. |
Impune bloqueo de carreteras |
miércoles, 14 de marzo de 2007 | |||||||||
Más de una docena de militares salieron y levantaron en vilo a Gerardo Fernández Noroña (secretario de Comunicación, Prensa y Propaganda del PRD), Arcadio Sabido Méndez, Juan Alberto Bermejo Suaste, Isauro Kanxoc Xool, Villevaldo Pech Moo y un hombre no identificado, para dejar pasar una comitiva de seis camionetas del Servicio Secreto, entre las cuales iba a bordo el embajador estadounidense en nuestro país, Antonio O. Garza Jr. Numerosos ciudadanos, turistas y empresarios resienten el arbitrario cierre de la vía a Uxmal por parte de elementos del Estado Mayor Presidencial y Policía Federal Preventiva. Hasta allá llegaron varios perredistas para protestar por la suspensión de garantías La prepotencia con la que el Servicio Secreto dio la orden de hacer a un lado a los seis manifestantes sentados junto a las vallas metálicas con las que bloquearon la carretera a Uxmal, disgustó al Estado Mayor Presidencial y la Policía Federal Preventiva, pero los efectivos mexicanos se limitaron a obedecer. En cuestión de segundos, las vallas metálicas se abrieron como el Mar Rojo en tiempos de Moisés y más de una docena de militares salieron y levantaron en vilo a Gerardo Fernández Noroña, Arcadio Sabido Méndez, Juan Alberto Bermejo Suaste, Isauro Kanxoc Xool, Villevaldo Pech Moo y un hombre no identificado, para dejar pasar una comitiva de seis camionetas del Servicio Secreto, entre las cuales iba a bordo el embajador estadounidense en nuestro país, Antonio O. Garza Jr. Todo ocurrió en un abrir y cerrar de ojos. Los seis hombres fueron cargados sin mayores problemas, pese a que opusieron cierta resistencia. Policías federales se colocaron de uno y otro lado, armados con batanas y resguardados por escudos, para dejar pasar, a toda velocidad a los estadounidenses que se dirigían a la zona arqueológica Uxmal. En el fugaz torbellino, una reportera de W Radio, Enith Gómez Gómez, sufrió las consecuencias. Un hombre del Estado Mayor Presidencial la zarandeó del brazo, por lo que la comunicadora reaccionó dándole un sonoro golpe en la cabeza con el micrófono. En tanto, fotógrafos de más de 20 medios de comunicación, locales, capitalinos y agencias internacionales se arremolinaron para tratar de obtener las mejores tomas, pero los elementos de la PFP los hicieron a un lado fácilmente para dejar pasar el convoy encabezado por dos Suburbans doradas con banderas estadounidenses ocultas en el frente, pero curiosamente con matrículas de circulación yucatecas consecutivas: YXZ-6324 y YXZ-6325. Los demás vehículos eran de alquiler con placas de circulación del estado de Quintana Roo. A pesar de la veloz acción, Fernández Noroña, secretario de Comunicación del Comité Ejecutivo Nacional del Partido de la Revolución Democrática, logró zafarse de los militares para volver a sentarse en el pavimento, eso obligó a un taxista del Frente Unico de Trabajadores del Volante a frenar intempestivamente cuando pretendía "colarse" detrás de los estadounidenses. Detrás del taxista cuatro turistas, dos de California, Estados Unidos, y dos de Australia, detuvieron de golpe su camioneta. Antes de que las vallas volvieran a cerrarse, una familia de la comisaría San Simón, municipio de Santa Elena, consiguió atravesar para continuar su camino, luego de una espera de más de dos horas bajo el inclemente sol. Después de que esta familia a bordo de una motocicleta de 150 centímetros cúbicos pasó, ni el taxista ni los turistas extranjeros lograron atravesar las vallas que, como el bíblico Mar Rojo, volvieron a cerrarse. El Estado Mayor Presidencial y la PFP cerraron arbitrariamente las carreteras de acceso a la zona arqueológica Uxmal, a diez kilómetros de este lugar y a unos tres del Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas, Forestales y Pecuarias (Inifap), el cual fue habilitado como helipuerto. Hasta ahí llegó Fernández Noroña con otros cinco compañeros. Intentaron cruzar el cerco, pero no los dejaron. Los del EMP no dejaron pasar ni siquiera a la directora del Centro Estatal del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Federica Sodi Miranda, quien debió dar una vuelta por detrás del municipio de Santa Elena para llegar a Uxmal. Pech Moo, con una cartulina en la que reclamaba la soberanía mexicana, declaró que ese operativo es ilegal. "El hecho de que no nos permitan transitar de Muna a Uxmal viola nuestras garantías individuales de libre tránsito. Aquí la policía que bloquea el paso no cuenta con una autorización del Congreso de la Unión, pues para que esto se dé tienen que aprobarlo los legisladores". Afirmó que la policía viola derechos y garantías de las personas. "Deberían tener clases de legislación para que quien los conduce, les enseñe a aplicar la ley, que violan flagrantemente. Y peor que lo hacen con un extranjero, simplemente para servirle y doblegarse ante Bush. Felipe Calderón Hinojosa y su séquito se doblega con alguien que no le dará nada, alguien que ya está de salida en su propio país". "Nos causa una repugnancia y vergüenza que la autoridad viole la ley. Y luego con qué autoridad moral nos va a decir que respetemos la ley. Esta es una ebullición social que pronto estallará, que no se quejen después", afirmó. "Este es un reflejo de la miseria política que hay en el país y sólo la sociedad lo podrá componer mediante su manifestación", agregó. Por su parte, Fernández Noroña declaró que su presencia obedecía a sus intenciones de entregar el tapete para que Calderón Hinojosa se ponga de hinojos ante Bush sin lastimarse las rodillas. Narró que desde que llegó un militar le negó el acceso y le dijo, de manera campechana, que debía retirarse incluso llamándole "compadre". Como no consiguió el acceso, el dirigente perredista se sentó en el tapete sobre el asfalto caliente y comenzó a leer "Las pequeñas memorias", de José Saramago. Y el sol caía a plomo cuando un camión de la empresa Kekén, con 315 cerdos que el chofer debía transportar hasta Hopelchén, Campeche, llegó ahí. El olor a mierda se regó por toda el área. Pech Moo aprovechó para decir que "los cerdos habrían de pasar en un rato", en clara alusión a Bush y a Calderón Hinojosa. Los militares prohibieron el paso al camión de cerdos, y también a uno de mudanzas. El chofer de los marranitos se enojó, pero después de algunas llamadas telefónicas decidió echar reversa. "Me voy antes de que se mueran de calor los cerdos y me los cobren", dijo. Después llegó al sitio una camioneta de la empresa Mayaland con varios turistas a bordo. Tampoco los dejaron pasar. El chofer se enojó, pero tras varias llamadas por teléfono celular optó por retirarse del lugar. Y la prensa buscó alguna sombra en los montes a la vera del camino. En tanto, un compañero fotógrafo se quejaba de que el taxista le había cobrado mil pesos por la dejada. De pronto aparecieron las camionetas del Servicio Secreto. Fernández Noroña ni se inmutó. Permaneció ahí sentado, de tal manera que, en primera instancia, los agentes estadounidenses, uno de ellos vestido como en las películas de acción de Hollywood, decidieron detenerse y buscar una vía alterna. Pero no sabían por dónde. Un campesino que con su motocicleta aguardaba pacientemente poder cruzar dijo conocer los recovecos del monte. "Sí, conozco estos caminos", dijo. Entonces los del Servicio Secreto intentaron convencerlo de que los guiara por ahí para llegar a Uxmal, pero aquel hombre se negó. Los del Servicio Secreto se alejaron. Una reportera de un periódico capitalino se acercó a ellos, pero le ordenaron que se alejara. Indignada, expresó su desacuerdo con la prepotencia de los estadounidenses, quienes para ese momento ya habían tomado una decisión y le había ordenado al Estado Mayor Presidencial que habrían de pasar por ahí y que vieran cómo quitar a los manifestantes. De esta forma, varios sujetos del EMP, con armas de alto poder en portafolios, brincaron las vallas metálicas y vino entonces la acción. A la orden de "levántelos", los policías salieron, cargaron con todos y las camionetas cruzaron veloces. Una vez hecho esto, los agentes mexicanos dejaron en libertad a los manifestantes. Y ya eran poco más de las dos de la tarde. Muy cerca de ahí los helicópteros artillados de la Marina de los Estados Unidos volaban en las cercanías de la hacienda Temozón Sur, propiedad del neobanquero Roberto Hernández Ramírez, acusado de vínculos con el narcotráfico por los diarios POR ESTO! desde 1997, donde Bush y Calderón se reunían, mientras que sus esposas, Laura Bush y Margarita Zavala Gómez del Campo, recorrían la hacienda Ochil, también propiedad del neobanquero. Durante el encuentro que Bush y Calderón sostuvieron en Temozón, el presidente estadounidense dijo que "hará todo lo que pueda" para una reforma migratoria integral, ello aun cuando su proyecto de construcción del muro fronterizo sigue en pie. Por su parte, Calderón Hinojosa dijo que el problema migratorio no se detendrá por decreto. Según él, tanto en México como en los Estados Unidos la mano de obra debe existir de manera abundante. Después del encuentro que sostuvieron de manera privada ambos almorzaron ahí un menú yucateco en el que, por cierto, hubo tequila. Y entonces a Bush los reporteros que cubren la fuente de la Casa Blanca le preguntaron si había probado el tequila. Y respondió: "No bebo". Al concluir, hacia las cuatro de la tarde estuvieron en Uxmal unos minutos. Retornaron a Mérida poco después de las cinco de la tarde, hora en la que un nutrido grupo de manifestantes volvió a salir a las calles para repudiar la visita de quien llamaron "asesino, genocida".
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