Rescátame |
martes, 13 de marzo de 2007 | |
Juan R. Menéndez Rodríguez La estafeta de hoy Todas las ambiciones son detestables, excepto las que ennoblecen al hombre y estimulan a la humanidad.- Joseph Conrad El reciente asunto de las (re)concesiones carreteras anunciado por el "principito usurpador" Felipe Calderón Hinojosa, aunque pavoroso por sí mismo, trae consigo mucho más fondo del que aparenta. Habla del poder de las corporaciones (tanto de facto como de jure), de cómo el Gobierno en turno no es el verdadero poder, del cáncer de la corrupción, y del "cortoplacismo" de un Gobierno Federal que es "puro discurso". Comencemos, amable y estimado lector, por hacer algo de historia: durante el nefasto sexenio de Carlos Salinas de Gortari se concesionó más de 50 carreteras, las cuales los empresarios beneficiados fueron lo suficientemente ineptos para no sacar adelante o siquiera mantener en óptimo estado. No solamente se incrementaron los costos de edificación sino que los empresarios sobreestimaron el aforo vehicular, resultando en problemas con la amortización de los créditos contratados con la Banca. Ello desembocó en que Ernesto Zedillo Ponce de León, otro nefasto y canalla personaje de la tecnocracia neoliberal mexicana, en 1997, decretara el fomento de las vías concesionadas mediante pagarés de indemnización de carreteras y ordenó que el Estado tomara la deuda de los concesionarios, la cual actualmente supera los 170 mil millones de pesos y es administrada por el Fideicomiso de Apoyo para el Rescate de Autopistas Concesionadas. ¿Por qué se vuelve, entonces, a cometer el mismo error y, peor aún, con la deuda del llamado "Fobaproa carretero" todavía encima? Es necesario tocar aquí dos puntos fundamentales: corrupción e ignorancia en lo que se refiere a administración pública con sentido social. Primero, comentemos en manos de quién estarán las nuevas concesiones: nada menos que de Luis Téllez Kuenzler, titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. ¿Alguien recuerda el glorioso palmarés de Téllez Kuenzler? Al resumir su currículo, podríamos decir que, en lo referente a privatizaciones, este individuo es un tecnócrata neoliberal fracasado. Primero, como Subsecretario de Agricultura de Salinas de Gortari, fue el responsable de la reforma al artículo 27 constitucional, la cual prometía grandes inversiones de capital en el campo, decisión que resultó ser una infame mentira. Luego, se le conoce también como pieza clave del capítulo agropecuario del TLC, que, por cierto, abrirá el próximo año totalmente el mercado mexicano al maíz y al frijol estadounidense (altamente subsidiados). Otro más: en 1999, Téllez Kuenzler promovió la apertura del sector eléctrico al capital privado, argumentando un desabasto que, por cierto, (¡oh, sorpresa!) nunca sucedió. Este individuo tiene una amplísima experiencia, pues, en proyectos frustrados. Téllez Kuenzler, no obstante, no sufre, pues la misma página electrónica de la Presidencia de la República anuncia en su perfil que Téllez Kuenzler es codirector del Grupo Carlyle en México, una de las firmas de inversión de capital privado más importantes del mundo y contratista de la maquinaria militar de los Estados Unidos, así como miembro de los consejos de administración de Bancomer, Grupo México, Sempra Energy, Desc y GAP, entre otros. Si tan negro es su historial como servidor público y tan evidentes son sus intereses con el sector privado, ¿por qué el "principito usurpador" Calderón Hinojosa lo tiene allí? Impericia, corrupción o las dos cosas a la vez. No hay vuelta de hoja. Pero no solamente se trata de quién está detrás de todo esto, sino de la lógica que opera en las altas esferas del poder, y que, a final de cuentas, tienen que pagar el mexicano común y sus hijos, y los hijos de sus hijos. En su interesantísimo libro intitulado Compañías, Comercio Internacional y Derechos Humanos (Cambridge University Press, 2005), Janet Dine, destacada investigadora y profesora de Derecho Económico Internacional de la Universidad de Londres, analiza la forma como el Fondo Monetario Internacional (FMI) genera pobreza e inestabilidad en las naciones, pues además de recortar el gasto social, presiona a los países a privatizar en áreas en que sólo los grandes consorcios pueden competir, generando, al mismo tiempo, que se disparen los créditos de alto riesgo y a bajo costo porque, a final de cuentas, el FMI estará allí para rescatar a las empresas. La misma lógica que opera en el ámbito internacional, a decir de connotados académicos como Janet Dine, es, pues, la que está detrás del asunto de las concesiones del "principito usurpador" Calderón Hinojosa. Vamos a decirlo claramente: poner las carreteras en manos de empresarios, debido a lo mal que se hizo y a quién se les entregó, ya fracasó una vez. Sin embargo, los únicos que perdieron fueron los mexicanos, porque hubo rescate y se nos puso sobre la espalda una deuda de más de 170 mil millones de pesos. No perdió Salinas de Gortari ni perdió Zedillo Ponce de León ni perdieron los empresarios... perdimos usted y yo. ¿Y pretenden concesionarlas de nuevo?, ¿con Luis Téllez Kuenzler como cerebro?, ¿para qué?, ¿para que se haga suciamente y con los pies, y nuestra deuda carretera pase de 170 mil millones a 340 mil millones?, ¿es eso lo que quiere el "principito usurpador" Calderón Hinojosa? Huele a robo. Pero bueno, supongamos que todos son bien honestos y que esta vez se va a concesionar a pura gente honrada, con bancos otorgando créditos responsables, y nadie esperando que haya rescate. La pregunta entonces es, ¿y para qué? El propio "principito usurpador" Calderón Hinojosa lo dijo: "Con este esquema de concesiones se conseguirá dinero de un solo golpe". Qué gracioso, pues justo en este mismo espacio periodístico, el pasado sábado 10 de marzo, comentábamos que privatizar PEMEX sería hipotecar el futuro de los mexicanos en pos de una andanada presente de dinero, pues se le ordeña cada año para cubrir el gasto corriente, y si se privatizara sin antes generar otras fuentes de riqueza, se estaría matando a la gallina de los huevos de oro. La decisión de concesionar de nuevo las carreteras, entonces (y suponiendo que todos los involucrados tienen las manos limpias y el cerebro funcionando), es cortoplacista. Punto. ¿Así es como gobierna esta espuria administración?, ¿a corto plazo? Así es como gobernó el nefasto y canalla Carlos Salinas de Gortari... Y ya vimos lo que sucedió. Así que, amable y estimado lector, es hora de poner en marcha los pies y de hacer camino con la buena gramática, esa que se escribe despacito y con buena letra, con todos los puntos sobre las íes y sus acentos; es hora de andar el camino de los saberes y deberes que reclama nuestra amada Patria, basamento generoso y macizo que nos brinda la oportunidad de vivir dignamente un saludable Clima y Ambiente como aquel que, con verdadera pasión, supo conjugar, en todas sus formas y tiempos, el genial y eterno Caballero de punta en blanco... Periodista y caminante, son tus huellas el camino de la Verdad. |
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