PASOS PERDIDOS.

Opinión
México
Los primeros pasos perdidos de Calderón
Por: Julio Pomar (especial para ARGENPRESS.info) (Fecha publicación:13/12/2006)

De entrada, Calderón ya desaprovechó los primeros pasos de su administración (no en balde se la tacha de espuria) para echar adelante nuevas políticas, realmente nuevas políticas aunque irremisiblemente deban ser de derecha (el impulso genético del ataque del alacrán sobre el sapo es inviolable), y ya nunca se vio por donde el presidente designado por las meretrices de la imposición (magistrados electorales del TRIFE) va a poder 'rebasar por la izquierda a la izquierda' y sólo lo hará por la derecha, que ya no será rebasar sino retrogradar.

El primer paso perdido fue anunciar que se bajaba el sueldo en un raquítico 10 por ciento, que de todos modos le mantiene un sueldazo, así como a sus colaboradores, cuando lo que planteó López Obrador en campaña fue reducir hasta en 50 por ciento estos descomunales ingresos de los altos funcionarios. Ha de suponer Calderón ufanamente que con eso ya le 'arrebató' la bandera de la austeridad al tabasqueño, pero no hay nada más lejano a la verdad, pues en rangos de más de 100 mil pesos mensuales de sueldo, un 10 por ciento es un ínfimo comino, un mísero cacahuate, y esos sueldos en la realidad son mucho más altos que los 100 mil pesos (quien no quiera creer que se trata de altísimos ingresos, que traslade esos montos a dólares, a razón de once pesos por cada dólar, y verá claro que se trata de sueldazos que ni en Estados Unidos perciben los altos funcionarios).

Pero hay otra verdad, que debiera descubrir Calderón. Si ese magro 10 por ciento de descuento a salarios y a otros gastos suntuarios de los funcionarios, representa un ahorro de 25 mil millones de pesos al año, ahora se tienen que tragar sus mofas y calumnias cuando López Obrador planteó su política de austeridad en la campaña, que incluía la lucha frontal contra la corrupción administrativa, todo lo cual resultaría en ahorros hasta por 100 mil millones de pesos por año; corrupción para la cual los panistas han mostrado una vocación más que excelente, mayor que la de los priístas. Si sólo por sueldos y ahorros administrativos se recuperarán 25 mil mdp, véase la verosimilitud del planteamiento obradorista. La lógica calderonista es tan espuria como su presunta presidencia.

Un segundo paso fallido, a punto de ser también perdido, fue su proyecto de presupuesto de gasto para el 2007, ya enviado a la Cámara de Diputados para su análisis y, en su caso, aprobación o correcciones. Nada menos que Calderón propone aumentar sensiblemente el gasto en corporaciones policíacas para detener, supuestamente, la inseguridad pública (con lo que satisface demandas del sector privado y los negocios), y deja muy atrás el gasto social. No hay gasto para empujar la creación de empleos por la iniciativa privada y, por añadidura, se recortan a la educación recursos sin los cuales es imposible que el sistema educativo camine como es debido. Aquí entró en la liza el ultraderechista Yunque, esa organización neofascista enquistada en el PAN y en el gobierno, naturalmente para defender con 'argumentos' zafios la reducción presupuestal en 4 mil 500 millones de pesos a la tarea educativa, que representa una reducción nominal de 1.2 por ciento, pero en un sector que exige incrementos, no reducciones, y castiga a las ya limitadas universidades públicas y a la inversión en ciencia y tecnología.

El presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, el panista-yunquista Raúl Alejandro Padilla Orozco, contador público egresado del Tecnológico de Monterrey, privado, y ex miembro del Consejo Consultivo de la Universidad Autónoma de Guadalajara, también privada y madriguera del violento grupo fascista 'los tecos', declaró a periodistas: '¡qué bueno que a la Universidad Nacional Autónoma de México se le redujeron los ingresos para 2007!', quien agregó a lo cretinamente expresado: 'y me encantaría que todos estudiaran en escuelas que tuvieran mejor calidad'. Con ello, simplemente mostró Padilla Orozco absoluta ignorancia del significado para la nación de la UNAM, y un rencor patológico contra la educación pública.

'Creo -farfulló el yunquista-teco Padilla Orozco- que no podemos seguir inyectando dinero a la educación si no tenemos resultados académicos de los estudiantes que sean loables, debemos tener una evaluación...' y acudió a la calumnia vil: '¿Sabe usted -dirigiéndose a un reportero que, molesto, lo increpaba- que, por ejemplo, la norma mínima de calificación aprobatoria es de cinco, y si usted saca cero la mínima (de todos modos) se le aumenta a cinco? Claro, oiga, es muy grave, y eso es lo que tengo enterado...'

Pues evidentemente no sólo no está enterado, sino que inventa y calumnia a las universidades públicas, donde el rigor calificatorio es sumamente duro, y naturalmente ni por asomo se da en una universidad como la UNAM, ni en las públicas de México. La UNAM obtuvo en este 2006 el lugar número 74 de calidad entre todas las universidades del mundo, públicas y privadas, lo cual la hace ser la mejor evaluada de todas las universidades de Hispanoamérica. No se hicieron esperar los epítetos sobre el protofascista de parte de los académicos, maestros e intelectuales: 'Iletrado', 'falaz', 'burro', le dijeron. Pero les faltó decir que es parte de una embestida que ya se presentó en la campaña de Calderón, de parte de su 'equipo de transición' en materia educativa, por la cual se trata de hacer desaparecer nada menos que a la UNAM. Camina Calderón en la misma senda que Díaz Ordaz en el 68, de enfrentamiento con las universidades públicas. Está provocando que aparezcan los machetes, que se incendie el sistema educativo nacional.

Este fue el siguiente paso perdido de Calderón, que la mapache calderónica Chepina (Josefina Vázquez Mota, titular de la SEP) ha tratado de paliar, prometiendo diálogo y revisión del presupuesto educativo, tanto con los diputados como con la secretaría de Hacienda. Ha habido otros pasos perdidos de Calderón, pero menores en su significación. Y esto a sólo una semana de haber 'asumido' la presidencia impuesta.