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miércoles, noviembre 22, 2006

BOLETINES DE PRENSA DEL PEJE

Salen estos cuatro boletines de prensa de la Presidencia Legítima:

BOLETÍN 1

COMUNICADO DE PRENSA 000001

PRESENTA LÓPEZ OBRADOR PROYECTO

DE LEY SOBRE PRECIOS COMPETITIVOS

• Habría mayor capacidad para competir contra los productores de otros países, mayor empleo, el salario alcanzaría para comprar más y la inflación bajaría

• La propuesta ayudaría a las familias a ahorrar parte de su gasto, a los jóvenes, a la industria y el comercio, a las amas de casa y a los profesionistas

La economía nacional está agobiada por dos graves problemas: los monopolios y el cobro insuficiente de impuestos. Los dos proyectos de ley que presentamos contribuyen a comprender ambos problemas y ofrecen propuestas viables a un Congreso comprometido con el bienestar nacional.


1.- LEY DE PRECIOS COMPETITIVOS

Proponemos una ley que regule los excesos de precios o los precios exagerados, según los describe el artículo 28 de la Constitución. Los monopolios están prohibidos por la Constitución. Sin embargo, en la práctica muchas empresas se comportan como monopolios, debido al gran poder económico que tienen y sobre todo al poder que ejercen en determinados mercados de bienes y de servicios. En esos mercados lo que encontramos es que los precios son mucho mayores que en casi cualquier otro país del mundo. En todos los casos son mucho mayores que los precios en Estados Unidos, a pesar de que el salario promedio de ese país es casi diez veces mayor que el salario en México. Así, por ejemplo, el salario mínimo en Estados Unidos es de $445 pesos por día cuando en México es de $47.21. Aun así, la familia mexicana paga más de 2 veces por el cemento que compra con respecto a lo que paga la familia de Estados Unidos. Paga casi tres veces por una línea de Internet de banda ancha. Paga más de tres veces por cada minuto en una llamada de teléfono celular. Paga más del doble por la electricidad. Y paga casi tres veces por la tasa de interés de las tarjetas de crédito. Esto último, a pesar de que se trata de los mismos bancos otorgantes del crédito en México y en Estados Unidos.

Esta situación injusta para las familias mexicanas golpea a todos, pero sobre todo a la clase popular y a la clase media, que constantemente se están esforzando por hacer que el dinero alcance y a pesar de ello no lo logran. Pero también golpea a las familias de mayores ingresos. Para todos el exceso de precios es una reducción directa al poder de compra del salario.

Una política pública que constantemente castiga a la mayoría de la población debe corregirse sin mayor argumento. Más aun, cuando el daño a estos sectores de la población por otra parte es un beneficio para unos cuantos monopolistas.

En México es difícil explicar que estos abusos de precios existan año tras año, pero sobre todo desde que se privatizaron las empresas del estado, se eliminaron los apoyos a la población de menores recursos; y más tarde se rescataron a los bancos para venderlos a la banca extranjera, pues entre otras justificaciones quienes promovían estas medidas argumentaban que iban a hacernos más eficientes y lograrían bajar los precios. La única explicación de que estos productos y servicios se hayan encarecido es que ni el gobierno ni sus organismos reguladores han sido libres para actuar a nombre de la mayoría.

Hoy estamos en una nueva situación que ya no permite estos abusos. En lo económico, México es una economía totalmente expuesta a la competencia del exterior y por lo mismo si no tiene precios competitivos no va a sobrevivir en la globalización. En lo político, la gente se da cuenta de lo que hace el gobierno y sabe que los abusos de los monopolios sólo existen porque el gobierno lo permite.

Los analistas de las casas de bolsa conocen perfectamente los dos lados de la moneda: la carestía para la mayoría y el beneficio para unas cuantas empresas. Por eso señalan que las empresas mexicanas tienen grandes utilidades, mucho mayores que las que tienen cuando invierten en otros países. América Móvil (Telcel) tiene en México un margen de utilidad de 50%, pero en sus ventas en Brasil apenas logra 25% y en Argentina 9 por ciento. Cemex tiene ganancias en México de 40%, pero en Estados Unidos son de 31 por ciento. Banamex tiene ganancias de 33%, cuando su matriz, Citigroup, tiene ganancias de 24% en Estados Unidos. Kimberly Clark tiene ganancias de 30% cuando a escala mundial sus ganancias son 20 por ciento.

La propuesta de ley que hacemos, de ser aprobada por el Congreso, también traerá beneficios para la economía. Habrá mayor capacidad para competir contra los productores de otros países. Habrá mayor empleo. El salario alcanzará para comprar más. La inflación bajará.

Pero más importante que todo ello es que el país será más justo. Valen algunas precisiones sobre esta propuesta de ley.

La ley busca ser complementar la actual legislación en materia de competencia, pero enfocarse directamente en los precios, pues esta legislación y la Comisión Federal de Competencia se enfocan sobre las conductas de las empresas; así lo han estado haciendo desde 1993 cuando se crearon la ley y la Comisión. La ley y la Comisión de Precios Competitivos que proponemos deben tener un ámbito de acción independiente del ámbito de la actual CFC, aunque complementario. Esto es conveniente para evitar el conflicto de intereses. En particular, porque el tratamiento de asuntos relacionados con conductas monopólicas es menos directo y menos contundente que el tratamiento que aquí proponemos para identificar y para corregir los precios exagerados.

La ley no es para controlar los precios; por el contrario, es una ley que permitiría de manera mucho más libre el sano equilibrio de la oferta y la demanda del mercado, buscando la oferta del exterior cuando la oferta interna resulte excesivamente costosa. Esa es la filosofía de la apertura económica y de la globalización. Aunque en el pasado México se daba el lujo de mantener sectores protegidos los cuales podían vender a precios mayores a los internacionales. La mayor parte de esa protección fue eliminada a partir de los 80s; sin embargo, se mantuvo para sectores privilegiados. Esos sectores hoy son muy importantes para toda la economía.

Lo que esta ley propone es quitarles la protección del estado consistente en privilegios de exclusividad o protección de hecho en contra de importaciones sustitutas, en caso de que se demuestre que sus productos o servicios se venden a precios significativamente más altos que los precios de nuestra zona internacional de referencia, es decir Norteamérica y Centroamérica. En ningún momento la ley que proponemos utiliza el control de precios como mecanismo para reducirlos.

En cuanto al sector energético de propiedad estatal, lo que proponemos es que no abuse de su condición de monopolio y venda a precios competitivos. En este caso, el sector energético produce con costos menores a los precios internacionales y sería capaz de producir aun con menores precios si llega a eliminar su ineficiencia, mala contabilidad de costos y corrupción en contratos públicos. Lo que proponemos es que por encima de su costo el sector energético tenga un margen de utilidad razonable y que en razón de ello los precios a los cuales ofrezca insumos sean competitivos con los del exterior.

Lo anterior no es un capricho de nosotros para reducir las rentas ni del sector energético ni del sector empresarial. En primer lugar es de elemental justicia para las familias mexicanas y especialmente para las más modestas. En segundo lugar es necesario para la competitividad de la economía: con insumos energéticos u oros demasiado caros, las industrias no podrán competir y no habrá empleos. En tercer lugar, es consistente con el funcionamiento del resto de la economía. Si el resto de la economía está expuesto a la competencia de la globalización, no hay ninguna justificación para que esas pocas empresas y sectores son lo estén.


Cómo ayuda la ley a las familias más modestas

Nuestra propuesta ayudaría a las familias a ahorrar parte de su gasto, entre el 10% para las familias más pobres, al lograrse la corrección de precios exagerados comparados con los precios internacionales en una amplia gama de productos y servicios. La reducción sería de 6% del gasto actual para familias con ingresos alrededor de 10 mil pesos mensuales. Y sería de 4% para familias con ingresos de 20 mil pesos mensuales. El ahorro de las familias se origina en menores precios de la electricidad, el gas, la gasolina, la telefonía, el transporte, los materiales de construcción de sus viviendas y los créditos para sus casas.

Debemos aclarar que estas reducciones no son subsidios, como generalmente se maneja en el gobierno. Se trata de alinearse a los precios internacionales en aquellos casos en que los precios actuales son exageradamente altos. Los actuales subsidios se calculan así porque el gobierno ha difundido la creencia de que el consumidor debe pagar precios que permitan al sector de electricidad recuperar sus costos. Sin embargo, esos costos están calculados de manera también exagerada y por otra parte contienen muchas ineficiencias que los productores pueden y deben eliminar.


Cómo ayuda a los jóvenes

Esta ley también ayudaría a los jóvenes, porque les abarataría el costo del Internet y de las llamadas telefónicas por línea fija o por celular, así como el costo de transporte a sus escuelas y centros de trabajo. Además, al reducirse el costo de la electricidad a precios comparables con los de Estados Unidos, contribuiría a la reducción en el costo de educación y esparcimiento.


Cómo ayuda a la industria y al comercio

Nuestro proyecto ayudaría a todos los industriales y comerciantes que sufren la competencia del exterior, en especial a la industria mediana y pequeña que está agobiada por costos muy altos en casi cada renglón de sus operaciones, desde impuestos hasta regulación. Abarataría sus insumos básicos, como la energía, el cemento, las comunicaciones y el crédito bancario. Reduciría el costo de la cobranza y de los pagos electrónicos, al propiciarse una oferta más barata y competitiva de servicios bancarios y de pagos. Estas industrias y comercios que han sufrido mucho por la pérdida de competitividad y pérdida de mercados a proveedores de Asia y de Sudamérica, recibirían un impulso nuevo.


Cómo ayudaría al empleo

Nuestro proyecto ayudaría a los desempleados y subempleados que hoy están impedidos de contratarse con la industria y el comercio ante la pérdida de mercado por exceso del costo de sus insumos.


Cómo ayudaría a las amas de casa

Ayudaría a las amas de casa al aumentar el poder de compra del ingreso familiar, permitiéndoles mayor holgura en la asignación del gasto familiar.


Cómo ayudaría a los profesionales

A los profesionales les ayudaría porque esta ley eliminaría precios que hoy son prohibitivos para modernizar sus oficinas o sus talleres, utilizar la banda ancha, los sistemas de cable y telefonía y los sistemas de pagos electrónicos. Eso les permitiría ser más innovadores, desarrollar nuevas capacidades, mejorar nivel de vida y su productividad y capacidad de emprender negocios.



BOLETÍN 2

A los Coordinadores Parlamentarios del

Frente Amplio Progresista del

Honorable Senado de la República

P r e s e n t e



Por su digno conducto, someto a la consideración de los legisladores del Frente Amplio Progresista del Honorable Senado de la República, la Iniciativa de Ley de Precios Competitivos.

Para tales efectos, se expresan a continuación los motivos que sustentan esta Iniciativa de Ley, en los términos siguientes:

Sabido es que el monopolio ha existido en casi todos los periodos de la civilización y desde hace más de cuatro siglos es combatido por las leyes de muchos países. Las leyes y prohibiciones a dicha figura o a las prácticas monopólicas han surgido como respuesta en cada país a los abusos y a la complacencia del poder público frente al enriquecimiento de unos cuantos que reciben privilegios generalmente del Estado para realizar ventas o actividades que están restringidas a otros. Esto ha derivado en precios altos y en daños incalculables a la economía de los consumidores.

En los anales históricos de la protección de los diversos países a las prácticas de esta naturaleza se ha distinguido a aquél que surge de negociaciones privadas y no solamente al generado por la autoridad soberana. Así, se crearon prohibiciones a ciertas prácticas y negocios en circunstancias que dieran lugar a la presunción de que esos negocios no eran el ejercicio honesto de un derecho para realizar contratos para el beneficio del emprendedor sin implicar motivo de dañar a otros, sino que eran la consecuencia de un contrato o negociaciones de tal carácter que dieran lugar a la presunción de un intento de daño a otros a través, por ejemplo, del incremento monopolista de precios.




Es sabido pues, que entre los efectos de las prácticas monopólicas está el del aumento injustificado de precios, el acaparamiento de los mercados o la insana participación de unos cuantos en los mercados nacionales.

En nuestro país los abusos de precios son flagrantes. La mayoría de las grandes empresas (mexicanas o con participación de capitales extranjeros) han originado su riqueza con base en productos o servicios que venden en México a precios altos, en comparación con los precios internacionales de los mismos productos o servicios, sin hacer hincapié en las funestas consecuencias sociales que ocasionan.

Aunado a lo anterior, dichas empresas acumulan poder de mercado a través de su potencial económico y obtienen influencia suficiente en las políticas públicas de México, propiciando actos de corrupción con la finalidad de obtener derechos exclusivos o derechos que cualquier otro competidor no puede obtener para realizar ciertas actividades y vender productos o servicios, impidiendo así la entrada de nuevos oferentes, los cuales serían sus potenciales competidores.

En una clara contradicción con la complacencia gubernamental para tolerar precios altos en sectores privilegiados, la política pública ha sido, desde mediados de los 80s, forzar a la industria mexicana a ofrecer precios similares a los de los competidores internacionales. Esta política se ha materializado con la eliminación de los aranceles a la importación de casi todos los bienes de la Tarifa del Impuesto General de Importación, o bien, en su reducción significativa. La misma política se ha apoyado con la firma de tratados de libre comercio firmados por México con 43 países.

No obstante, la economía nacional ha estado impedida de crecer a tasas conmensurables con su potencial desde principios de los 80s, coincidiendo con el periodo en el cual se llevó a cabo la liberalización de casi todas las importaciones (en ese periodo, entre 1983 y 2006, la economía tan sólo creció en 2.5% cada año, lo que hizo que el ingreso por habitante no aumentara más que medio punto porcentual por año), debido, entre otras razones, a privilegios fiscales y a condiciones no competitivas del mercado. La estrategia gubernamental de una rápida apertura a las importaciones en general, pero al mismo tiempo, de otorgar privilegios a otros agentes económicos de grandes capacidades, protegiéndolos contra toda competencia, fue una causa fundamental de dicho estancamiento.

Dicha política comercial ha privilegiado a grupos económicos poderosos, mismos que al buscar mantener y luego extender sus privilegios lograron imponer estructuras de precios altos en sectores de la economía que son claves para el desarrollo. Impidieron así que la mayoría de empresas que ya eran amenazadas por la competencia extranjera dispusieran de bienes y servicios a precios competitivos. Con el paso del tiempo, esos grupos poderosos influyeron en las decisiones del Estado mexicano y en el diseño de las políticas públicas, haciendo cada vez más difícil la remoción de barreras a la libre competencia y, por lo tanto, cancelando oportunidades para nuevas empresas y empresarios. A la larga, impidieron a la economía crecer y generar empleo.

De esta forma, la economía tiene hoy a una mayoría de industrias forzadas a competir con proveedores extranjeros, y por otra parte una minoría de grandes empresas en industrias y servicios que cargan precios altos y que no son forzadas a competir con el extranjero. Las diferencias entre ambos hacen de nuestro sistema económico, un sistema disfuncional e ineficiente en la medida que no puede proteger a la población menos privilegiada económicamente y soslaya sus condiciones de progreso.

Menester es mencionar que otro grave perjuicio de la situación antes apuntada, yace en la muy escasa capacidad económica de las familias mexicanas (tanto de las clases populares como de la clase media emergente), la cual se ve menoscabada permanentemente por la disminución del poder adquisitivo que generan dichas empresas, a través del establecimiento unilateral de precios exagerados en la venta de bienes y servicios y que a menudo, recaen en aquellos de primera necesidad. El salario, per se castigado por décadas de políticas macroeconómicas de ajuste, ha sufrido hasta hoy una pérdida real que resulta innecesaria, toda vez que obedece a condiciones de carestía que son fácilmente corregibles, siempre que las autoridades competentes así lo decidan y el marco jurídico se ajuste a dicha protección.

En la medida en que cualquier industria, servicio o simple consumidor mexicano es un cliente cautivo de esas grandes empresas, debe pagar precios más altos que los que pagaría en otros países. Incurre así en mayores costos y, en consecuencia, no puede competir y no puede desarrollarse y crear empleo y tecnología, como lo hacen muchas otras empresas en el mundo, con la evidente crisis de empleo que vive nuestro país.


El sesgo de desigualdad entre sectores económicos y privilegios ha causado graves daños a la economía en su conjunto y de manera tangible a empresas y consumidores. Al hacer a un gran número de empresas incapaces de competir con los proveedores extranjeros y al inhibir a individuos a desarrollar todo su potencial, los ha condenado al ocio y a la subocupación.

Aun cuando muchas empresas y servicios hayan sobrevivido en estas condiciones y logren competir en algunos segmentos del mercado con proveedores extranjeros, la realidad es que los precios más altos que pagan por insumos o servicios reduce su tasa de rendimiento y así les resta capacidad para financiar nuevas inversiones. A los consumidores que pagan igualmente precios altos, les reduce su capacidad de adquirir otros bienes o de ahorrar. En otras palabras, una parte de las utilidades que legítimamente podrían obtener las empresas de menor tamaño, o del ahorro que sería posible para los consumidores, son transferidas en forma de precios altos a las grandes empresas. Eso obliga a las pequeñas industrias a operar muy por debajo de su potencial y a los consumidores los obliga a reducir su consumo en un esfuerzo por hacer que su dinero alcance; mientras tanto, las grandes empresas privilegiadas, en cambio, florecen en la prosperidad.

Otro fenómeno que se ha observado como consecuencia de lo anterior, es el de la disminución del poder adquisitivo de los trabajadores. En muchas ocasiones, las empresas desfavorecidas, para poder mantenerse en operación, deben reducir los salarios que pagan a sus empleados, lo que, al multiplicarse en toda la economía, reduce el salario promedio de todos los trabajadores, el consumo promedio de las familias, y el ahorro.

El artículo 28, primero y segundo párrafos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos prohíbe en forma expresa los monopolios y las prácticas de empresas tendientes a establecer “precios exagerados”, en los términos siguientes:

En los Estados Unidos Mexicanos quedan prohibidos los monopolios, las prácticas monopólicas, los estancos y las exenciones de impuestos en los términos y condiciones que fijan las leyes. El mismo tratamiento se dará a las prohibiciones a título de protección a la industria.




En consecuencia, la ley castigará severamente, y las autoridades perseguirán con eficacia, toda concentración o acaparamiento en una o pocas manos de artículos de consumo necesario y que tenga por objeto obtener el alza de los precios; todo acuerdo, procedimiento o combinación de los productores, industriales, comerciantes o empresarios de servicios, que de cualquier manera hagan, para evitar la libre concurrencia o la competencia entre sí, y obligar a los consumidores a pagar precios exagerados y, en general, todo lo que constituya una ventaja exclusiva indebida a favor de una o varias personas determinadas y con perjuicio del público en general o de alguna clase social.

Por su parte, la Ley Federal de Competencia limita las posibilidades de las empresas para realizar acciones monopólicas. La Comisión Federal de Competencia ha combatido estas prácticas, en algunos casos con éxito. Sin embargo, en casos muy importantes ha fracasado, al enfrentarse al enramado burocrático o jurisdiccional, sobre el carácter de las empresas o de sus acciones, sin siquiera aproximarse al asunto mismo de los precios exagerados o del daño material a los consumidores. Aun cuando es muy probable que la Comisión haya logrado frenar prácticas que en muchos casos habrían resultado en precios exagerados, es evidente también que después de trece años de haberse creado esta Comisión, no se ha logrado un equilibrio de mercado en cuanto a los precios, que es lo verdaderamente importante para la eficiencia de la economía y el bienestar de usuarios y consumidores.

Es sabido que el abuso de los mecanismos de defensa de las grandes empresas, aunado a las deficiencias del marco jurídico, han logrado dilatar cualquier acción correctiva o consecuencia lógica de las resoluciones de la Comisión Federal de Competencia, sin siquiera haber llegado a cuestionar los precios exagerados o las terribles consecuencias a la ciudadanía.

Por lo antes expuesto, una Ley de Precios Competitivos que enfrente precios exagerados en el mercado es deseable y necesaria. Por ello, se plantea un mecanismo complementario al marco jurídico de regulación de la competencia, a través de la Ley que aquí se propone a ésta H. Cámara de Senadores, que oriente de manera eficaz una política pública en contra de los precios exagerados a partir del fundamento constitucional del artículo 28.


Es necesario y deseable, para dar máxima eficacia e independencia a la labor de observación objetiva de los precios en el mercado y a la labor de juzgar y decidir sobre las medidas correctivas o las sanciones a que haya lugar, que esta labor y esas medidas y sanciones operen en un ámbito distinto e independiente del ámbito de la Ley Federal de Competencia y de la Comisión Federal de Competencia. Como lo indica la experiencia de otros países que exitosamente han combatido los abusos de precios, distintas leyes y distintas comisiones son posibles y necesarias a fin de asegurar la independencia de criterios de reguladores que observan situaciones distintas, no siendo técnicamente óptimo ni deseable que un solo organismo analice y califique simultáneamente las situaciones de prácticas y conductas de las empresas con la situación objetiva de los precios competitivos, entre otras razones, para evitar cualquier posible conflicto de interés del regulador al considerar ambas situaciones.

Como se podrá observar, los efectos económicos de esta ley sobre los precios del mercado son viables, deseables y consistentes con las reglas de una economía de mercado eficiente y con una visión de protección social que garantice el sano desarrollo de la economía nacional.


Iniciativa de Ley

LEY DE PRECIOS COMPETITIVOS


Artículo 1°. La presente Ley es reglamentaria del artículo 28 Constitucional en materia de regulación de mercados para evitar la exageración de precios, es de observancia general en toda la República y aplicable a todas las áreas de la actividad económica.

Será aplicable supletoriamente la Ley Federal de Procedimiento Administrativo.

Artículo 2°. La presente Ley tiene por objeto:

I.- Establecer mecanismos que logren mantener un sano equilibrio en la determinación de precios en los mercados relevantes de bienes y servicios, con la finalidad de contribuir a las condiciones competitivas del mercado nacional.


II.- Impedir la exageración en los precios por parte de las personas físicas o morales señaladas en el artículo 4° de esta Ley, que puedan constituirse o constituyan un poder sustancial en el mercado relevante que corresponda.

Artículo 3°.Para efectos de esta Ley, se entenderá por:

a) Comisión.- Comisión Federal de Precios Competitivos.

b) Precio.- Valor pecuniario en que se estima un bien o servicio.

c) Precio con orientación competitiva.- Valor pecuniario con rangos mínimos y/o máximos establecidos por la Comisión.

d) Precio del mercado.- Valor pecuniario establecido por las variantes de la oferta y la demanda de los mercados relevantes a nivel nacional.

5. Exageración en los precios.- Diferencial en exceso de los precios de venta del mercado relevante nacional, en comparación con los precios más competitivos en los mercados de los Estados Unidos de América, Canadá y los países Centroamericanos.



6. Concentración.- Porcentaje determinado por la Comisión de las ventas domésticas de algún bien o servicio realizado por una empresa o productor y sus empresas filiales o subsidiarias, de un determinado producto o servicio considerando sus distintas variedades de presentación.



7. Empresas filiales o subsidiarias.- Todas aquellas otras empresas o entidades en las cuales una persona moral o sus accionistas principales poseen más del 5% del capital.



Artículo 4°. Están sujetas a lo dispuesto por esta Ley todas las personas físicas o morales, con o sin fines de lucro, dependencias y entidades de la administración pública federal, estatal o municipal, asociaciones, cámaras empresariales, agrupaciones de profesionistas, fideicomisos, o cualquier otro que por su actividad produzca o contribuya a la producción de bienes o servicios en la actividad económica del país, y que constituyan directa o indirectamente un poder sustancial en el mercado relevante que corresponda.


Los productores del Estado señalados en el artículo 28 Constitucional no estarán sujetos a las disposiciones de esta Ley, ni a las medidas y sanciones establecidas en la misma, excepto por lo señalado en el artículo 12 de esta ley.

Artículo 5º.- Para la determinación del mercado relevante, la Comisión deberá considerar los siguientes criterios:

I.- Las posibilidades de sustituir el bien o servicio de que se trate por otros, tanto de origen nacional como extranjero, considerando las posibilidades tecnológicas, en qué medida los consumidores cuentan con sustitutos y el tiempo requerido para tal sustitución;

II.- Los costos de distribución del bien mismo; de sus insumos relevantes; de sus complementos y de sustitutos desde otras regiones y del extranjero, teniendo en cuenta fletes, seguros, aranceles y restricciones no arancelarias, las restricciones impuestas por los agentes económicos o por sus asociaciones y el tiempo requerido para abastecer el mercado desde esas regiones;

III.- Los costos y las posibilidades que tienen los usuarios o consumidores para acudir a otros mercados; y

IV.- Las restricciones normativas de carácter federal, local o internacional que limiten el acceso de usuarios o consumidores a fuentes de abasto alternativas, o el acceso de los proveedores a clientes alternativos.

Artículo 6º.- Para determinar si una persona tiene poder sustancial en el mercado relevante, la Comisión deberá considerar:

I.- Su participación en dicho mercado y si puede fijar precios unilateralmente o restringir el abasto en el mercado relevante sin que los agentes competidores puedan, actual o potencialmente, contrarrestar dicho poder;

II.- La existencia de barreras a la entrada y los elementos que previsiblemente puedan alterar tanto dichas barreras como la oferta de otros competidores;

III.- La existencia y poder de sus competidores;





IV.- Las posibilidades de acceso del agente económico y sus competidores a fuentes de insumos;

V.- Su comportamiento reciente; y

VI.- Los demás criterios que se establezcan en el reglamento de esta ley.

Artículo 7°. Serán bienes o servicios sujetos a precios con orientación competitiva:

1. Los concesionados por el Estado;



2. Aquellos en manos de particulares que requieran para operar cualquier tipo de autorización o licencia del Estado;



3. Los artículos de consumo necesario e insumos para la producción cuando se originen en mercados en los que el 50% o más de la producción esté concentrada en cuatro o menos oferentes; y



4. Aquellos que aún sin estar concesionados, licenciados o autorizados por el Estado, se requieran para la producción, elaboración o comercialización de los bienes o servicios contemplados en los incisos a), b) y c) de este artículo.



Para la determinación de los bienes o servicios a que alude el presente artículo se tomará en cuenta el propósito principal de éstos, aunque en un determinado mercado puedan ofrecerse muchas de sus modalidades, con variaciones de color, dimensión, forma, modelo, características técnicas o cualquier otra distinción.

Artículo 8°. La Comisión establecerá de forma anual o cuando lo estime necesario, los precios con orientación competitiva tomando en cuenta cualquiera de los siguientes factores:

1. Los precios al consumidor;









2. Los costos normales de producción entendidos éstos como la suma de costos de materias primas utilizadas en el producto, costos de mano de obra directa, la depreciación de activos a la tasa anual conforme a los principios de contabilidad generalmente aceptados en México, sin que se reconozca la depreciación acelerada de activos, así como cualquier otro cargo fijo o variable inherente al proceso de producción física del bien o servicio



3. La situación de la oferta y la demanda del mercado nacional, y de los mercados de los Estados Unidos de América, Canadá y los países Centroamericanos;



4. Las políticas competitivas pertinentes;



5. Los precios de productos o servicios afines cuando haya lugar;



6. La importancia en el mercado relevante y el poder sustancial que en el mismo ejerzan quienes estén sujetos al establecimiento de precios con orientación competitiva;



7. El grado de concentración de las ventas en el mercado relevante de que se trate;



8. El Índice Nacional de Precios al Consumidor del periodo que resulte aplicable;



9. El porcentaje de la tarifa promedio ponderada a la importación de bienes prevaleciente en el momento, así como el porcentaje de la tarifa aplicable a los productos o insumos necesarios para la producción en México de los bienes o servicios de que se trate;



10. El tipo de cambio de los precios, bienes, productos o insumos a que haya lugar en el periodo que resulte aplicable;



11. Los riesgos que corre la economía de que se establezcan poderes sustanciales en el mercado y precios exagerados; y







12. Las circunstancias objetivas nacionales e internacionales que a juicio de la Comisión merezcan ser atendidas para estos efectos, incluyendo la existencia de prácticas comerciales desleales en el exterior.



Los parámetros serán tomados por la Comisión de las listas que emita el Banco de México, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, las Instituciones de Servicio Financiero, los Estados Financieros de las empresas involucradas, la Secretaría de Economía o de cualquier otra fuente que les refleje.

La Comisión deberá tomar en cuenta los precios netos, es decir, libres de todo impuesto de ventas, impuestos especiales, aranceles o tasas.

Artículo 9°. Se considera que existe exageración de precios cuando cualquiera de las personas contempladas en el artículo 4º de esta Ley, ofrezca bienes o servicios a un precio que sea superior al 10% del precio competitivo, según el Artículo 3º, párrafo e), arriba citado o bien a los precios con orientación competitiva que fije la Comisión de acuerdo con el artículo anterior.

Artículo 10°. La Comisión revisará anualmente o en cualquier momento, que los precios de mercado y los precios con orientación competitiva se ajusten a las disposiciones de la presente Ley. Esta revisión se hará de oficio o a petición de cualquiera agrupación de productores o consumidores ya constituida o que se constituya legalmente con el propósito de hacer cumplir esta Ley, o bien, a petición de cualquier entidad de la administración pública federal, estatal o municipal.

La Comisión analizará oportunamente aquellos casos en los que el porcentaje de la tarifa a la importación de algún conjunto de bienes o insumos necesarios para la producción, sea estadísticamente superior en grado significativo al porcentaje promedio ponderado de la tarifa de importación, de tal manera que impida al productor nacional ofrecer precios competitivos, para ajustar su criterio en lo que corresponde a ese bien.







Igualmente, la Comisión analizará si la producción del bien o servicio afectado por exageración de precios proviene de un mercado en el cual hay una concentración de las ventas o de la oferta del 50% o más en los principales cuatro oferentes.

Artículo 11. Cuando exista exageración de precios, la Comisión determinará la aplicación de una o más de las siguientes medidas:

1. Ordenar a los sujetos que incurran en exageración de precios que corrijan esa exageración y disminuyan los precios de los bienes y servicios dentro de territorio nacional, en los términos y condiciones que se determinen en la resolución respectiva.



2. Ordenar a la Secretaría de la Función Publica que proceda en términos del artículo 50 de la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público, a efecto de que todas las dependencias y entidades del gobierno federal, tanto centralizado como paraestatal, queden impedidas para contratar con las personas que incurran en exageración de precios. Esta limitación será aplicable al Poder Legislativo y al Poder Judicial.



3. Ordenar a las autoridades competentes que se permita la importación de productos alternativos, siempre que cumpla con el pago de las contribuciones que correspondan.



4. En los casos de servicios, con la finalidad de mantener o promover la competitividad y el empleo nacionales, ordenará a las autoridades competentes el otorgamiento de autorizaciones, licencias o concesiones a nuevos prestadores de servicios, sean nacionales o extranjeros, así como su inmediato acceso a los mercados como oferentes.



5. Ordenar la publicación en los tres diarios impresos de mayor circulación en el país, en los dos medios electrónicos más importantes y en las cinco estaciones de radio de mayor audiencia, al menos dos veces por mes, el diferencial de precios que haya determinado, con el fin de dar a conocer al consumidor la exageración de precios.








6. En los casos en que el bien o servicio se anuncie en televisión, sea abierta o restringida, ordenará tanto a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes como a la Secretaría de Gobernación que se implementen la medidas necesarias a efecto de que, inmediatamente después del anuncio del bien o del servicio de que se trate, se haga la mención expresa sobre la exageración de precios, con la finalidad de que el consumidor conozca tal circunstancia de forma inmediata.



7. Recomendar a las entidades federativas y a los municipios del país, la revocación, cancelación o suspensión de las concesiones, licencias o autorizaciones que hubiese otorgado a los sujetos acusados de haber incurrido en exageración de precios.



8. Recomendar a las entidades federativas y a los municipios del país, se abstengan de contratar con las personas a quienes se haya determinado dicha exageración.



Artículo 12. Tratándose de productos del sector energético como petróleo, electricidad, gas natural y cualesquiera otros en que los costos de producción nacional sean significativamente inferiores a los precios internacionales competitivos, los productores mexicanos deberán fijar el precio para la venta en el territorio nacional tomando en consideración el costo de producción, más un margen de beneficio razonable, sin consideración de los precios que de dichos bienes prevalezcan en el mercado internacional.

Cuando los bienes o servicios respecto de los cuales se determine exageración de precios sean ofrecidos en el extranjero, la Comisión podrá recomendar al Ejecutivo Federal la imposición de aranceles a la exportación, con el fin de eliminar desequilibrios en los mercados internacionales. Esta disposición será aplicable a los productos señalados en el párrafo anterior.

Artículo 13. La Comisión hará llegar su opinión a todas las entidades regulatorias que intervienen en las autorizaciones a oferentes de bienes o prestadores de servicios, y procederá a formular los proyectos de enmienda a las leyes y los reglamentos con ellos relacionados.




Cualquier autoridad o entidad regulatoria que retrase la consideración y el eventual otorgamiento de nuevas concesiones, permisos, licencias a prestadores de servicios en los casos de exageración en los precios, será considerada como infractora de esta Ley y coadyuvante en la exageración de precios, pudiéndosele sancionar en los términos de las leyes aplicables.

En el caso de violaciones por servidores públicos, la Comisión deberá enviar oficio debidamente fundado y motivado a la autoridad competente para que, de ser procedente, se inicie el procedimiento de responsabilidad administrativa a que hubiere lugar. Lo anterior sin perjuicio de la responsabilidad civil, penal o de otra índole que pudiere existir.

Artículo 14. En los casos de reincidencia o contumacia, la Comisión ordenará a las autoridades competentes que se proceda en contra de las personas que incurran en exageración de precios, a efecto de que:

1. Se decrete la expropiación, requisa o aseguramiento de los bienes, insumos, activos, maquinaria e infraestructura por considerarse de interés público y para salvaguardar los intereses colectivos de la Nación.



2. Se resuelva la revocación, cancelación o suspensión, de las concesiones, licencias o autorizaciones otorgadas en su favor.



3. Se les aplique el artículo 50, fracción XIII de la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público.



4. Se solicite, por la vía judicial, la disolución de la persona moral de que se trate.



Se considera que existe contumacia cuando dentro del plazo de 15 días hábiles computados a partir del día siguiente de la notificación de las resoluciones respectivas, los sujetos infractores se nieguen o abstengan de acatar las órdenes de la Comisión para que corrijan o disminuyan la exageración de precios, emitidas en términos del artículo 11, fracción I de esta Ley.






Existe reincidencia cuando los sujetos infractores, dentro de los 10 años siguientes a la notificación de las resoluciones que determinen que ellos incurrieron en exageración de precios, sean de nuevo acusados con base en esta Ley, con independencia de que se trate de otro mercado relevante y con un distinto poder sustancial.

Artículo 15. Para efectos de lo previsto en los artículos 11 y 14, la Comisión deberá considerar la gravedad de la infracción, el daño causado, los indicios de intencionalidad, el poder sustancial del infractor en los mercados relevantes, el tamaño y la importancia de estos mercados, la duración de la exageración de precios, la reincidencia o antecedentes del infractor, así como su capacidad económica.

Artículo 16. Con independencia de lo establecido en los artículos 11 y 14, la Comisión demandará por la vía judicial el resarcimiento de daños o perjuicios que directa o indirectamente hayan sido ocasionados a la economía nacional, a aquellos a las personas que mediante resolución firme y definitiva hayan sido acusadas de haber incurrido en exageración de precios.

Artículo 17. Los sujetos que mediante resolución firme y definitiva hayan sido acusados de haber incurrido en exageración de precios, serán responsables del pago de daños y perjuicios, directos o indirectos, ocasionados a terceros por ese motivo. Estas acciones se deducirán antes lo tribunales de la federación que correspondan.

Artículo 18. Para la determinación de los precios con orientación competitiva y los demás artículos de esta Ley, se crea la Comisión Federal de Precios Competitivos, la cual estará dirigida por un Presidente, mismo que será designado por tres cuartas partes de la Cámara de Senadores o en su caso de la Comisión Permanente.

Además, la Comisión estará integrada por tres vocales que gozarán de irrefutable probidad y conocimientos técnicos en la materia. Además, cada uno de los vocales deberá tener una destacada participación en los siguientes sectores y dichos sectores deberán estar en todo momento representados en la Comisión:






1. En el ámbito académico; o



2. Como empresario en el sector de la pequeña o mediana industria o en la prestación de servicios; o



3. Como funcionario en algún organismo del Estado directamente relacionado con la regulación de la industria o con el comercio internacional.



La Comisión contará además con un Secretario.

Las decisiones de la Comisión se tomarán por mayoría simple de votos de Presidente y Vocales y en caso de empate el Presidente tendrá voto de calidad.

Las atribuciones de la Comisión, de su Presidente, Secretario y Vocales estarán determinadas en el Reglamento de esta Ley.

TRANSITORIO

PRIMERO. La presente Ley entrará en vigor a los 60 días de su publicación en el Diario Oficial de la Federación.

SEGUNDO. El Presidente de la República estará obligado a expedir y publicar el Reglamento de esta Ley, precisamente en la fecha en que la misma entre en vigor.

TERCERO. La Comisión Federal de Precios Competitivos deberá estar constituida a más tardar 90 días después de la entrada en vigor de esta Ley


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Por lo anteriormente expuesto, por su digno conducto, me permito someter a la consideración del Honorable Senado de la República, la Iniciativa de Ley de Precios Competitivos antes detallada.






Reitero a ustedes, Coordinadores Parlamentarios del Frente Amplio Progresista del Honorable Senado de la República, las seguridades de mi consideración atenta y distinguida.







México, D. F. a 22 de noviembre de 2006




ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR

Presidente Legítimo de México



BOLETÍN 3

El boletín 3 es una tabla comparativa (en formato xcel) de los precios de diversos bienes y servicios entre Estados Unidos y México. Se puede bajar de este link:

http://s25.quicksharing.com/v/3961476/Precios_comparados_061117.xls.html


Y finalmente el BOLETÍN 4:

México Distrito Federal, 22 de noviembre de 2006

INVITACIÓN

Atención Reportero y/o

Jefe de Información

P r e s e n t e .



El secretario de Relaciones Políticas, José Agustín Ortiz Pinchetti, presentará y ofrecerá a los integrantes de las fracciones parlamentarias del PRD, PT y Convergencia en el Senado de la República una explicación sobre el contenido de la iniciativa de Ley de Precios Competitivos.

La cita es mañana jueves 23 de noviembre, a las 10.30 horas, en el Salón Los Vitrales del recinto senatorial, ubicado en Xicoténcatl Número 9 Centro Histórico Distrito Federal C.P 06010, delegación Cuauhtémoc.


Una razón más para apoyar al peje en el 2006.

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